6.

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El lunes comenzó a llover, me encontraba comiendo helado sentada en el sillón mientras me veía una serie de televisión que pasaban a esa hora. El helado, era lo único que podía comer que no me hiciera vomitar o sentir náuseas, por lo que me alimentaba de él cada vez que podía. Al parecer, al bebé le gustaba mucho. Cuando Manny nos visitó, dijo que me pondría muy gorda si seguía así, hizo otros chistes más y al final me abrazó fuerte diciendo "Gordita mi Bella". Me reconfortaba su forma de ser, pues necesitaba mucho a mi papá en esos momento, sabía que el estaba tratando de entenderlo todo desde el principio y yo también sabía que al fin de mes, el estaría conmigo. Shawn me concentía tremendamente, todo lo que yo pedía el mismo me lo traía y la verdad es que deseaba que ese sentimiento se fuera rápido, pues no quería molestarlo o fastidiarlo. Odiaba la forma en que terminaba dormida en cualquier lugar, como cachorrito recién llegado a una casa. Una vez me quedé dormida en la mesa de la cocina y Shawn pensó que me había desmayado. Mamá dijo que juró haber escuchado que me quedaba dormida cuando hablábamos por telefono, pero aquella llamada era para mi como un sueño.

Decidí no comer más helado por mucho que a ... Anthony o a Aylin le gustara, por causa de eso me puse a revisar mi celular por primera vez en casi dos meses. Ni siquiera recordaba si tenía carga, ya que me había olvidado de él hace al menos un mes, aunque aun así la tenía.

Revisé mis redes sociales, leyendo cada una de las felicitaciones de... todos, empezando por Twitter, que estaba lleno de "#BabyMendes". En Whatsapp, los chicos me mandaban cientos de mensajes diciendo que si escogian un nombre y el pequeño era niño, le pusiéramos el suyo.

Mi hermana dejó un mensaje de voz diciendo: "En esta semana te voy a visitar, tengo muchísimas ganas de verte, hermanita". Pero yo no, lo único que me faltaba era escuchar a mi hermana y sus platicas motivacionales sobre el por que los bebés son una bendición y no deberías enojarte cuando te vomitan la espalda.

"Me alegro que seas una madre joven...." comenzó a decir, dando pequeños sorbos a su café.

- Si, yo también -Respondí con ironía.
- Así podrás disfrutar de él más tiempo.
- Eso suena espantoso.
- ¡Ya quiero verte con tu bebé! ¡Estarás muy hermosa! -Chilló emocionada juntando sus manos sobre su pecho sonriendo.
- Siii -Me frote la cara con ambas manos tratando de verle el lado positivo de aquella platica, Zoe, mi pequeña sobrina jugaba en la sala con unos cubos interactivos, sin hacer mucho ruido, deseaba que así fuera él o ella, tranquila y callada. Tiró un cubo al suelo, se quedó mirándolo fijamente comenzando hacer un puchero, luego se echó a llorar manoteando tomando todo a su alcance tirándole al suelo. Bueno, retiró lo dicho.

- ¡Zoe! ¡No, te dije que no lo hicieras!

Esa semana en la casa, pasaba todo tipo de personas, desde los padres de Shawn, vecinos, amigos e incluso unas fans que vivían aquí cerca. Shawn llego a casa esa tarde un poco decaído, tomó mis manos y las beso con suavidad.

- En una semana tendré que irme.
- ¿Qué? -Me tomó por sorpresa, yo tenía entendido de que eso sería hasta Junio-. ¿A dónde vas?
- Conciertos de imprevisto, son trabajo, no puedo negarme. Pero tampoco quiero dejarte sola.
- No lo voy a estar, esta Karen, Manny, mi mamá... No te preocupes... Yo... Puedo sola y y y -El temor se apoderó de mi, ya que el quedarme sola me traía terror, las manos me temblaron pero no quise llorar frente a él, no quería preocuparlo y tendría que mostrarle que estaba bien, que podía irse. Una sonrisa burlona se extendió en el rostro de Shawn, paso sus brazos por encima de mi, soltando una melodiosa risa.

- ¡Estoy bromeando!

Me tarde en comprenderlo, el temor se convirtió en rabia y me separé de el empujandolo con fuerza.

- ¡Eres un hijo de....! -Se echó encima de mi, haciendo que cayera de espaldas sobre la cama, poniendo sus manos en mi cintura acercando su rostro al mío- ¡No sabes cuanto te odio, Peter Raul!
- Me amas, tanto como yo a ti -Susurró sonriendo conforme sus labios se movían con suavidad en los míos, hace tiempo que no sentía un beso de Shawn, estábamos tan ocupados en otras cosas que no nos dábamos tiempo para nosotros mismos, me di cuenta ahí que lo extrañaba tanto y que lo amaba, demasiado. Con él si sería capaz de condenar mi vida a cuidar cientos de bebés, siempre y cuando todos fueran suyos. Me reí como estúpida abrazandolo, escuchando su risa, deleitandome de las palabras que susurraba en mi oído, cantando una suave melodía dedicada solo para mi.

- No sabes que feliz me haces, Arabella -Dijo rozando su nariz contra la mía, dejando pequeños besos en la comisura de mis labios.
- Y tu a mi... -Respondí, pero la pensé un poco y terminé diciendo:- Y tu a nosotros.

SOLO 16. | s.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora