Capítulo XXXIV. Un accidente programado II.

2.7K 233 12
                                    

Caroline Miller.

- "Pero ¿Qué se cree la maldita rubia?, ¿Quién se cree que es para hablarme y amenazarme?, ¡Maldita sea! me voy a vengar de ellos, de todos ellos."- la ira me inundaban los poros.

- "¿Quieres acabar con ellos?"- una voz masculina me hizo salir de mis pensamiento.

Al girarme me encontré con un atractivo hombre castaño, vestidos de Armani, su cuerpo era musculado, no tanto como mi Constantine, pero era bastante atractivo. - "Creo que podemos ayudarnos mutuamente, ambos deseamos lo mismo, que el matrimonio de Nikolaus se rompa, tú por él y yo por ella."- la ira volvió a mí, no en tendía que tenía esa mujer.

- "¿Pero qué demonios tiene esa mujer para que los hombres se vuelvan locos por ella?, ¿Su coño es de oro?"- dije indignada. Él sólo sonrió, me pareció muy atractivo, y cierta parte de mi cuerpo se despertó. Lo deseaba.

- "¿Bueno qué tal si hacemos un trato?"- me dijo acercándose a mí, haciendo que mi cuerpo se calentara.

- "Bueno depende de lo que me des a cambio, soy una mujer difícil de satisfacer."- le dije acariciando su corbata con mi dedo.

Él sólo sonrió, y me agarro de la cintura.

- "Hoy será difícil, tengo unos trabajos que cumplir, esta noche, pero ¿qué tal si nos reunimos, mañana por la noche? señorita..."- me dijo haciéndome volver a desearlo, acercado si boca deseable a mi oído.

- "Caroline Miller."- dije en un ronroneo de gata.

- "Bien yo soy el CEO de Donnelly Optics Films, Akon García, aquí está mi tarjeta guárdela bien, señorita Miller, estaré deseoso de recibir su llamada, mañana"- me dijo colándome su tarjeta de visita en mi escote, entre mis tetas. El frio de ese objeto inanimado, en el calor de mi escote, me hizo temblar.

- "Lo haré, téngalo por seguro."- le dije en un susurro, mientas cogía la tarjeta de entre mi escote, lo vi desaparecer de nuevo al comedor del restaurante.

Esto se comenzaba a poner más que interesante, si podía recuperar a mi Constantine, y vengarme de esas perras, incluso volver a Bacon mi amante, todo habría valido la pena.

- "Por otro lado Akon García, se había vuelto un hombre la mar de interesante."- pensé mientras con una sonrisa pícara, y algo diabólica, me llevaba su tarjeta a mis labios.

Samary.

Por fin podría reunirnos Vale y yo, lleva unas semanas que mi cuerpo no era mío, ese demonio sabía cómo dejar a una mujer completamente saciada. Las dos semanas en la villa de los Nikolaus, había sido todo lo que espera de una luna de miel, y más. Para colmo, la mujer salvaje y devoradora de demonios, que ese hombre había despertado, estaba más que satisfecha, pero no saciada, esa maldita bruja no se saciaba nunca, siempre quería más.

En estas dos semanas ni Vale, ni yo habíamos podido seguir con nuestras averiguaciones, ¿Cómo, si eso hombres no nos dejaban, ni a sol, ni a sombra? Pero hoy todo cambiaría, Constantine y Bacon se habían tenido que reincorpora físicamente al trabajo, porque yo sabía en todo momento, al menos Constantine, desde la distancia, no había dejado de supervisar su gran imperio, y por lo que sé también, por Vale, con una sola llamada Bacon, dejaba todo para atender, vía online, lo que se requiriera que sus empresas.

Vale me había relatado lo que había sucedido con Caroline Miller, y yo le conté lo que habíamos encontrado en la villa cuando llegamos, así que ambas estábamos sobre avisadas sobre la bruja pelirroja, sinceramente tenía ganas de encontrármela de una maldita vez, y acabar con ella. Pero todo tenía su tiempo, ahora tenía que llegar a nuestro piso para ponernos al día de los que había pasado estas dos semanas con Nicole.

Casada con el enemigo de mi esposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora