SOLO 16. | s.m

Cecilia.

Marcus camino a su lado en silencio, mientras subían a la colina a unas cuadras de la escuela, se habían saltado las clases por que estaban hartos de ciertas cosas. ¿Cuales? Cecilia no quería decirle al hijo de su tío Nash, quizá este era lo momento para decírselo. Tiraron las mochilas al pasto verde, al igual qué ellos se acostaron en este, mirando el despejado cielo de Los Ángeles.

- ¿Y que hacemos aquí?
- Siento que a mis padres no le importó.

Marcus se giró a ella, fruncio el ceño.

- ¿Por qué sería de esa manera?
- Sólo miralos, papá siempre esta hablando de Noah, que Alexa esto, quien Alex hizo aquello... Y luego esta mamá, que siempre le pasa todo a mi hermano por que es su favorito.
- No creo que sea por eso, eso es tonto, Ceci. Digo, los padres siempre nos quieren a todos por igual.

- No es eso. Ellos son sus preferidos.
- No, oye, Cecilia -El niño oji azul, que era una mezcla entré Nash y la madurez física de Hayes en ese tiempo, se incorporó en el césped- Ellos tienen más problemas, supongo, aun no comienzan los verdaderos problemas en nosotros. Sólo somos unos jodidos pre adolescentes, siempre nos sentiremos así.

Cecilia suspiro, sin mirarlo ni una vez, sólo tenía algo en la cabeza y es que era, que ella había llegado a sobrar en esta perfecta familia de cuatro.