ONE PIECE - ONE SHOTS

Mihawk - pequeñas responsabilidades

- Tenéis tuppers en el frigo para comer, Luffy, a la salida ves al instituto y esperas allí a tus hermanos.

- Sí - el pequeño de nueve años masticó sus cereales feliz.

- Ace, Sabo, os llevaré ahora al instituto, no hagáis nada malo. Espero que venga hoy el abuelo y os pueda recoger.

Los dos chicos de catorce miraron a su hermana mayor poniendo todo en orden.

- ¿Puedo llevarme mi escarabajo y enseñárselo a mis amigos? - pidió el pequeño.

- Hoy no Luffy cariño, el martes que viene que es el día de llevar a tus mascotas. ¿Lleváis los tres la merienda?

- Sí claro - Sabo sonrió.

- Gracias Sabo, eres un amor. Vale, lavarlos los dientes y nos vamos.

Primero dejó a Luffy en el gimnasio con los niños que iban antes porque sus padres madrugaban y no tenían niñera.

Se despidió feliz de su hermana.

Luego a sus hermanos. Ace besó su mejilla y corrió con sus amigos. Sabo se ajustó la mochila.

- ¿Preparado para el examen?

- Eso creo.

- Te irá de maravilla. Cuídate mucho. Te quiero.

- Y yo.

Al fin ella terminó en la universidad.

Casi todas las mañanas era lo mismo, salvo en las que estaba su abuelo para llevar a sus nietos y recogerlos, pero como marine, seguía trabajando casi siempre.

Sólo estaban ellos cuatro contra el mundo.

Llegó tarde a su clase de literatura.

- Señorita Monkey D., llega tarde.

- Sólo son cinco minutos profesor Dracule.

- El tiempo es oro. Siéntese, pero se quedará cinco minutos después de clases.

Ella maldijo en voz baja, sus hermanos tendrían que hacerse cargo de su comida.

Aunque lo hacían poco, ella siempre procuraba llegar para recogerlos, ya sabían cómo era todo.

Su comida sólo había que calentarla. Sí querían más, debían esperarla.

La clase transcurrió con normalidad, y a la hora de la salida, intentó escaquearse, pero no le sirvió.

- Señorita Monkey D., sabe que no le servirá de nada huir.

- No huía. Quiero recoger a mis hermanos.

- ¿Sabes? Soy padre soltero de dos niños pequeños. - ella pestañeó - Son niños responsables, pero se juntan y son... Un torbellino.

- Lo entiendo profesor.

- Confío en que tus hermanos sigan tus pasos en los estudios.

- Yo también profesor.

- Llevamos dos años juntos señorita, tutéame.

- Yo también quiero.

- Bien - el hombre sonrió - Siempre has sido muy madura para tu edad.

- Supongo que tiene que ver con criar a mis hermanos desde que nacieron.

- Ya. Pero no es excusa. ¿Qué pasa con mi asignatura?

- Lo siento, la memoria me la juega mucho. Debería ponerme las pilas.

- Hagamos una cosa. Te puedo dar tutorías mientras mis hijos están con tus hermanos. Así están controlados y podrás remontar. Creo que necesitas ayuda.