Capítulo 2

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La cama se sentía más cómoda de lo normal, sentía mi cuerpo cálido cubierto por el edredón suave, suspire sin querer levantarme y apreciando la comodidad. Aun con los ojos cerrados me di la vuelta y moví mi pierna de forma que quedó encima del cuerpo de la persona a mi lado.

Espera ¿Había alguien a mi lado?

De repente fui consciente del brazo que rodeaba mi cintura y la respiración que estaba peligrosamente cerca de mi rostro. Recordé los sucesos de la noche anterior y abrí mis ojos a la velocidad de la luz, me encontré con el rostro de Kaiser a tan solo unos pequeños centímetros de distancia. Me sonroje al ver la posición en la que nos encontrábamos, con mi pierna encima de su cadera y su brazo aferrado a mi cintura y acercándome a su cuerpo. Intenté alejarme tratando de no despertarlo, pero fracasé miserablemente cuando él se removió y abrió sus ojos con somnolencia. Al captar la situación una sonrisa burlona apareció en su cara.

—Pareces estar muy cómodo con mi presencia —murmuró mientras acercaba su rostro al mío, me aleje los centímetros que él me permitió.

—Estas imaginando cosas —musite mientras intentaba apartar sus brazos sin éxito.

—Yoichi ¿Por qué actúas así? Anoche te aferraste a mi y parecías estar muy feliz, hasta acariciabas mi pecho aunque estabas dormido.

Sentí los colores elevarse en mis mejillas, la vergüenza me hizo apartar la mirada, no podía verlo a los ojos después de todo esto.

—Vamos, no te avergüences, no hiciste nada malo. Solo presionaste tu cuerpo contra el mío como si estuvieras hambriento de contacto.

Sin poder aguantar más sus palabras, me removí en mi lugar sin lograr escapar de su agarre. Mi rostro se encontraba en su cuello, cometí la acción más estúpida y vergonzosa que me haría arrepentirme para siempre.

Pose mis labios en su cuello y pude ver como su cuerpo tuvo un leve escalofrío, luego posé mis dientes en la zona y lo mordí con todas mis fuerzas. Kaiser siseo y me soltó, y yo aproveche para separarme.

—No es que me desagrade que seas rudo conmigo, pero podrias avisarme antes, me tomaste desprevenido —exclamó con su estúpida sonrisa adornando su rostro.

—Solo quería que me sueltes, deja de cambiar las cosas —exclamé aún con el sonrojo en mis mejillas.

Kaiser soltó una carcajada y eso sólo aumentó mi vergüenza, salí de mi habitación sin poder soportar más sus burlas. Baje las escaleras dispuesto a salir de esa casa, pero Kaiser me detuvo de la manera más especial.

—¿Quieres desayunar antes de irte? —consultó.

Lo observé estupefacto, estaba flotando frente a mí, su cabeza a centímetros de la mía, como si no conociera lo que es el espacio personal. Asentí por instinto y él sonrió satisfecho. Puso sus pies en el suelo y caminó hasta la cocina, lo seguí sin saber exactamente qué hacer.

—¿Quieres té o café? ¿O quizás quieres jugo? —me pregunto.

—Té está bien, gracias.

Kaiser comenzó a preparar el desayuno y yo solo me dediqué a observar detenidamente, se veía concentrado en lo que estaba haciendo y no quería interrumpirlo, pero la curiosidad me estaba matando.

—¿Puedo preguntarte sobre los vampiros?
Kaiser se detuvo unos segundos para mirarme y asintió sin mucho interés, volvió a concentrarse en la comida y yo pensé en algo que pudiera preguntar.

—Al parecer también pueden volar ¿Qué más pueden hacer?

—Volar, super fuerza, algunos también tienen una gran velocidad, otros como yo podemos leer mentes. Pero lo más interesante es el don único que tenemos al transformarnos.

Llamado De La Noche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora