17.

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Salí a correr después de mi cita con el doctor, gracias a Dios todo estaba bien y curiosamente todo iba en marcha. A lo mejor era que tenía unos padres muy estrictos, unos suegros preocupones y un novio demasiado, pero demasiado terco. Al llegar a casa lo primero que hice fue tirarme sobre el sillón encima de las almohadas, ese sillón se había vuelto mi mejor amigo.

Después de regañar a Shawn por dejar un vaso de café en la mesa, decidí volver a sentarme en el sillón y ver televisión, Shawn se sentó a mi lado sin decir mucho, en silencio, sin hablar, sin articular ni una palabra, mudo. Si, estaba enojado.

- ¿Qué tienes? -Le pregunté levantando una ceja.
- Últimamente me regañas por todo.
- Eh, no soy yo, es el -Señale mi vientre.
- ¡No trates de culparlo a él! ¡A el no le molesta que deje una camisa al pie de la cama!

Rodee los ojos y suspire frustrada.

- Si le molesta por que sabe que puedo resbalar y morir.
- Eso no sucede en la vida real, Arabella.
- En mil maneras de morir si.
- Creo que vez mucha televisión.

SOLO 16. | s.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora