Capítulo XXVIII. Una víbora en el paraíso.

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Samary.

Gracias a la metedura de pata de nuestros amigos la tensión que había entre Daimon y yo se relajó, ya no me sentía tan avergonzada, recordando a la mujer en la que me había convertido la noche anterior, ni saltaba ante la mínima provocaciones de ciento empresario.

Vale y Bacon habían hecho bastantes locuras, y se habían puesto en suficiente evidencia ante el mundo, como para que la pasión que había despertado Constantine en mí, tuviera mucha repercusión, a la hora de tratarnos el uno al otro, además las carcajadas que habíamos soltado ambos, a costa de nuestros desastrosos mejores amigos, había aligerado un poco el ambiente.

Durante el vuelo, más bien me dediqué a leer la información de la caída de las acciones de la empresa de mi padre, mientras mi marido trabajaba en su ordenador.

En los noticias de economía, Akon se dedicaba a negar que fuera cierto su rotura con la empresas Nikolaus, mientras esta última, mantenía silencio, Me imaginé que eso sería parte de la estrategia de mi marido, para que la caída de la acciones no fueran muy rápidas, ya que esos podían provocar que el malnacido, despidiera a los trabajadores de mi padre, para obtener así liquidez rápida para combatir las perdidas.

La caída de las acciones era más sutil, así como la adquisición de ellas a través de terceros, por parte de Constantine. Decidí que, con esta muestra estaba cumpliendo su parte del trato, y ya era hora de darle parte de los archivos con los nuevos avances, que, durante estos años, había yo creado en nombre de Kayla.

Así que accedí desde mi tablet a mi web secreta. Mientras seleccionaba los archivos que le enviarían, aquellos que pudieran ser los más atrayentes, a mi esposo, me di cuenta de que la aplicación de espionaje estaba activada, con uno de los dispositivos que tenía Vale.

Antes de enviar el diseño de los prototipos a Constantine, le envié un mensaje a mi querida amiga.

- "¿Estas espiando a tu marido?, veo que el broche de diamantes esta activo."- le puse, y tras eso comencé a enviar los primeros archivos.

- "No de ése, si me es posible, no quiero ni hablar. Lo del dispositivo es mi regalo de bodas, el broche ahora mismo está en manos de tu antigua amiga Nicole. Mientras este cerca de él, puedes escuchar y ver lo que ella, u otras personas cercanas, ven o escucha. Y como tu gran aprendiz, le puse el modo dinámico, sólo se activa con el movimiento o la voz humana. Así no gastará mucha batería. Por cierto, Batgirl, aparte de la merecida bronca de esta mañana ¿no se te ha olvidado contarme algo? ¿Algo tan importante como la perdida de tu virginidad? "- me contestó mi más que inteligente y atrevida amiga.

La verdad era que me emocioné en saber que habíamos metido una escucha de audio y video espía, en la casa de mis enemigos, iba a dejar que se grabar todo, y cuando tuviera un momento, durante mi luna de miel en la isla los iba a visualizarlas todos o al menos la gran mayoría, esa información podía ser muy valiosa.

Iba responderle a Robin, sobre su buen hacer como espía, y dejar un cometario rápido sobre la mujer ninfómana y extraña que Daimon había sacado a luz anoche, cuando una pregunta de mi marido me hizo esperar.

- "¿Qué es esto Hera? ¿Qué son estos archivos que me están llegando a mi correo?"- me dijo mirando en su ordenador, lo que yo le estaba enviando.

- "Tu regalo, por nuestro matrimonio, y por hacerme feliz al empezar a vengar a mi amiga Kayla, tan sólo estoy cumpliendo con parte de su última voluntad. Tienes en tus manos quince de los mejores avances tecnológicos creados por Kayla Donnelly, que ya puedes enviar a tu departamento de IMASD, para que vean en que pueden utilizar esos diseños. Con parte de los que tienes ahora, y los otros que iré enviando, a medida que adquieras la compañía Donnelly, creo Nikolaus podrá entrar de manera más competitiva, en varios sectores de renombre en el sector tecnológico, como es la industria espacial, medicina, informática para grandes industrias y contraespionaje."- le dije mientras lo miraba, él no despegaba sus ojos de la pantalla, y a medida que abría un archivo, una sonrisa de orgullo, se dibujaba en sus labios.

Casada con el enemigo de mi esposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora