Capítulo XXXVIII. Una venganza agridulce, acorralado.

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Samary.

- "¿Qué crees que les pasó? No lo entiendo, anoche tras hacer el amor, me quedé dormida, y cuando me levanté no estaba, lo llamo y aparece así, lo peor es que no suelta prenda."- pregunté desde mi asiento sentada al lado de Valerie.

Nuestro castigo, a esos dos ejemplos de la fidelidad masculina, por desaparecer a medianoche y venir de una clara evidencias de haber estado en una pelea, fue ignorarlos. Fue idea de Valerie, más puesta que yo sobre el comportamiento humano, en especial el comportamiento masculino, y sus alianzas de silencio.

- "Tampoco lo vamos a saber, estos dos no van a soltar prenda, ni el motivo, aguantaran hasta el final, ni que lo torturemos. Lo único que conseguiría algo, no nos interesa ni a ti, ni a mí, porque paso de privarme de los servicios sexuales de mi hombre, porque no se sepa defender de que otro le golpe, en esa bonita cara que tiene."- dijo Valerie algo alto sobre todo la última parte. De seguro, tanto Bacon como Daimon lo había escuchado desde sus asientos delante de nosotras, en el Jet.

La miré para hacer que bajara la voz, pero vi el brillo que ya conocía de mi Robin, lo había hecho adrede.

No pude evitar sonreír, Valerie Martin, era un genio, conocía a las personas y sus emociones, algo en lo que yo era totalmente nula. Era la perfecta manipuladora.

- "Te entiendo, tanto Demonio, tanta frialdad, ¿para qué? si luego llega cualquiera y le revienta el labio, que ni se queje cuando lo beso, porque me va a dar igual."- dije siguiendo la técnica de mi amiga, debía hacerlo bien, porque aparte de la sonrisa de mi amiga, Bacon recibió, una de esas mirada agudas del Demonio, mientras soltaba un largo suspiro.

Por su parte Bacon, miró a su esposa, totalmente serio, al parecer sabía lo que su mujer se proponía, y que además había implicado a su mejor amiga en ello. Se le notaba molesto, aunque el último comentario de Valerie fue al que demostró que no le gusto, pero nada.

- "Y para colmo se deja golpear la cara, ya podría haber sido otra parte del cuerpo, así aparecerá que le golpeo. Imagina el cuadro después de los video que se publicaron, donde parecemos discutiendo y retándonos, que el aparezca así, imagina los comentarios, que duro golpe para su masculin..."- mi amiga no pudo acabar, su marido de una manera ágil y rápida, que desmentía claramente su falta de habilidades de esquivar golpes, cogió a su mujer del brazo levantado la del asiento y llevándola al fondo del jet, al despacho que estaba en la parte trasera.

- "Ven conmigo, manipuladora guerrera, hablas mucho."- fue lo último que oí, antes de que la puerta se cerrara.

Yo por mi lado me giré a la ventana ignorando acierto mudo demonio.

- "Hera ¿el castigo durara mucho?"- me dijo acerándose y sentándose a mi lado. - "En una hora aterrizaremos, necesito toda mi concentración, para lo que va a ocurrir dentro de hora y media, y no voy a lograrlo si estoy preocupado porque ni siquiera me hablas."-

Yo sonreí, me alegré de que ya comenzara a conocer algunas de las técnicas de control que usaba cierto Demonio, lástima para él, que yo también conocía su talón de Aquiles.

- "¿No crees que aquí el que no suelta prenda es otro?, señor Constantine, labio partido, demonio. ¿O es que no hubo suficiente acción anoche, para que tuviste que ir a buscar más después que me dormí?"- le dije empleando el griego, para ponerlo en su sitio.

Funciono como esperaba, el gruñido de frustración no se hizo esperar, y su mirada se oscureció más. Vi como apretaba los puños para controlarse.

- "Decididamente Hera, eres una autentica diosa, castigas igual de cruel que cualquier dios de la mitología, vas al hueso."- me respondió también en griego, recordándome que, para mí, era un forma rápida y definitiva de despertar a la mujer pervertida que habitaba en mí, ya que iba asociado a horas de oir a mi marido, hablarme en su idioma materno, que sólo usaba cuando me sacaba hasta el último grito de placer, mientras me hablaba al oído, diciéndome mil locuras. Literalmente, la tortilla se me viró.

Casada con el enemigo de mi esposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora