Capítulo 9

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Alexander Volks:

No sé si debería ayudarla, a la mierda lo voy a intentar.

Sólo toqué la puerta y la abrí levemente, viéndola a ella abrazando sus rodillas detrás de un lado de su cama viendo hacia el balcón llorando.

-¿Puedo pasar?- pregunto y ella me voltea a ver llena de lágrimas y solo asiente -¿Qué tienes hermosa? - le digo mientras entro a la habitación y me siento junto a ella.

- No puedo cumplir mi promesa- dijo ahogandose en lágrimas - Lo estoy decepcionando.

-¿Qué promesa hermosa?- le pregunto rodeándola con mi brazo y ella seca sus lágrimas.

- Nunca le he contado nada de esto a nadie - dice secándose las lágrimas e intentando respirar para dejar de llorar - Eres la única, primera y última a la que se lo cuento- dijo y una sensación de intriga me aturdió, además me sentí importante y que ella podía confiar en mí.

- Cuando tenía 6 años Rafael me rescató de unos mounstros que me tenían encerrada, sin comida ni agua, sin luz, si gas, sin calefacción a medio invierno, no tenía nada pero ellos todo. Tenía tantas marcas y cicatrices en mi cuerpo que por eso me tatué, encima de las marcas, lara taparlas, aunque todavía se ven algunas. Ese día, a esos horribles seres humanos se les ocurrió prenderle fuego a una niña  pequeña, cuando ya lo habían hecho llegó Rafael y me salvó, me dijo que matara a mis padres y me llevó a vivir con él, a Sinaloa, me ha cuidado desde entonces, desde hace veinte años, y prometí que yo le devolvería el favor y yo lo salvaría - dice mientras otra lágrima se escapa de su bello rostro - El cáncer lo está matando, y yo no puedo hacer nada, vamos prácticamente diario a la quimioterapia y no ha hecho nada, cada vez está peor, y dice el doctor que le quedan 4 meses de vida- dice mientras me voltea a ver a los ojos y siento tanta pena por ella, por todo lo que pasó y lo que le espera cuando su padre muera.

Yo simplemente la abrazo y ella recarga su cabeza en mi hombro, es tan buena persona, pero no lo demuestra con cualquiera.

-¿Puedo preguntarte algo?- digo mientras la miro a los ojos.

-Claro- dice mientras se voltea levemente para tenerme de frente.

-¿ De quién es esa camiseta?- pregunto con demasiada duda- ¿Tienes novio y es de él?

Empieza a reírse a carcajadas y nueve su cabeza de lado a lado diciendo que no.

- Jajajaja, para nada- dice riéndose y secándose las lágrimas- Es mía, tengo muchas camisetas de hombre, y ninguna se la quité a algún hombre, me gustan las camisetas de hombre, como son holgadas y cómodas, y normalmente las utilizo como pijama y tengo muchas- dice frotándose los ojos y apartando las lágrimas de sus bellos ojos negros mientras me mira con tranquilidad. -¿Qué? ¿Te pusiste celoso porque tengo una camiseta de hombre?

- N...No, para na.... nada- dije y ella me miró raro pero con una hermosa sonrisa.

-¿Por qué estás rojo?- me preguntó mientras tomaba mi cara entre sus manos y acariciaba mi pómulo con su suave pulgar -¿Tanto te gusto?¿Aunque apenas nos conozcamos?

No sé que responderle, siento una atracción por ella, sé que me voy a enamorar, pero no quiero lastimarla en ningún momento.

- No estoy rojo, seguramente es porque tienes los ojos llenos de lágrimas- digo y ella suelta mi cara y se pone un poco triste - Pero.... Tienes razón, tanto me gustas- solo siento una mirada de sorpresa en mí - Aunque apenas nos conozcamos. Y no creas que te digo esto ahora para aprovecharme porque estás trist- no me dejó terminar y me besó.

Al principio me sorprendí pero seguí con el beso, sus labios son tan suaves, toma su cara con mis manos, era tan delicada pero fuerte y valiente al mismo tiempo, es tan bella pero con tantos demonios para luchar.

Nos separamos después de varios minutos besándonos.

- No creo que quieras aprovecharte de mí - dijo mientras me sonríe y yo le devuelvo la sonrisa, y ella vuelve a recargar su cabeza sobre mi hombro mientras mi brazo izquierdo la rodea.

-¿Sandra te dijo cuál es tu cuarto?- preguntó mientras ve fijamente por el balcón mirando las estrellas.

- Sí, pero me negué a ir - dije y ella se rió - Estaba preocupado por ti, estuviste mucho tiempo afuera y pensé que tal vez te había pasado - dije sin pensarlo dos veces y ella se sorprendió.

-¿Te preocupaste por mí? - dijo frunciendo el ceño y viéndome raro.

- ¿Sí?- dije sonriendo.

- Cada vez me sorprendes más Alexander Volks- dijo mientras se levantaba y me extendía su mano para tomarla y ayudarme a levantarme. Lo cual hice con su ayuda.

-¿Por qué no fuiste a tu correspondiente cuarto Alex?- Me sorprende que me haya llamado Alex, nadie lo hace ni lo ha hecho, ya que no los dejo, pero la manera en la que ella lo dice es como música para mis oidos, y lo amo.

- Simplemente no tuve tiempo ni ganas- digo mientras empiezo a caminar junto a ella.

-¿Quieres dormir conmigo?- dijo y realmente me sorprendió su pregunta.

-¿ Estás segura?- pregunto y dejo de caminar al igual que ella.

- Suena peor en voz alta - dice mientras coloca una mano sobre su cadera y la otra en su frente- Pero sí, estoy segura, eres la única y primera persona a la que le he preguntado esto y probablemente la última- dijo mientras frotaba su frente -¿Entonces?

- Sí es contigo claro que sí- dije tomando su mano mientras le sonreía y ella me devuelve la sonrisa mientras acaricia mi mano.

- Utilicen condón - gritó el padre de Fernanda desde el piso de abajo en la cocina pues tenía vista hacia el pasillo por el que estábamos caminando. Fernanda se sonrojó un poco y le dedicó una mirada asesina a su padre - Yo sólo digo que de protejan- dijo su padre viéndola a los ojos y sonriendo mientras se daba la vuelta.

Fernanda y yo solo nos reíamos a carcajadas mientras seguimos caminando por el pasillo hasta otras escaleras, las cuales llevan al tercer piso, dónde hay un cuarto con un proyector, supongo que para ver películas con sillones que se ven extremadamente cómodos, otro que está cerrado y no se logra ver nada dentro de él, y el último que está lleno de pinturas y estatuas, supongo que son hechas por ella.

Hay otras pequeñas escaleras en espiral negras que suben a la terraza, hay unos pequeños sillones y luces para ver el cielo por la noche.

-¿ A quién se le ocurrió hacer esto?- pregunto viendo lo bonito que se ve el cielo sentandome en un sillón compartido.

- A mi- dice mientras se sienta junto a mí y se queda viendo fijamente a las estrellas -¿Te gusta?

- Mucho- respondo mientras le sonrío y ella me responde la sonrisa.

Amor Entre MafiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora