BROOKE
—¿Papá? —Erick da pasos lentamente hacia atrás cuando, el señor Faris, se gira, en busca de carne fresca—. Mala idea para disfrazarse de zombi —traga.
—Tú le diste la idea —Norah dice, intentando no llorar y apretándose el labio con fuerza.
Mi corazón comienza a latir frenéticamente al ver a la niña entre tantos disfraces. Muchos de ellos son monstruos, donde en su momento parecía divertido vestirse de esa manera. Ahora solo hay pesadillas.
No logro ver a mis tías ni al señor Jones y eso solo hace que mi angustia crezca. Los disfraces van cobrando vida, y una vez que lo hacen, los malos atacan. Y como cada año en el festival de Salem, muchos de ellos superan al de los años anteriores.
Alcanzo a visualizar al payaso asesino, un hombre con cabeza de calabaza que no parece nada amigable y a un espantapájaros capaz de desgarrarte si te acercas a él.
Maldición.
Mientras que uno de los padres de Erick, Tom, está disfrazado de zombi, el otro padre es un superhéroe.
—Atrás, niños. Estoy aquí para salvarlos. ¡Super-Papá al rescate! —El señor Faris hace un gesto con las manos, esperando a que salga algún superpoder.
Sin embargo, nada sale de sus manos. Ni siquiera algún hechizo de sus dedos. Al convertirse en su disfraz, Cecil anuló toda la magia de los brujos.
Afortunadamente, su disfraz tiene músculos en los bíceps. De un empujón derriba al zombi y les dice a sus hijos:
—¡Corran!
Erick, Norah y su papá corren del zombi en dirección a la parte menos poblada de gente.
Dorian y yo no lo pensamos y corremos detrás de ellos. Norah tropieza sobre sus pies y Erick debe cargarla para no detenerse en medio del gentío. El zombi, por su parte, es de los lentos.
Alzo mis manos, dispuesta a usar los poderes que me otorgó la diosa Hécate al nacer.
—Zombi estás, dormido estarás. Ayúdame —le digo, con voz desesperada a Dorian, sin quitar la vista de mis amigos
Dorian alza sus manos y me sigue la letra.
Zombi estás, dormido estarás.
Zombi estás, dormido estarás.
Zombi estás, dormido estarás.
Mientras lo vamos diciendo, cada vez más nos íbamos acercando al zombi, pues de esta manera el hechizo sería más efectivo. Y funciona. El zombi se detiene y cae al suelo, inmóvil.
Suena un sonoro golpe cuando el señor Faris cae a nuestros pies. Hago amago de agacharme para asegurarme de que respire. Pero no fue necesario, ya que un ronquido sale de su boca, lo suficientemente fuerte para confirmarnos que está vivo.
Doy un respiro.
A unos pocos metros más allá de nosotros, Erick se nos queda viendo atentamente. Cuando nos acercamos me fijo en cómo se aguanta lágrimas antes de abalanzarse sobre nosotros para darnos un abrazo. Norah, de la mano de Phil, se queda mirando a su padre en el suelo. Si antes sospechaba de la magia ahora comprobó por sí misma que efectivamente existe. Es una pena que haya sido de esta manera.
—¿Mi amor?
La mano de Norah rápidamente toma la de Erick cuando el superhéroe se acerca al zombi, agachándose para verle el rostro. Es una imagen extraña, como en el cuento de la Bella Durmiente, solo que en versión terrorífica.
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TRUCO, TRATO, AMOR Y MALDICIONES
Teen FictionBROOKE Se supone que los dieciséis años debería ser normal para una chica. Salvo que, esta chica, no es nada normal. Mi familia y yo somos brujos. Solo tengo que decir aquella palabra para dar por confirmado que mi vida es... mágica. Y también anorm...