Capítulo 6. Hermosas Criaturas

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''Los monstruos más temibles, son los  Que se esconden en nuestras almas''

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''Los monstruos más temibles, son los
Que se esconden en nuestras almas''


Mientras Mariah me limpiaba la sangre de la frente con un algodón blanco y me ponía una tirita, me informó que iría a la noche de hogueras

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Mientras Mariah me limpiaba la sangre de la frente con un algodón blanco y me ponía una tirita, me informó que iría a la noche de hogueras.

—Mariah, ¿estás bien? —le pregunté, preocupada.

—Claro que sí, hija. ¿Por qué no habría de estarlo? Solo quiero ver a viejos amigos —respondió con una sonrisa forzada.

A pesar de sus intentos por aparentar normalidad, era evidente que algo no iba bien. Sus ojos perdidos, las lágrimas que apenas lograba ocultar, el esconder botellas de whisky bajo el lavabo y verterlas en una taza simulando ser café por las mañanas, y sobre todo, su cambio de personalidad. Mariah solía ser autoritaria, casi despotica, terca y siempre buscando ser el centro de atención, similar a Sophie, pero sin tolerar ningún tipo de acoso. Esta faceta maternal, cariñosa y respetuosa era desconcertante. Había algo que no encajaba, y no era solo el hecho de haber matado a su marido, algo que ya había advertido días antes.

—Mariah, has pasado por mucho. No querías ni ver esta casa, y ahora estás aquí reformándola, y lo de Jules... —comencé a decir.

—He vivido muchas cosas en esta casa, y lo de tu padre fue una tragedia, pero hay que seguir adelante —respondió, tratando de restarle importancia.

—No tienes que aparentar fuerza conmigo, Mariah —le dije, colocando mi mano sobre la suya.

—¿Estás tomando tus medicamentos como deberías? El doctor Williams vendrá a evaluar que la zona sea segura... para ti —dijo, cambiando de tono. Sin embargo, se acercó y me dio un beso en la frente, dejando claro cuánto nos quería a mi y a mis hermanos.

La situación con Mariah me preocupaba, y su comportamiento contradictorio no hacía más que aumentar mis dudas sobre su estado emocional.

—Mamá, no fue culpa de Vic, fue mía. Sabía que no podía conducir por los medicamentos que estaba tomando, y aun así la dejé hacerlo —interrumpió John para asumir la responsabilidad.

CREATE. El Pantano de los SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora