Capítulo XXXI. En casa de las castradoras I: las primeras escuchas.

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Valerie.

Me fui despertando poco a poco mientras era transportada en unos cómodo y agradables brazos, que me recordaron por unos segundos, a gemidos apasionados, el olor intenso y agradable de su cuerpo, un cuerpo duro fibroso, que daban ganas de hincar mis dientes en él, mientras mi cuerpo se estremecía por las caricias y los besos. Era tan maravilloso que no pude evitar gemir ante el recuerdo.

- "No creo que sea el mejor momento para gemir guerrera, tu suegra te está oyendo ahora mismo."- la voz ronca y algo teñida de frustración del pervertido, me hizo abrir los ojos de repente, para mirar a mi alrededor.

Me encontraba en la sala amplia y muy lujosa de una gran mansión, y delante de mí, una bella mujer rubia de mediana edad de ojos verdes intensos, un hombre alto y muy atractivo para su edad, moreno de ojazos azules, un azul muy parecido en el que me había sumergido en mis sueños, y finalmente una joven, que hacía poco había cumplido los dieciocho o era incluso menor por su apariencia, morena de ojos, verdes como su madre, una autentica belleza. Pues todos, y cada uno de ellos, me sonreían encantados, como en si esos fuera un anuncio de Colgate.

Justo en ese momento desee morir mil veces, mientras cubría mi cara en el suerte de mi marido, para intentar asfixiarme con la tela, y de alguna manera morir rápidamente ante la vergüenza que sentía. No tuve suerte, lo único que conseguí fue que el hipnotizante olor de ese hombre me llenara las fosas nasales, y los recuerdos de mi sueño volvieran a mí, en oleadas, tuve que morderme los labios para no volverme a poner en ridículo.

- "¡Bájame estúpido!, estoy haciendo el ridículo en tus brazos"- murmuré para que él sólo me oyera.

Pero hay otra cosa que debo aprender de la madre de Bacon, y es que tiene un oído que envidiarían algunos animales.

- "No te preocupes querida, la tradición hay que cumplirla, la novia debe entra por la puerta en brazos, además de que tras la aventura que viviste ayer, es normal que estes cansada."- a sus palabras ocurrieron varias reacciones, dependiendo de la persona que lo oyó, mientras Elizabet la hermana de Bacon soltaba una carcajada, el padre ponía una cara de circunstancias, muy parecidas a la Bacon, cuando ve algo que se pudo haber evitado, hoy la había puesto muchas veces. Finalmente, Bacon gruño de disgusto, mientras murmuraba.

- "¡Esto es una pesadilla!"- y yo, por mi parte, me puse como los atardeceres en el desierto del Colorado, de un rojo intenso, bajé mi cabeza, y quise que quien fuera que estuviera en el cielo, por una vez me escuchara, y nos tragara a los dos, donde fuera, daba igual, el infierno, el purgatorio, en medio del desierto, o en una isla desierta en medio del océano, sin vida humana alrededor, ni posibilidad de salvación.

- "¡Bájame de una vez! o ¡Tírame por una ventana!, pero déjame huir con dignidad"- le dije a Bacon con los labios cerrados, para evitar ser escuchada.

Mi cometario aparte de hacer que mi marido sonriera, me liberó de la incómoda situación de permanecer en sus brazos, sin ninguna escapatoria.

Ya de pie respiré profundo, recordé mis años de negociadora experta como agente de moda, con modelos caprichosas, una en especial que yo apadrinaba, llamada Samary De Angeleis, que odiaba este mundo, además de diseñadores egocéntricos y locos de remate, como sólo le puede ser los grandes genios.

Tras respirar fuertemente me presenté a los que, desde hoy, serían mis suegros y mi cuñada, no se sabe por cuanto tiempo lo serían. Pero seguro bastante, dado la situación en la que estábamos, y la sentencia de muerte que teníamos encima de nuestras cabezas, por parte de un demonio y una superheroína, Batgirl.

- "Señor y señora Martin, soy Valerie Ha... digo Valerie Martin, lamento presentarme así, pero..."- mi suegra me interrumpió.

- "Llámanos Albert y Marjorie, eres como nuestra nueva hija, y a la más que hay que mimar. ¡Tienes una carga muy grande, mi amor!."- no pude evitar sonreír, mientras oía detrás de mí la voz de cansancio de Bacon.

Casada con el enemigo de mi esposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora