DORIAN
—Solo tenemos media hora —nos dice Brooke a Norah y a mí.
Antes de entrar, decidimos que lo mejor sería que alguien se quede por si se llega a acercar alguien. De manera que Erick nos está vigilando y cubriendo las espaldas.
Y con respecto al guardia, con fuerza de los tres (Brooke, Erick y yo) tuvimos que mover su cuerpo hasta detrás de un arbusto en el antejardín del museo. Casi hiperventilo ahí mismo ante la idea de estar arrastrando un cadáver. Casi. Estoy demasiado nervioso por Brooke como para preocuparme por otras cosas. Y ahora también estoy nervioso por la maldita bruja, Cecil.
—¿Cuál es el libro? —pregunta Norah.
Lo más sorprendente de la niña es que ni siquiera preguntó cómo desmayamos al señor que está afuera tirado en el frío y húmedo césped. ¿Era raro que no pregunte por aquello? Aunque, de todos modos, no tengo derecho de decir que eso es «raro» cuando nosotros ya somos los más raros de todo Salem.
—Ese de allá —le señalo.
—Está dentro de una vitrina.
Me llevo una mano al pecho.
—No, ¿en serio? Pensé que estaba flotando.
—Muy gracioso —estrecha sus ojos. Si pudiera y tuviera la edad, estoy seguro de que me mostraría su dedo corazón.
—Está bien, deténganse —Brooke se interpone.
Aquí va. Mis nervios, de nuevo. Me corro un poco hacia la derecha y casi choco con un candelabro. Norah enarca su pequeña ceja y Brooke ni siquiera me mira.
Por Hécate, ni siquiera me devolvió la sonrisa. Me odia. Aunque no debería importarme. ¿Cierto? Cierto.
—La vitrina se abre con una llave —continua Brooke—. Llave que tengo a mano.
Lo que dice es en parte verdad y en parte mentira. Sí, tiene una llave para abrirla. Llave que yo le pasé en casa. Unas horas antes de marcharnos, estuve rebuscando entre las cosas de mi padre la llave mágica que abre todo. Literalmente. Cualquier tipo de cerradura sea pequeña o grande, la llave se transforma y se adapta para ser utilizada. Se la había pasado a Brooke porque creímos que lo mejor sería que ella lo hablase con Norah. A ella no le agrado. Se nota, ¿no?
Brooke se acerca a la vitrina y Norah y yo la seguimos para mirar sobre su hombro.
Un suave sonoro suena en el momento en que se abre.
Brooke se aleja, le pasa su teléfono a Norah.
—Está muy alto —Norah nos dice. Tenía que ponerse de puntillas para alcanzar a mirar el libro.
Rodo los ojos y en un rápido movimiento la tomo entre mis brazos. Para mi suerte, ella no dice nada. Se limita a abrir la cámara del teléfono de Brooke y me dice que me aproxime más.
—¿Me pueden decir por qué ustedes no lo hacen?
—Ya te dimos el pago. Sin preguntas.
Nora bufa y con un encogimiento de hombros, abre el libro de las Hermanas Extrañas.
☆ ☆ ☆
Las páginas iban pasando y cada vez que salía algo nuevo (básicamente todo), Brooke y yo nos echamos un vistazo. Nunca hemos visto nada como esto. Es un libro en verdad oscuro. Y todo está quedando registrado en las fotos que Norah va tomando. Procuraba ir enfocando las páginas amarillentas del libro e iba lento para poder leerlo bien. Gracias a Hécate no nos ha preguntado nada al respecto.
De momento.
El libro de las Hermanas Extrañas ya comienza algo turbio. En la primera página contenían las firmas de las hermanas, en la segunda página ya nos mostraban conjuros malignos: «Invocar a un ser del infierno». Tuve que reprimir un escalofrío.
«Cómo hacer que se enamore perdidamente de ti hasta la muerte. Muñecos vudú. Hechizos del mal. Hechizos para condenar. Atormenta a tus enemigos».
Hasta que lo vimos.
«Cómo invocar a un muerto».
«El elixir de la juventud».
Oigo a Brooke tomar una bocanada de aire y permanecemos impasibles mientras Norah termina de tomar las fotos entre mis brazos. Lo ideal es sacarle a todo libro en caso de cualquier cosa. Más tarde analizaremos todo.
Al contrario de cómo se ve a simple vista, el libro no es tan largo. Y si lo pensamos, estas hermanas solo tuvieron este libro con ellas por un año, quizás incluso menos.
Bajo a Norah de mis brazos y ésta le devuelve el teléfono a Brooke.
—Gracias, Norah —Brooke le dice—. De verdad. No sabes cuánto lo agradecemos.
Norah, de brazos cruzados, chasquea la lengua y me echa una mirada esperando una respuesta de mi parte.
—Te lo agradecemos, Norah —confirmo, metiendo mis manos en los bolsillos de mis pantalones.
Norah abre su pequeña boca para responderme, pero se ve interrumpida por la voz de Erick detrás de la puerta.
—¡Ya se va a acabar el tiempo! ¡Es mejor que se apresuren!
Brooke abre la puerta y Erick casi cae de bruces por estar apoyado en ella.
—Hemos terminado, podemos irnos —Brooke y Norah pasan por su lado. Oigo decir a esta última:
—Sí sabes que tengo muchas preguntas, ¿cierto?
Me acerco a mi amigo y le doy una palmada en el hombro.
—Gracias por esta, Erick. También te debemos una.
Erick se encoge de hombros indiferente e inspecciona sus uñas sin darme una ojeada. Obviamente está fingiendo. Le gusta hacer esta clase de cosas. Ayudar y meterse en problemas al mismo tiempo.
—Cómprame el almuerzo de mañana y estamos a mano —levanta su cabeza y la mirada se le ilumina—. Oh y...
Ambos nos detenemos cuando oímos a Brooke ahogar un grito. Alarmada se pone delante de Norah, protegiéndola. Sigo su mirada, comprendiendo el por qué de su reacción.
—No puede ser cierto —murmuro.
—Oh, sí —Erick se nos adelanta—. Esta es Cecil. Estuvimos hablando un poco mientras los esperaba.
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TRUCO, TRATO, AMOR Y MALDICIONES
JugendliteraturBROOKE Se supone que los dieciséis años debería ser normal para una chica. Salvo que, esta chica, no es nada normal. Mi familia y yo somos brujos. Solo tengo que decir aquella palabra para dar por confirmado que mi vida es... mágica. Y también anorm...