Unstable. [Libro 1 > Saga Bernocchi]

capitulo 59

Avonf Smirnov.
20 de junio, 2019.
Rusia - Moscú.

Paseo por las calles de Moscú con pesar. hoy es es su cumpleaños y todos de alguna forma nos hacemos los idiotas ante la situación.

Cruzo negando y me voy hacia la casa.

Mi vida ahora es vacía, lo que antes me llenaba hace un tiempo para acá no lo hace. Estar con Isabella me hace sentir de alguna forma bien y no soy el único ya que la forma en nos incluye a todos nos hace sentir por fin como una familia.

Prendo la radio y la canción que suena me hace apagarla de inmediato.

Me abren las puertas de la mansión y mi vista sin querer pasa hacia los árboles, no pude hacer nada.

La mirada que me dedico antes de irse por decisión propia ¿Será que está muerto? No. Antonio tiene un plan aún si lo tienen y no va a dejar que lo maten pero es solo cuestión de tiempo.

Me estaciono y cambio mi expresión para darle lo mejor a las dos personas que están adentro.

Abro la puerta pero esa asquerosa canción me golpea descomponiéndome completamente, como si me derrumbara.

Play the song you sang long ago
And wherever the storm may blow
You will find the key to my heart
We'll never be apart...

La voz de Isabella me eriza todo sin embargo no sigue cantando, escucho como toma una bocana de aire y yo termino de entrar.

- Buenas - Digo tratando de darnos ánimos.

- Hola - Habla pausadamente.

Esta Sentada en la alfombra con un vestido negro viendo el fuego. Me acerco y me siento con ella viendo lo mismo que ella.

- ¿Es hoy? - su voz se corta.

- Si.. - Susurro como repuesta.

- ¿Cómo fue? - Me ve y sus ojos me destrozan.

Tiene la mirada perdida, ya los ojos no le brillan y no tiene eso que hace que te sientas bien. Nunca he creído en las energías pero la veo y es inevitable no sentir rabia, dolor y un sentimiento de que estás hundido, de alguna forma yo quiero salir del agua pero ella parece que no tiene miedo. Veo todo en sus ojos menos miedo.

- No me hagas recordar - Me sincero por primera vez - Solo eso te pido Isabella y es algo egoísta de mi parte pero..

- Lo entiendo - Me corta y vuelve la vista hacia el fuego - ¿Algún día dejará de quemar?

- ¿Sientes que te quema? - asiente - Yo siento que me ahogo.

- Nada nuevo para mi - Me ve fijamente y de la nada me incomodo.

Escuchamos las notas de un piano y sabemos perfectamente quién lo toca, la ayudo a levantarse y juntos subimos con sigilo. Nos quedamos a una distancia prudente e Isabella toma asiento en el primer sillón que ve tocando su pansa.

Massimo no lo he visto ni una sola vez llorando, pero si está distraído, se ha equivocado más de una vez en un diseño donde prácticamente no le faltaba nada. Toca con cansancio y reconozco completamente lo que toca - Moonlight sonata de Beethoven - Antonio se lo toco un vez que lloraba y no sabía que hacer para calmarlo.

Recuerdo perfectamente que estaba estresado, puso a Massimo encima del piano en una de esas canastas para bebés y comenzó a mover sus dedos en el, increíblemente se calló al instante viendo fijamente Antonio. Desde entonces lo tocaba o se lo ponía desde su celular cada que se alteraba.

Siempre admire a mi primo a pesar de ser mayor que el, le han dado tantas responsabilidades y ninguna le ha quedado grande. El y Massimo han tenido una relación tan única.

No necesitan hablar para entenderse y aunque la mayor del tiempo estaban cada uno concentrado en su mundo nunca se separaron.

Sus músculos pequeños se tensionan cada que toca una nota y duele la forma tan cansada con que lo hace. El abuelo llega a mi lado y me aprieta el hombro.

Anker, Ankor, Iván, Agatha, Ivana, Marcello, Claudia y 7 personas más se quedan viendo lo mismo que los demás hasta que de la nada Massimo deja de tocar, quedándose quieto.

Isabella se levanta como si le costará caminar y no es de menos su pansa está a nada de explotar o yo lo veo así, toma asiento al lado de Massimo y en silencio sigue tocando donde el lo dejo.

Ambos comienzan a tocar pero no llegan al final cuando se detienen.

- ¿Vamos a estar bien? - Le pregunta Massimo y el abuelo me aprieta.

- Si - Lo ve y después pasa la vista hacia nosotros - Tal vez no ahora pero lo vamos a estar.

Massimo se le pega tocando su pansa, los demás se van y solo quedamos Marcello y Claudia, la última entra y me es imposible no verle el trasero, la abraza en silencio y veo como Isabella la aprieta.

Claudia acaricia el cabello de Massimo y le regala una sonrisa, me sorprendo cuando Massimo toma esa mano y la besa. Le dice algo en español y la morena se rompe.

Marcello y yo nos vemos sin saber que pasa, se acerca el también y yo me quedo como una estatua viéndolos.

Soy mayor que Antonio por unos 5 años y era un niño demasiado tranquilo. Andaba en su propio mundo pero de la nada le daban arranques, recuerdo perfectamente que me golpeaba muchas veces sin sin tener un porqué, hasta que un día no aguante le pregunté y hasta ahora eso me sigue.

"Si lo hago es porque puedo y tu no has hecho nada para demostrarme lo contrario, ahora es un simple golpe pero después ¿Después que será? Tienes que demostrar que es lo que pueden hacerte y que harías si pasan esa raya, piénsalo."

Tenía putos 8 años ¿Cómo mierda un niño de 8 años piensa así? Siempre ha sido muy inteligente, muy poco se ha equivocado pero esas equivocaciones normalmente le traen algo bueno.

Al principio nadie entendió la obsesión que tenía con Isabella, la vigilaba en todo momento y mataba cada que andaba con otro, podía ir y acercase hacia ella, hablarle pero no lo hizo hasta después de unos meses. Nadie entendió porqué la dejo al frente de nosotros siendo prácticamente una niña hasta que lo vi.

El día que la conocí, la forma en que mató porque la fastidiaron, entonces lo entendí. Sabía que si la atacaban iba a dar con lo que tuviera y lo que ha pasado estos meses desde que se fue siento que todavía está descubriendo cuánto tiene a su disposición.

Y cuando por fin lo haga, cuando por fin descubra quien es entonces ahí, ahí quemará el mundo por lo que le quitaron porque en sus ojos veo esa sed de venganza que se oculta en el dolor.

- Voy por un trago - Hablo y me regala una sonrisa.

Bajo y encuentro a mi familia sentada tomando y fumando, todos me ven y sonrío con suficiencia viendo el fuego.