37. CACERÍA DE BRUJAS

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DORIAN

Caos.

Todo es un caos.

Erick se lleva las manos a la cabeza y no deja de caminar en círculos balbuceando palabras. Su padre, el superhéroe (que por suerte no le pasó nada al tener aquel disfraz con vida), fue detrás de su hija y de Brooke. No sirvió de nada. Ellas ya estaban volando con Cecil en una escoba. Ahora el señor Faris está afuera, derrotando a los otros monstruos disfrazados.

—Se llevó a mi hermana. Se llevó a mi hermana. Se llevó a mi hermana —Erick, asustado, no deja de repetir.

—Ya —lo detengo por los hombros—. Basta. Si actúas así no ayudarás en nada. Céntrate.

Los ojos oscuros de Erick se mueven hacia todas partes.

Hécate, perdóname por esto.

No lo pienso dos veces, alzo mi mano y le doy una bofetada en la mejilla.

Auch.

Sacudo mi mano al sentir aquella vibración contra el golpe. Dolió, pero funcionó.

Erick me contempla con una mirada ardiente.

—¡Auch! —se lleva una mano al rostro.

Intento no hacer una mueca cuando veo que se le está poniendo rojo. En vez de eso, le lanzo una mirada seria. Por suerte, la gente a nuestro alrededor ni siquiera nos mira. Todos están concentrados en lo que pasa afuera, miedosos por si llegan a entrar los monstruos de la noche.

—¿Ya? —inclino la cabeza para mirarlo—. No fue tan fuerte.

Mentira.

—Díselo a mi cara roja.

—Por lo menos funcionó. Ahora, ¿quieres rescatar a Norah o no?

Erick asiente y de mala gana se endereza. Mi abofeteada ya había quedado atrás.

—Por supuesto que quiero. Es mi hermana.

—Entonces, sígueme. Tenemos a una bruja que cazar.

☆ ☆ ☆

—Estoy sin auto —recuerdo.

Me llevo ambas manos a mi cabello. Cada segundo que pasa, Brooke y Norah están cada vez más en peligro.

—Pues qué bueno que estamos en el pasillo de limpieza —Erick señala a su derecha.

☆ ☆ ☆

Estoy volando a través del cielo nocturno, el viento gélido azota mi rostro, haciendo que mis ojos se entrecierren por el ardor. Pero no tengo tiempo para sentir dolor, mi única prioridad es encontrar a Brooke y Norah, y asegurarme de que estén vivas.

Antes de subir a la escoba que tomé prestada del Mini-Supermercado, veo a mi padre con las tías de Brooke. La señora Agnes, con su cabello gris y su bata de laboratorio, parece estar casi bien, gracias a su formación científica. Mi padre, por otro lado, está completamente sumido en su disfraz de alienígena, hablando con la señora Agatha en un idioma extraterrestre. Erick decidió quedarse para ayudar a su padre y a los demás, y me dio su confianza para que rescatara a su hermana.

—Confío en ti —me dijo, con una mirada seria—. Trae a mi hermana con vida.

Cuando veo el bosque a lo lejos, y a los niños caminando hipnotizados hacia la entrada de la oscuridad, hago que la escoba se apresure y me inclino sobre ella para volar sobre los árboles. Intento llamarles la atención, pero es inútil, están completamente bajo el control de Cecil.

La única ventaja es que están moviéndose muy lentamente, lo que me da tiempo para encontrar a Brooke y Norah. Un punto luminoso llama mi atención, y me acerco sigilosamente. Bajo mis pies, veo a Cecil revolviendo un caldero, el vapor humeante sube hasta arriba y las burbujas hirvientes comienzan a desbordarse.

Norah está allí, frente al caldero, atada de los pies y de las manos en una silla, con una mordaza en la boca. Mi corazón late fuertemente cuando mis ojos dan con Brooke, forcejeando con la soga que la tiene amarrada en el tronco de un árbol a pocos centímetros de la bruja y de la niña. A diferencia de Norah, Brooke no tiene una mordaza, pero tampoco veo el collar de rubí sobre su cuello, tal como lo habíamos planeado.

Solo espero que Cinnamon esté haciendo su parte del plan.

Silencioso, desciendo con la escoba, listo para actuar.

TRUCO, TRATO, AMOR Y MALDICIONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora