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Una tarde, una chica de cabello negro hasta los hombros, llena de tatuajes tocó a la puerta, con una cesta de algo que parecía nada parecido a un obsequio para unos bebés. Me sorprendí al verla y lo único que pude fue llorar en sus brazos.

- No vine a verte a llorar, Arabella.
- ¡Es la depresión posparto, Hannya!

Sentí que rodeaba los ojos y dejaba torpemente la cesta en el suelo, para abrazarme fuertemente.

- Quiero ver a los chiquillos, para ver si se parecen a Shawn, si no para ir directamente a reclamarle a Cameron Dallas la paternidad.

Me eche una carcajada, caminando a la habitación donde se encontraba exactamente Cameron mirando la televisión, meciendo ambas cunas. Cam se sorprendió al ver a mi mejor amiga, que había llegado de tatuar a medio Europa. Hannya echó un mechón de cabello detrás de su oreja, Cameron sonrió coquetamente.

- Hannya.
- Dallas. Hazte a un lado, quiero ver a mis sobrinos.

Me reí entre dientes, la chica se inclino en las cunas y su rostro fue un poema.

- Son muy lindos. ¿Segura que son de tu y Shawn?

SOLO 16. | s.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora