Capítulo 27. En boca cerrada no entran moscas

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"y es solo por la consciencia deLa muerte que nos apresura a construir Ese ser que deberías ser

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"y es solo por la consciencia de
La muerte que nos apresura a construir
Ese ser que deberías ser."

El Sheriff Carter me dio a elegir en qué asiento del coche patrulla quería sentarme, ya sea en el asiento delantero junto a él o en el asiento trasero

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El Sheriff Carter me dio a elegir en qué asiento del coche patrulla quería sentarme, ya sea en el asiento delantero junto a él o en el asiento trasero. En un esfuerzo por no sentirme como una delincuente o, aún peor, como una asesina, opté por sentarme en el asiento delantero junto al sheriff. Apoyé mi cabeza en la ventanilla, dejándola bajar lo suficiente como para sentir el viento romper contra mi mano mientras avanzábamos. El viento descontrolaba mi cabello pelirrojo.

–¿Estás nerviosa? –me preguntó el sheriff. –Tranquila, le prometí a Mariah que cuidaría muy bien de ti– intentó establecer una conversación conmigo.

–¿Te gustaba mucho Mariah, verdad? –le pregunté, tomando por sorpresa al sheriff.

–De hecho, sí. Mucho antes de que me casara con la madre de Timothée y antes de que Mariah se fuera del pueblo, salimos... éramos...– intentó continuar, pero lo interrumpí antes de que pudiera hacerlo.

–¿Inseparables? ¿Tú, Mariah, la señora Dove y mi padre? –giré mi rostro hacia él y parecía incómodo al responder.

–Si no quieres decírmelo, está bien, no pasa nada –le dije.

–No, claro que quiero decírtelo, es que ha pasado tanto tiempo...–dijo él, manteniendo su mirada al frente.

Llegamos a la comisaría del pueblo, donde había más policías yendo y viniendo, envueltos en papeles, parecían afligidos.

–Alex, Alex –llamó Harry al sheriff al verlo, pero este no le prestó atención, yo iba detrás de él y Harry detrás de mí llamándolo una y otra vez.

–Ahora no es un buen momento, Harry –respondió el sheriff sin detenerse, pero descubrió lo que Harry quería decirle cuando abrió la puerta de su despacho y encontró a un hombre encorbatado desconocido en su escritorio, con los pies subidos y varios expedientes desordenados en la mesa.

–¿Quién es usted y qué hace en mi oficina? –lo reprendió el sheriff frunciendo el ceño.

–Buenas tardes, Sheriff Carter, soy el Agente James Smith, del FBI. Un placer conocerle, señor –dijo el Agente Smith, extendiendo su mano para estrecharla, pero el sheriff ni siquiera se dignó a responder.

CREATE. El Pantano de los SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora