La trama sigue a Victoria Walker, una joven luchando contra la esquizofrenia, cuya vida da un giro al desaparecer su padre, el detective Jules Miller. Su familia se muda a Moonlitgh, un pueblo aparentemente tranquilo lleno de secretos oscuros. Victo...
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"El pecado te llevará al cielo"
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Podéis juzgarme y maldecirme si así lo deseáis, pero jamás proclaméis: "ella es la criatura más vil", porque, os lo aseguro, eso soy. Soy simplemente la sombra que el ser humano ha forjado por elección.
¿Acaso el diablo es verdaderamente malvado? ¿O acaso castiga a los malos, convirtiéndose así en un ser bueno en última instancia?
Tus pesadillas no son más que tus miedos devorándote, forzándote a confrontarlos.
Aquella noche se convirtió en leyenda, transmitida a lo largo de generaciones, cuando el pueblo entero fue asediado por pesadillas vivas durante días y noches interminables. Anhelaban el retorno de las criaturas coloridas que una vez deambulaban sin hacer daño a nadie.
Al despertar, Sophie y John se encontraron en medio de otra pesadilla. Sophie sufría incontables desgarros por todo su cuerpo, convulsionando y ardiendo de fiebre, tanto que la sumergieron en una bañera de hielo, pero su fiebre persistía, pareciendo estar en agonía.
¿Y sabes qué tendrías que hacer para lastimar a Jonathan? Simplemente tendrías que herir a Sophie, y entonces, amigo mío, estarías condenado.
Él se volvió hacia mí; su respiración agitada y sus puños apretados revelaban su enojo.
—Lo sabías. Sabías lo que ocurriría. Has enviado a nuestra hermana a su muerte. —me agarró del cuello y me estampó contra la pared con fuerza.
—No sabía que esto sucedería. —le respondí, encontrando su mirada.
—Sabías que no había vuelta atrás, y aun así la enviaste. —él persistía, sin dejarse convencer, mientras Timmy torpemente intentaba apartarlo de mí.
—No creo que este sea el mejor momento para discutir esto...
—Tú no eres mi hermana. Mi hermana ha fallecido. Eres una completa desconocida para mí. Llevaré a Sophie al hospital y, cuando regrese, no quiero verte aquí. —me lanzó un ultimátum, aliviando la presión en mi cuello.
