14. DECORACIONES DE HALLOWEEN

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BROOKE

Lunes.

La semana de Halloween.

En esta época del año, todo Salem se ve decorado por distintos tipos de adornos con respecto al Halloween. Nuestra escuela no era la excepción. Al entrar, unos esqueletos colgados del techo nos dan la bienvenida. En las esquinas de los techos se avistan arañas en sendas telarañas. Momias, brujas en escobas, calabazas y fantasmas se ven a nuestro alrededor.

—¿Le diste la pócima que te di? —le murmuro a Dorian.

—Sí —responde, también en un murmuro—. Tal como me dijiste. La mandé a la cama y, aunque me dijo que se sentía bien, me hizo caso.

Intento no sonreír cuando lo veo inflar su pecho con orgullo. Como si le gustase que Vicky, su hermanita menor, le hiciera caso sin rechistar.

—Hice lo mismo con Owen. No me pienso arriesgar.

Dorian me toma de la mano y esquiva a un par de estudiantes que venían corriendo en nuestra dirección. Si no fuese por él probablemente me hubiese caído.

Me quedo mirando nuestras manos. Alzo la mirada y noto que él ve lo mismo que yo. Cuando descubre mis ojos, retira su mano.

—¿Qué hay de tus tías? —pregunta, volviendo su atención hacia al frente.

Intento que no me afecte lo que acaba de pasar y le respondo.

—No puedo hacerlo con ellas. Además, estoy segura de que sabrán defenderse ante el mínimo ataque.

Lo que es verdad. Mis tías sí que dan miedo a veces. Sobre todo cuando discuten sin sentido y se echan hechizos la una a la otra.

Entramos a nuestra primera clase del día y sigo a Dorian hasta su asiento, tomando el pupitre de al lado. Dorian me mira con cierto desconcierto. 

—Se supone que ahora estamos juntos —abro mi cuaderno y saco un lápiz de mi estuche. Miro hacia adelante y espero a que el profesor entre. 

—No estamos juntos —susurra.

—Medio pueblo piensa que sí —le susurro de vuelta.

Estoy segura de que para él debe ser horrible fingir. Hace menos de una semana nos repudiábamos. Sin embargo, no queda de otra. Como esta mañana, cuando les dije a todos en casa que me iría con Dorian a la escuela. El vistazo que me dieron mis tías fueron de confusas a tiernas. Owen, quien está "enfermo", solo me dio una mirada rara. Luego mis tías dijeron que debería llevar a Dorian a cenar. Ese fue el momento perfecto para huir de casa. 

Ya ni mi hogar es seguro. 

☆ ☆ ☆

Dorian y yo no hablamos hasta que salimos del aula.

—Todos nos miran —se agacha para murmurarme y para que nadie oyera.

—Te lo dije —no lo pienso y entrelazo mis dedos con los de él. Su mano se siente tensa. ¿En serio le doy tanto asco? Le doy una sonrisa que por dentro es forzada—. Todos ya lo saben.

—Apuesto a que fue la señora Mullins. Es la más chismosa de todo Salem.

Ahogo una risa. Solo que no me resisto y mis labios se estiran en una sonrisa verdadera y asiento para darle la razón.

—Es verdad. Seguro que fue ella.

La mano de Dorian se relaja sobre la mía.

Nos adentramos a la cafetería y vamos por algo de comer. Ya con las bandejas en nuestras manos, buscamos una mesa vacía.

TRUCO, TRATO, AMOR Y MALDICIONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora