Capítulo 4

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Me desperté ante una sensación extraña en el lado izquierdo de mi rostro. Frunci el ceño y abri los ojos para ver de que se trataba, pero no esperaba encontrarme con un hermoso gato negro lamiendo mi rostro. Cuando se dio cuenta que estaba despierto, maullo mientras frotaba su cabeza contra mi mano, lo acaricié con ternura.

No sabía que Kaiser tenía un gato, uno muy hermoso, su pelaje era tan suave y brillante. Me acerqué a su collar para ver su nombre.

—Princesa, no me sorprende viniendo de él —dije entre risas.

El gato maulló en respuesta, lo acaricie un poco más hasta que decidí levantarme. Los recuerdos de la noche anterior azotaron mi mente, y sentí mi rostro arder por la vergüenza. Volví a quedarme a dormir en la casa de Kaiser, y aunque él no parecía molesto ¿No es eso inapropiado? Siento que me estoy aprovechando de su amabilidad.

Nunca pensé que usaría la palabra amabilidad y Kaiser en una misma oración, pero la vida te da muchas sorpresas. Me dirigí al baño para asearme y mojar mi rostro con agua fría para calmar el calor de mis mejillas. Princesa salió de la habitación y yo hice lo mismo poco después, no sin antes ordenar la habitación; es lo menos que podía hacer.

Cuando bajé, Kaiser ya estaba haciendo el desayuno, me acerqué a él dispuesto a disculparme, pero antes de poder decir algo, él habló primero.

—Veo que ya conociste a Princesa —dijo, aun con la vista en la sartén.

—Si, debo decir que es muy evidente que tu elegiste su nombre —solté mientras me acercaba, observe su tatuaje con curiosidad por unos segundos, algun dia le preguntare su significado.

—Claro que fui yo. ¿Quién más elegiría un nombre tan hermoso?

No pude evitar soltar una carcajada, su humor comenzaba a ser divertido para mi.

—Princesa es muy selectiva con las personas, me sorprende que te dejará acariciarla.

Fruncí el ceño ante eso ¿Cómo lo sabía?

—Ella me lo dijo —fue su respuesta.

Hubo un silencio antes de que pudiera procesar lo que me había dicho.

—Kaiser, entiendo que puedas leer mentes, pero ¿También de los animales? —pregunte con incredulidad.

—No leí su mente, bueno quizás sí, pero no es lo que piensas.

Suspiro mientras terminaba de preparar el desayuno y lo colocaba en la mesa, debería pedirle consejos, parece tener mucha experiencia en la cocina.

—Princesa es mi compañera, ella no es solo un gato. Cuando un vampiro llega a la madurez, puede elegir un familiar que lo acompañará toda la vida, Princesa es mi familiar.

Cuando pensé que ya no podía sorprenderme con nada, Kaiser me demuestra lo contrario.

—¿Es como una conexión espiritual o algo así?

—Se podría decir que si, solo yo puedo hablar con Princesa, pero ella puede entender cada cosa que decimos.

Como prueba de eso, Princesa hizo un leve movimiento con su cabeza, como si afirmara lo que dijo Kaiser. Respire hondo tratando de asimilar esta información.

—Me pregunto si algún día me acostumbrare a todo esto —murmure.

—Lo harás —respondió Kaiser.

Sin esperar más, comenzamos a desayunar. Kaiser y yo mantuvimos una amena conversación, y cuando llegó la hora de irme, me despidió con un beso en la mejilla.

De alguna manera Kaiser siempre lograba mantenerse en mi cabeza, todo el día intente pensar en algo que no tratara sobre él, pero es como si se hubiera instalado en mi mente y no estuviera dispuesto a salir de allí. Suspire con cansancio.

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