32. EMILY MARSHALL

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DORIAN

¿Los fantasmas pueden morir? Ya sé que no, pero me lo estaba preguntando al notar que la mujer que tenemos frente a nosotros está a nada de darle un ataque al corazón.

Hasta que menciona que es la hermana de Cecil.

La maldita bruja a quien reviví por accidente y que está a nada de deshacerse de todo Salem... es una de las Hermanas Extrañas. Y ahora también tenemos a Emily Marshall con nosotros. La única persona que amaba Cecil, según sus palabras.

Por eso se quedó mirando fijamente el cuello de Brooke. El collar de rubí es suyo. Debe de parecerle extraño que alguien más, después de muchos años, lo esté usando.

—Cecil lo quería para ella.

Todos me quedan mirando.

—El collar —vuelvo a hablar—. Dijo que, si conseguíamos el collar, tendría piedad con nosotros.

—Pero no se lo han entregado —Emily me mira dubitativa.

—Sabemos que puede estar mintiendo. Una vez que le demos el collar se deshará de nosotros de todas maneras.

—Y es... —Brooke se queda mirando el collar en su cuello—. Tuyo.

Emily asiente pasivamente, su rostro sereno y calmado, lo que me hace preguntarme cómo alguien tan tranquilo y asustadizo puede ser hermana de la temible Cecil. Tampoco se parecían mucho, literalmente una parecía luz y la otra oscuridad. Cecil es de cabellos negros y ojos tan oscuros como el abismo, mientras que Emily se ve tan angelical con esa aura de inocencia. Pero aún nos debe explicaciones y, por lo tanto, no creeré todavía en ella.

—Es mío, sí.

—Ella dijo que solo teníamos que conseguirle el objeto de quien más amaba —le comenta Brooke—. Que quería... No —sacude la cabeza—. Que quiere venganza porque le quitaron a quién más amaba.

—Lo que ahora no tiene sentido —Cinnamon dice, escéptico—. Dijiste que moriste por una peste.

—En efecto.

—Cecil dijo que te ejecutaron por estar con el hijo del reverendo Parris —le comento.

—Lo que les contó es cierto —responde Emily, con un tono se tristeza—. A medias.

Por Hécate, no debería sorprenderme que la bruja maldita nos haya mentido. Sin embargo, lo hago. O puede que solo esté ofendido, como Cinnamon ahora mismo.

—Cecil siempre me estimó —continúa el fantasma—. Yo también la quería, pese a estar en contra de la magia que practicaba. Era mi única familia. Comenzaron las sospechas cuando los niños se pusieron enfermos repentinamente, y luego uno murió. No había pruebas, y aunque no fuimos nosotras, estábamos en la mira del pueblo. Eso a Cecil no le gustaba nada. Odiaba a Salem tanto como a los Parris quienes estaban al mando en ese momento. Ella siempre quiso el poder, deshacerse de Samuel era su meta, y para ello usaría al hijo mayor. Le dije que era una mala idea, pero ella no me escuchó. Cecil estaba sedienta de ese plan macabro suyo. Como supuse, aunque esperaba que no la pillaran, la esposa de Parris los vio juntos y como final: ejecutaron a mi hermana, culpándola por brujería negra.

De pronto, todos terminamos sentados en el suelo, en la tierra de los muertos. Estoy en medio de Cinnamon y Brooke mientras que Emily está frente a nosotros contándonos la historia. Solo nos falta el té y las boas para hacer una mini fiesta.

Me pregunto si Cecil habrá usado el hechizo de amarre con el hijo mayor de los Parris o si solo usó sus encantos de mujer.

—¿Y dicen que quiere hacer el elixir de la juventud? —pregunta Emily—. ¿Mañana?

TRUCO, TRATO, AMOR Y MALDICIONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora