13. TELETRANSPORTACIÓN

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DORIAN

—Seamos racionales —Brooke, que está frente a mí en la mesa de la cocina de nuestra casa, se hace una coleta intentando peinarse todo el desastre que le dejó el vuelo en escoba—. Aunque le demos el collar no nos va a dejar en paz.

—No especificó cuándo nos dejaría libre —me rasco la ceja—. Tampoco se nos ocurrió en su momento.

Brooke apoya su mano sobre su mentón y alza la vista hacia el techo para pensar.

También pienso en algo. Cualquier cosa para sacarnos de esta. 

—Vicky. ¿Cómo estás? —Brooke gira sobre su costado dándole una sonrisa a mi hermana menor.

Me giro para ver a Vicky en su pijama y con una botella de agua entre las manos. Ella nos mira uno a uno, preguntándose qué hacíamos los dos afuera, juntos y muy tarde por la noche. Estrecho los ojos en su dirección, como queriendo decirle «mañana hay escuela. Tú también deberías estar en cama». 

—Bien —le responde mi hermana. Señala la reliquia que tenemos justo en medio de nosotros—. ¿Es un collar maldito o algo así?

Intento permanecer tranquilo y clavo los ojos en Brooke. Ella me echa una mirada antes de dirigirse a Vicky.

—No —le dice, con una sonrisa—. No está maldito. 

Frunce los labios.

—Una pena.

Se encoge de hombros, saca una manzana verde del cesto de la mesa, y se va por donde vino.

—Me encantan sus vibras de Wednesday Addams —Brooke suspira anhelante mientras Vicky se va.

—Volviendo al tema... —me tiro hacia atrás, apoyándome sobre las patas de la silla—. ¿Qué haremos con el collar? Seguro nos está esperando por ahí afuera.

—Usaremos el otro método para viajar.

Abro los ojos y casi me caigo de la silla por enderezarme de golpe.

¿Está pensando en lo que creo?

—Todavía no llegamos a ese hechizo —muevo mis piernas agitado.

Ella me guiña un ojo y se echa su cola hacia atrás en un gesto casual.

—Pero conozco a alguien que nos puede ayudar —sonríe.

Es la primera vez que la veo sonreír así: maliciosa, con ganas de romper las reglas. No sabría decir si eso me gusta o me asusta.

☆ ☆ ☆

Resulta que ese alguien es más bien ese gato.

Cinnamon.

Observo al felino escéptico. Su cola se mueve de un lado a otro mientras nos escrudiña con una expresión suspicaz. Ladea su cabeza y observa a Brooke con esos ojos amarillos suyos. Nunca había visto un gato siamés con ese color de ojos. Por lo general siempre suelen tenerlos azules.

Quizás se deba a que no es un gato común. 

Suspiro.

El gato habla.

—¿Quieres que los ayude a transportarse?

—Sí —asiente Brooke con demasiado entusiasmo para mi gusto.

—¿Por qué? Está prohibido para ustedes los menores. Y es un truco más avanzado.

—Pero nosotros lo haremos —contesto.

TRUCO, TRATO, AMOR Y MALDICIONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora