La trama sigue a Victoria Walker, una joven luchando contra la esquizofrenia, cuya vida da un giro al desaparecer su padre, el detective Jules Miller. Su familia se muda a Moonlitgh, un pueblo aparentemente tranquilo lleno de secretos oscuros. Victo...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"Los tiempos difíciles crean personas fuertes Las personas fuertes crean buenos tiempos, Los buenos tiempos crean personas débiles, y las personas débiles traen tiempos difíciles"
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Podría decirse que nos quedamos atrapados dentro de ese pez para siempre, como un final fatal, pero ese podría haber sido nuestro destino en otro universo paralelo. Sin embargo, no fue así.
Fuimos escupidos en el pantano, pero no en un pantano hermoso con luciérnagas y sirenas, sino en uno mugriento y maloliente en Sleepyhouse.
Al mirar hacia las aguas sucias, me pareció ver un rostro familiar en la superficie.
Nadé hacia arriba y vi unas manos extendiéndose hacia mí entre las aguas sucias. Vi su rostro iluminado por una sonrisa tierna, aunque un poco sofisticada para ser la de una niña. A su lado estaban los demás.
Tomé su mano, aunque no fue de mucha ayuda para subir.
Con la ropa mojada y temblando de frío, noté que todos estábamos bien, excepto John, que comenzaba a despertarse y quejarse por su pierna rota.
–¿Dónde... est...?.– John comenzó a preguntar, pero el pequeño Liam selló sus labios con las manos y puso un dedo en sus propios labios en un susurro. No dijo mucho, pero entendí lo que quería decir.
Era Sleepyhouse, pero no el Sleepyhouse en el que vivíamos. Estaba... mejor cuidado y juro que su jardín y su estructura estaban mejor que nunca. De hecho, era hermoso y transmitía cierta paz al mirarlo.
–¡Quiero despertar!.– gritó John al darse cuenta de su pierna. Sophie y Mindy lo agarraron para evitar que se sobresaltara.
–No volveré a jugar nunca más...– murmuró John.
–No digas tonterías, claro que volverás a jugar.– le animó Mindy.
–¿Dónde has estado? ¿Por qué eres la única que no está mojada?.– preguntó Timmy, notando que ni siquiera su cabello estaba húmedo.
–Ahora no es el momento, Timothee. ¿Puedes llevarnos a la casa?.– dijo Mindy a la niña.
