22. DE REGRSO AL MUSEO DE BRUJAS

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BROOKE

Dorian decidió que lo mejor sería dejar el auto unas manzanas más atrás para no crear sospechas. Tuvo que cargar a Norah en su espalda como resultado. Ella simplemente no pensaba ensuciar sus pantuflas de conejitos.

Ahora estamos a medio metro del museo, ocultos entre las sombras.

—¿Un gatito acaba de salir de tu mochila?

—¿Huh? —me volteo hacia Norah.

—Un gatito, Brooke —Dorian me toca el brazo y hace un movimiento de cabeza para que siga su dirección.

Bajo mis ojos y los abro al ver a mi gato sentado sobre el frío césped junto a nosotros.

Grito para mis adentros.

El muy malo me siguió hasta aquí. Dentro de mi mochila.

Con razón pesaba más de lo normal.

—Este es Cinnamon —trato de sonar normal y para nada histérica como me siento en este momento. Me agacho para recoger a Cinnamon y lo tomo entre mis brazos. Miro a Norah—. ¿Quieres cargarlo?

—Ni se te ocurra —Cinnamon dice.

Aguanto la respiración.

Lo iba a matar llegando a casa.

—¿Qué fue eso? —Norah pregunta, mirando hacia los lados.

Suelto una tos.

Erick detrás de Norah se tapa la boca aguantando la risa.

—Yo. Alergias. No a los gatos, sino a... —inhalo con fuerza—. A las flores.

—Estamos en otoño —Norah se cruza de brazos con una expresión sospechosa.

—Hummm... —le doy la espalda a la niña y me centro en mi falso novio—. ¿Dorian, cariño? ¿Dijiste algo?

Dorian, al igual que su amigo, intenta aguantar la risa. En cualquier caso, al ver mi expresión de ayuda, carraspea su garganta y se enfoca en la niña.

—Eh, sí. Repasemos el plan. ¿Norah?

La niña cuadra sus hombros.

—Solo debo agarrar un libro forrado, abrir las páginas y... ¿sacarles fotos?

—O grabarlo —le comento inclinada a su lado. Cinnamon y Norah eran los únicos que no estaban agazapados contra las ramas de los arbustos—. Lo que te parezca más cómodo.

—Debe tener cientos de páginas como todos los libros. Tardaría una eternidad.

—Ya veremos —Dorian nos mira sobre su hombro—, tranquila.

—¿Y por qué en el Museo de Brujas? ¿Qué es lo que quieren robar?

—No lo vamos a robar. Solo a mirar.

—Erick —Norah inquiere, esperando una respuesta por parte de él. Éste nos mira antes de responderle a su hermanita.

—Lo siento. Yo no lo sé, renacuaja.

—Humm... Está bien —da un paso al frente y nos mira uno por uno—. Hagamos esto pronto. Si nuestros papás nos descubren te matarán. Y a ustedes igual por ser la mente maestra.

—Ella es la mente maestra.

Abro la boca, claramente ofendida. De un manotazo bajo la mano con la que Dorian me señala como el villano de la historia.

—¡Dorian! —siseo.

—¿Y cómo saben que no hay guardias? —Erick alza su cabeza para mirar sobre las pocas hojas que le quedaban a las ramas.

TRUCO, TRATO, AMOR Y MALDICIONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora