capitulo 42

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Diciembre, 2018.
New York.
Mansion Bernocchi.

- ¿Rojo o un color neutro? - Me pregunta Johanna.

- Un color neutro para que la atención vaya a mis ojos - Respondo y terminan con mis labios.

Me ayudan a levantarme y la molestia sigue. Todos comienza arreglar sus cosas para irse y salgo yéndome a mi habitación. Entro y voy hacia el clóset de Antonio encontrándolo, está arreglando las mangas de su camisa blanca.

Mi vestido es plateado de encajes y pedrería,  de una sola manga, se me pega a mi figura pero igual es suelto, una abertura que comienza en mi muslo izquierdo.

Mis tacones son del mismo color y mis accesorios se basan en una pulsera plateada con diamantes que está en mi brazo opuesto a la manga, zarcillos pequeños y en mis dedos el anillo de compromiso.

Mi maquillaje se basa en mis ojos, la sombra negra y el color de mi vestuario hace que mis gris se vea en todo su esplendor.

Camino hacia el y lo abrazo por la espalda.

- Que guapo - Le digo y sonríe sin quitarle la mirada a lo que hace.

- Ayúdame - Levanta la vista y nuestros ojos se conectan en el espejo.

Se voltea hacia mi pasando la mirada por mi cuerpo, me muestra el botón de su manga y lo abrocho yendo por el otro. Llevo mis manos a su cuello arreglándolo también, dejo mi mano en su pecho y levanto la vista a su cara.

- Te ves hermosa - Dice dándome un casto beso - Volvió el negro - toma un mechón de mi cabello y yo asiento - Así me gusta más.

- Gracias - Sonrío y se aleja de mi colocándose el saco negro.

Va por su reloj y mi tiende la mano para que se lo abroche. Luego busca en su gaveta poniéndose dos anillos en la mano derecha, justo en los últimos dos dedos.

- Italia y Rusia - Los mueve, se echa perfume y me toma la mano sacándome.

- Que fácil ser hombre - Le digo y asiente con orgullo.

Bajamos y veo como traen otro abrigo de piel pero este es gris acorde con mi vestido.

Salimos y Antonio me suelta abriendo la puerta de un rolls-Royce negro, entro y el se viene atrás.

- Aquí - Toca su pierna y muevo a sentarme ahí.

- Las cenas de beneficencia es para donar dinero ¿No? - Asiente dejando la mano en mi vientre - Yo no di nada.

- Pero yo si, por los dos - Pone su cabeza en mi cuello - Aunque tú tienes mucho dinero también, deberías darme un poco.

- Como si no estuvieras podrido en el - Le digo y siento como sonríe.

- Estaremos porque lo tuyo es mío y lo mío es tuyo - Dice y pongo mi cabeza encima de la suya.

- Lo tuyo es mío y lo mío es mío - Le digo y me besa el cuello.

- Que mezquina - Susurra - Como quieras.

- ¿Que haré con tanto dinero?

No habla más y respiro hondo viendo cómo pasan los minutos, mis ojos se comienza a cerrar y Antonio me aprieta las piernas  separándose de mi.

- No te duermas - Me dice y yo bostezo recostando mi cabeza de su hombro cerrando los ojos.

- Unos minutitos nada más - Gruño.

- No - Hago un puchero quejándome - No te voy a dar helado si te duermes.

- ¿Donde hay helado? - Me levanto de golpe y me ve negando - ¿Me mentiste?

Unstable. [Libro 1 > Saga Bernocchi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora