Capítulo 16

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Con el pasar de los días, las cosas poco a poco comenzaron a funcionar; Leila intentó manejar lo mejor posible la noticia de que su hermana menor estaba viva y fue quien convirtió a Kaiser, siempre ofrecía una sonrisa pero en el fondo sabíamos que ella estaba destrozada. Kaiser, por otro lado, logró recuperarse un poco más rápido e intentaba ayudar a Leila a sentirse mejor.

Kaiser invito a Leila a quedarse en su casa, ella aceptó sin dudarlo y se alegró al saber que yo también vivía ahí; las charlas con ella siempre eran interesantes, sabía mucho sobre el consejo y tenía información clasificada, al parecer no eran tan transparentes como lo hacían ver.

Todo estaba muy tranquilo, no había rastro de Emma o Lorenzo, pero sabíamos que tarde o temprano volverían a aparecer y debemos estar preparados para cuando ese momento llegue. Son una amenaza tanto para vampiros como para humanos, el consejo todavía no tiene noticias sobre ellos y me hace pensar que son unos expertos en moverse en las sombras sin que nadie se de cuenta.

Cuando Meguru se enteró de lo que sucedió, pude jurar que casi se le sale el alma, me hizo millones de preguntas sobre cómo me sentí al ser vampiro y no se alejó de mí por varias horas. Al día siguiente de su visita, Chigiri apareció por la puerta, casi me da un infarto al verlo allí y por un momento pensé que Meguru le había contado todo. Afortunadamente no fue así, Chigiri interrogó a Meguru sin descanso para saber dónde estaba, y él tuvo que inventar una excusa creíble, tuve que fingir que sabía de lo que Chigiri me hablaba cuando me preguntaba sobre el accidente en las escaleras que tuve.

No puedes escapar de Chigiri, él se enterara tarde o temprano de todo, la ventaja es que la realidad era muy difícil de creer, vampiros coexistiendo con humanos y peleando entre sí, era mucho más creíble el accidente en las escaleras.

Luego de saber que podía convertirme en vampiro de forma parcial, se nos ocurrió intentar que vuelva a experimentar un frenesí, para poder estudiar mejor qué efectos hay y poder controlarlo mejor. Esto era bueno, de esta manera no tendría miedo de perder el control de mis emociones frente a humanos y poner en riesgo el secreto de los vampiros que tanto trabajo les costó mantener. Al parecer era más fácil decirlo que hacerlo, experimente diferentes emociones pero nunca al punto de entrar en estado de frenesí; soy una persona mayormente calmada, puedo adaptarme sin mucha dificultad y siempre aprecie esta parte de mi, pero en este momento necesitaba poder conocer mas sobre como reacciona mi cuerpo y mente.

Luego de un día agotador, lo que más deseaba era recostarme, y ahí es donde entraba Kaiser a llenarme de lo que sea que él pudiera dar, esa era la mejor parte de todo esto. Siempre que veo sus ojos puedo notar que hay algo de lo que quiere hablar, pero sea la razón que sea, nunca lo dice; no insistí a que lo haga, él va a decirme lo que tiene en mente cuando se sienta listo, pero no quita que mis nervios aumentan con cada dia que pasa.

Cuando noté que eso que él no podía decir le estaba afectando, decidí terminar con ese silencio y enfrentarlo.

—Kaiser, ¿Qué es lo que quieres decirme?

Sus brazos que me estaban rodeando en un abrazo se tensaron, pero no me retracte de mi palabra.

—¿Qué te hace pensar que hay algo que quiero decirte? —pregunto, sus manos acariciaron mi estómago suavemente.

Sabía que estaba intentando distraerme, pero esto era importante.

—Tus ojos hablan por ti, ¿Hay algo que te preocupa? —consulte, acariciando sus brazos.

Se quedó en silencio por unos segundos que me parecieron eternos, pero espere a que él me contara qué es lo que está pasando por su cabeza.

—Estaba pensando en lo que sucedió con Emma hace unos días, nunca pensé que ella haría algo como eso. Lamento que hayas terminado envuelto en todo esto —soltó con tono bajo, podía percibir la tristeza en su voz.

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