10 de diciembre, 2018.
Italia.
Castillo Bernocchi.Ha pasado una semana, donde me encuentro mucho mejor a como estaba, las náuseas han bajado y mis ojos están recuperando su color.
Me la paso con Massimo y cuando no estoy con el estoy en el cuarto trabajando, específicamente en la terraza cuando no llueve claramente. He evitado a los demás a toda costa, hasta Antonio quien el miércoles entro furioso a la habitación preguntándome que mierda me pasaba, pero no se quedo lo suficiente para que yo pudiera responder ya que se tuvo que ir cuando lo llamaron.
Y al parecer el tampoco quiere verme porque no me ha vuelto a buscar, se que llega después de la medianoche y sale antes de que amanezca.
También he investigado sobre la cosa de los clanes la verdad no tengo idea de cuál sea la forma correcta de decirle, tengo que matar a más de veinte personas en menos de una hora o pasas a mejor vida. Esa es la supuesta iniciación y si el jefe, el Boss le gusta te quedas, si no, igual te matan.
Las personas que hacen esto saben matar desde los cinco años, los peores barrios de Italia, Francia hasta Paris y de otros países europeos. Cuando la famila está en esto su descendencia tiene que pasar a lo mismo, Anderson da buena información.
Termino con todo y decido hacerle una sorpresa Antonio.
¡Dios! tengo que controlarme, estos cambios de ánimos me van a matar. Un minuto lo odio y al otro no.
Me pongo una lycra negra y un camisa deportiva blanca de magas largas de cierre que dejo que se me vean los senos, quito las lentillas y coloco mis lentes, amarro mi cabello y calzo unos deportivos blanco, tomo un suéter negro grueso.
Salgo y Carla me espera en las escaleras dándome la cajas donde hay muchas galletas, si no se las come juro que hago que se las trague como sea.
Subo a la lancha y el cielo está nublado pero no deja de verde hermoso, saco mi celular tomando una foto que subo a mi historia de Instagram. Anderson anda conmigo y ya prepare todo sin que Antonio se entere.
- Ese es el único que no tiene GPS - sigue explicando - Como está tampoco tiene, el señor los usa cuando se pierde con Alex y Longo.
- ¿Se pierde? - Asiente como respuesta - ¿Hacer que?
- Mujeres, bebidas y así - Respondo y sonrío para disimular la rabia.
No debí venir a esta idiotez pero ya veo las demás lanchas al rededor de el puerto. Camino por la madera y todos me voltean a ver aún cuando dos hombres tienen mujeres a su lado.
Es raro no tener a alguien sujetando mi cadera. Me ven porque normalmente las europeas no andan vestida como yo o tiene un físico llamativo. Miro a una castaña que carga un vestido de estampado muy bonito que le queda muy bien y así se nota la diferencia, no es la única así.
A veces me pregunto como sería si fuera flaca, más delicada... me gusta la idea pero se que no puedo bajar de peso o me veré desnutrida.
- Es ese - señala un Ferrari color arena.
Anderson me da la llave y subo con una sonrisa, prendo y no se como pero le quito el techo. Arranco y no se a dónde voy pero el tanque está full haciendo que mi mente cree un nuevo plan.
Pongo el GPS en mi celular y comienzo a pasear por algunos lados turísticos, el sol comienza a caer y veo un puesto de comida rápida. compro pollo con papas fritas por cantidad, amo las papas.
Pongo la ubicación del tal galpón y me dirijo hacia allá. Cuando llego trato de controlar las ganas de lanzarle las galletas por la cara Antonio apenas lo vea.
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Unstable. [Libro 1 > Saga Bernocchi]
Action¿Este el comienzo o el fin de una historia? ¿Mi historia?