Capítulo 32

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Min-hee

Cumpleaños numero dos de Lisa. (Antes de Jennie)

—No quiero ir— murmuro aferrada a mi toalla.

Nam-gil me mira a través del espejo antes de ponerse su camisa roja. Por un momento sonrío. La camisa le queda de maravilla.

—Pero son nuestros amigos, a única pareja de amigos que conocemos que estén casados como nosotros.

Miro mis dedos. Ji Chul y su esposa me agradan, no hay ningún problema con ellos. El problema es Jung-jae, el siempre será el problema.

Estoy lo suficiente asustada cada vez que rodea a Nam-gil, tengo el absurdo miedo de que pueda cambiar a mi esposo, de que pueda lastimarlo.

Es bastante cruel la manera en la que cuando pensé que podía solo dejarlo en el pasado, el apareció en Manchester. Hace un año.

Ha sido un año de cartas, de acorralamientos y acosos continuos que me tienen con los nervios de punta.

Cuando pienso que quizás puedo decirle a Nam-gil lo que ocurrió hace un tiempo en el último día del festival en Corea. De que alguna manera Jung-jae se mete en mi cabeza.

Me dice como yo lo deseé, como ni luche y no lo detuve. Insiste en que yo quería, en que nunca dije >>no<<, que cada >>no<< que pienso que emití está solo en mi cabeza. Y, a veces, solo a veces, me siento culpable, culpable de que ocurriera.

No quiero que mi esposo me vea como una mujer sucia, una usada. Aun peor: no quiero que Nam-gil piense que simplemente yo me deje seducir y lo engañe.

Nam-gil es mi mitad. Mi complemento, un hombre por el que daría mas que mi vida. Creí en un pasado que Hyun Bin sería el gran amor de mi vida, cuando el murió dolió mucho. Pero con Nam-gil todo es más fuerte, la simple idea de perderlo duele.

Salgo de mis pensamientos notando las manos de Nam-gil en mi rostro, me mira fijamente. Me mira con amor, a veces siento que ese amor no lo merezco. En que ese amor no es para mí, por que dejé que otro hombre me tocara, no me esforcé quizás lo suficiente para detenerlo.

Luego están esas veces en la que mama llama llorando y dice como yo nunca seré suficiente para Nam-gil, que cuando menos me lo espere él va a abandonarme porque solo soy una mujer coreana que criada para ser la esposa real.

Mamá tiene mayores capacidades para meterse en mi mente de la que tiene Jung-jae. Son mas fuertes y consiguen hacerme sentir menos, hacerme sentir pequeña.

Consigue hacerme creer que la abandone por un hombre. Que la abandone a ella junto a Irene, Miyeon y Ye-jin. Consigue hacerme sentir culpable, una que no puedo quitarme.

—¿Qué sucede, amor?

—No, no me siento bien, No quiero ir.

—¿No quieres ver a la dulzura de Lisa? Pensé que te gustaba realmente esa niña, digo, te tiene envuelta alrededor de su dedo.

No puedo evitar sonreír, es una niña preciosa, aunque pocas veces sonríe y se cree una pequeña adulta. Esa actitud la ayudara el día de mañana para enfrentar al mundo, por su condición. Esa niña es realmente única. Es especial.

—Quiero verla, pero....

—¿Pero ¿qué?

Respiro hondo y, sin poder evitarlo, envuelvo mis brazos alrededor del cuello de mi esposo. Del hombre que me sostiene a veces sin darse cuenta. El hombre que representa la única decisión de la que estoy segura nunca me arrepentiré.

Venir con él a este país ha significado estar con el y de eso no puedo arrepentirme.

—Quiero un bebé — murmuro contra su oído.

I'm not Korean (Jenlisa Gip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora