capitulo 38

59 4 0
                                    

Diciembre, 2018.
Puerto Rico

Han pasado cuatro días contando el de hoy que no he visto Antonio, nadie dice nada, todos están alejados hasta Anderson dejo de hablarme, Massimo es el único que anda cerca de mi con una sonrisa de oreja a oreja.

Estoy aquí en el aeropuerto despidiéndome de mi familia y contengo las ganas de irme con ellos.

- Nos veremos para la boda cariño - Me dice Irma y asiento - Adiós hombrecito - Jala las mejillas de Massimo.

- Buen viaje señora Irma - Le dice sonriente.

- Ven acá - Me toma mi papá y lo abrazo fuertemente, no quiero que se vayan -  Nos vemos - Me dice y lloro desconsoladamente en su hombro.

- Chao papi - Susurro y limpia mis lagrimas - Me avisan cualquier cosa.

- Tranquila - Me dan un último abrazo oso los dos y se van.

Veo como suben las escaleras del avión y Massimo aprieta mi mano, ya no quiero estar aquí hace tres días estaba feliz y ahora solo quiero irme lo más lejos posible.

- Solo serán unos días antes de que los vuelvas a ver - Me dice y yo limpio mi cara cuando despegan.

- Massimo ¿no te sentirás mal si te digo que quiero estar sola un momento? - Le pregunto y niega - Nos vemos dentro de un rato - Lo suelto con delicadeza.

- ¿Querías irte con ellos? - Pregunta y asiento.

- Quiero todavía pero no te voy a dejar ¿Recuerdas? - Asiente - Por ti sigo aquí.

No dice nada así que me voy, bajo al chófer y salgo yo sola en el carro, no se a dónde voy pero quiero estar alejada, sigo los letreros donde dice que están las playas y me paro abriendo la ventana de el carro cuando me estaciono.

No me bajo, hay muchas personas y es muy probable que me conozcan, pongo unos lentes de sol y me quedo viendo el mar, las personas con sus familiares y los niños correr.

Toco mi vientre y sonrío al pensar cómo será, cuando yo era pequeña fui muy inquieta y preguntona, todo lo quería saber cosa que todavía no se me ha quitado.

Salgo y compro una hamburguesa con mas papas fritas que hamburguesa, como tranquila y muchos se me quedan viendo pero deciden ignorarme supongo.

Termino de comer y ya la tarde ha caído haciendo que haya muy poca personas en la playa.

- Chica ya estamos desocupando el área - Me dicen y me quito mis gafas, me ve sorprendido.

- ¿No puedo quedarme un rato más? Estaré aquí sentada lo juro - Sonríe y asiente.

- ¿Puedo tomarme una foto con usted? - asiento y saca su  celular tomándonos una selfie - No se acerque al agua que es peligroso, fue un placer es usted mi ídolo.

- Gracias - Sonrío y se va dejándome ahí.

Me siento y me quedo viendo el atardecer, es hermoso simplemente, no hay una palabra que pueda utilizar para la sensación de paz que me da ver los colores unirse de forma tan perfecta y única como son los atardeceres, jamás me cansaré de verlos.

Unstable. [Libro 1 > Saga Bernocchi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora