I'm not Korean (Jenlisa Gip)

Capítulo 33

Jennie

—¿Por qué están usando negro? —pregunto a Nayeon, ella incluso tiene una gorra.

—Porque esta es como una misión secreta.

Ruedo mis ojos divertida, al tiempo que distraídamente Minhyuk toma la mano de Nayeon, no me tomo la molestia de ni siquiera pensar qué hace Minhyuk aquí suficiente, explicación hay en el hecho de Nayeon con el chupetón del tamaño de un mapa en su cuello. Lindo y apasionado.

—¿Qué estamos esperando? —cuestiona Jisoo con impaciencia ignorando la mirada de cachorra pateada que Rosé le envía.

—Estamos esperando a que la prima de nuestra coreana llegue —dice Bambam recostado en la pared—. Somos muchas personas.

—Bueno, yo solo te invité a ti, pero ya ves cómo se corre la voz —murmuro.

—Ahí viene la coreana rubia —señala Jisoo.

Efectivamente en un vestido azul que reconozco como el que mamá le regaló, Miyeon entra al lugar. Esta maquillada, ella no aparenta veinticuatro años, se ve más joven.

La detesto. La detesto con fuerza e intensidad. Con tanta fuerza que si tuviera poderes telepáticos le reconstruiría un himen súper fuerte que ningún pene pudiera traspasar para que pasara por el dolor una y otra vez. Y ese solo es el castigo más leve que se me ocurre. Si tan solo tuviera poderes.

Ella habla con el recepcionista, quien supongo le dice la habitación donde la espera Lisa. Sé que no pasará nada, pero solo la idea de ella en una habitación con Lisa me causa náuseas. La vemos subir al ascensor y siento mi cuerpo temblar.

—Calma Jenjen, ya pagará el precio de su putismo.

—¿Es putismo una palabra, Nayeon? —Pregunta Minhyuk.

—Calla, Minhyuk, es una palabra y punto. No me contradigas. Ya veo porque eres mi ex.

—¡Ah, ya veo! Son el tipo de ex que follan. Qué genial, toda una faena —indica Rosé subiendo y bajando continuamente las cejas hacia ellos. Jisoo ríe y creo que Rosé se siente complacida de haberla hecho reír. Pobre.

—¿Cuánto tenemos que esperar? —pregunta Nayeon impaciente, parece una pequeña niña ansiosa por un dulce.

—Cuando Lisa mande un mensaje —respondo por enésima vez. Quizás estoy un poco irritable.

Mi angustia crece a medida que pasan los minutos, ¿Qué pasa si Miyeon la amarró y está chupándola contra su voluntad? Joder no confío ni un poco en ella.

—No te desesperes —murmura Jisoo.

El celular de Bambam suena y él sonríe. Tira de la soga en sus manos con una sonrisa encantadora.

—Es el momento de entrar en acción —Nos dice y todos lo seguimos.

Cuando nos ponen objeciones por dejarnos subir, Bambam de una manera para nada discreta deja una cantidad bastante generosa de dinero, casi olvido que ellos son asquerosamente ricos. Pero creo que más que el dinero, el administrador rubio está cautivado por Bambam, y Bambam se aprovecha de ello guiñándole un ojo y caminando hacia el ascensor.

Cuando estamos dentro del ascensor no puedo evitar reír.

—¿Vas a follártelo? —cuestiono demasiado curiosa por una respuesta. Al menos no soy la única.

—No me gustó.

—Da la impresión de que eres un poco exclusivo con tus elecciones —murmura Rosé—, eres como una perra pretenciosa.