20. PELIGRO

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DORIAN

Martes.

El día en que nos infiltraríamos al Museo de Brujas (de nuevo) para robar el libro.

—Tomar prestado —protesta Brooke a mi lado.

—Es lo mismo.

—Que no. Y deja de mover la pierna.

—Perdón. Estoy nervioso.

Ni siquiera estoy nervioso por Cecil y sus maldiciones. No, nada de eso. Estoy nervioso ante la presencia de Brooke.

Le mentí. Sí que me acuerdo de todo lo que hice bajo la hora del efecto de la pócima de amor. ¿Las cosas bobas que le dije? Sí. ¿Su cabello trenzado? Sí. ¿El beso? Por supuesto que también. Sin embargo, al ver su expresión cuando todo acabó, su reacción al beso, tuve que decirle que olvidé todo.

Ah, y también hay otra cuestión. ¿Lo que les dije a las tías de Brooke en la cena de cómo ella y yo terminamos "saliendo"? Todo lo que dije fue verdad. Menos lo de la guerra de miradas, obviamente. Pero, a ver, solo seguía la guerra porque, sí, para llamar su atención. Desde entonces me he estado preguntando y dándome cuenta de que puede que Brooke me guste. La cosa es... ¿todo esto es por la pócima del amor? ¿O ya venía de antes y recién me vengo a dar cuenta al respecto? Desde entonces he estado pensando en lo sucedido. Me siento confundido y tonto. Y nervioso. Muy nervioso. Como lo bien que se ve hoy con esa falda de pana color marrón y con su suéter color crema. Su cabello lo tiene tomado en una cola y pienso en que casi nunca lo lleva tomado salvo para ir en escoba. Ah, y ahora estoy nervioso porque está al lado mío. Si ella se corre un centímetro más a mí, yo me corro otro poco para alejarme. O ahora, que pone su mano en mi pierna para dejarla quieta y salto ante su toque, pero ella parece no darse cuenta. O solo finge no darse cuenta de eso.

—Pues ahí viene Erick —Brooke dice por lo bajo—. Actúa normal.

Lo vemos apenas entra por las puertas de la cafetería. Cuando se nos va acercando, una sonrisa felina se estira en sus labios.

Estrecho los ojos.

—Vaya, vaya —abre sus brazos ante nosotros—. Por fin están juntos ustedes dos. Siempre lo imaginé.

—¿Cómo dices? —Brooke lo mira confusa.

—Erick —lo callo.

Mi amigo no sabe que Brooke y yo solo salimos por conveniencia de ambos. Aparte de Cinnamon, no queremos involucrar a más personas en nuestros problemas.

—Nada —respondo—. Erick está bromeando

Erick saca una silla de la otra mesa, le da la vuelta y se sienta entre ambos. Le dedica una sonrisa a Brooke. Eso me molesta.

No debería molestarme.

—¿Y bien? —nos pregunta—. ¿Qué es de lo que quieren hablar?

Y vacilo.

¿Cómo abordo el tema sin que parezcamos sospechosos? Además, pedírselo a su hermana pequeña podría ser riesgoso. Y que no esté de acuerdo con Brooke sobre el asunto no ayuda mucho. Al ver que dudo, Erick me lanza una mirada impaciente.

—Tenemos que hacer algo y necesitamos a un mortal —suelto.

—¿Y?

—Pensamos que tu hermana nos podría ayudar —añade Brooke, cautelosamente.

—Norah no sabe que somos brujos —Erick nos mira receloso. Podía entenderlo, yo puse la misma expresión anoche cuando Brooke lo dijo. Además, Erick quiere mucho a su hermana. La protegería a toda costa.

—Y no lo sabrá —Brooke le responde seriamente—. Solo necesitamos que tome algo por nosotros. Si lo llega a hacer un brujo, un hechizo se activará.

Erick inclina su cabeza hacia adelante y abre su boca, observándonos detenidamente.

—¿Estamos hablando de algo ilegal?

—Sí —respondo.

—Más o menos —añade Brooke.

—Me gusta ser rebelde y meterme en problemas. Pero creo que lo que quieren hacer está más allá de mis límites.

—Pero no sabes lo que haremos —le digo.

Brooke alza su cabeza en mi dirección. No le devuelvo la mirada.

—Si no lo podemos tocar, quiere decir que es de alto peligro —Objeta Erick.

Brooke vuelve a lanzarme una mirada y...

Oh, no.

Una mirada de cachorrito. No lo estaba haciendo a propósito, sin embargo. Sus ojos son tristes y con ternura al mismo tiempo. Y creo que vuelvo a estar bajo un hechizo, porque hundo los hombros y mi boca se entreabre. Erick lo nota y enarca una ceja.

Por Hécate, qué me está sucediendo.

Me inclino a mi derecha, hacia Brooke. Ella se tensa ante mi proximidad. Genial. La corta amistad que hemos creado en estos días se ve afectada por el estúpido beso.

Un beso que te gustó.

Cállate.

Respiro hondo y suelto cerca de su oído:

—Hay que decirle la verdad —le murmuro.

Brooke gira su cabeza tan rápido que ambos nos echamos para atrás. Estuvimos a punto de rozar nuestros labios. Mis ojos bajan hasta ellos. Ella se da cuenta y traga.

Cierro los ojos.

Esto está tan mal. Definitivamente mal.

—Es peligroso —dice entre dientes.

—Ya lo viste ayer peleando con las decoraciones vivas —vuelvo a abrir los ojos, repentinamente cansado—. Fue de mucha ayuda.

—Pero Cecil no va tras él.

—Pero lo hará. La única diferencia es que primero nos quiere a nosotros.

—Pero si lo involucramos ahora...

Erick, harto de nosotros al parecer, sacude sus brazos para captar nuestra atención.

—¿Por qué susurran? ¿Y quién es Cecil?

Suspiro, y me veo obligado a dejar de mirar a Brooke.

—Tengo que decirte algo.

TRUCO, TRATO, AMOR Y MALDICIONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora