Capítulo 9. El Sueño de los Justos

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"Los limites quedividen la vida de la muerte son, en el mejor de los casos, sombríos y vagos

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"Los limites que
dividen la vida de la muerte son, en el mejor de los casos, sombríos y vagos.
¿Quién dirá dónde termina uno y dónde comienza el otro?"


Esa noche, la tormenta rugía con furia afuera, haciendo que Mariah cediera y permitiera a Timothee quedarse en la acogedora casa

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Esa noche, la tormenta rugía con furia afuera, haciendo que Mariah cediera y permitiera a Timothee quedarse en la acogedora casa. Sentados frente a la ardiente chimenea, Timothee nos envolvía en un aura de misterio con sus relatos fantásticos que desafiaban toda lógica.

—Cuando entramos en el antiguo faro, nos encontramos con los siete niños desaparecidos, suspendidos del techo con sacos en sus cabezas. Aún respiraban, pero solo mi padre y yo estábamos allí, incapaces de liberarlos a todos. Hice lo que pude, sosteniendo a los que logré alcanzar para evitar que... bueno, ya saben. Pero entonces, el desquiciado Bill, el cuidador manco del faro, atrapó a mi padre y le desfiguró el rostro con su garfio. Pensé que presenciaría su muerte en manos de Bill, luchando desesperadamente, pero entonces apareció la mujer del vestido blanco de novia sin piernas. Agarró a Bill por el cuello y su garfio se hundió en su espalda, emergiendo por su estómago con sus entrañas. Al día siguiente, al despertar, mi padre y yo descubrimos que ambos habíamos caído dormidos, él exhausto de buscar a los niños y yo de ayudarlo en el laboratorio. Mi padre tenía una cicatriz en la mejilla izquierda y en el faro encontraron a Bill colgado de un gancho, junto a tres niños en el congelador. En la cinta de grabación, el loco Bill confesó que una sirena lo salvó cuando su barco naufragó.

—¿Una sirena? —preguntó John, incrédulo.

—¡Así es! —respondió Timothee, con un brillo en los ojos.

—Pero, las sirenas no suelen ser malas y hundir barcos, ¿verdad? —inquirió John.

—¡Son extremadamente peligrosas! —exclamó Liam, asomándose entre los barrotes de las escaleras—. A menos que se enamoren, entonces, son capaces de todo por la persona amada.

Las llamas de la chimenea danzaban hipnóticamente mientras Timothee relataba la macabra historia que ocultaba el faro.

—La grabación de Bill reveló que la sirena fue su esposa. Su amor era tan intenso que ella comenzó a hundir los barcos que Bill guiaba con el faro, pero él la traicionó despiadadamente, vendiéndola como una mercancía exótica. Incluso después de muerta, su espíritu lo perseguía, exigiendo la vida de siete niños o la suya para encontrar la paz.

CREATE. El Pantano de los SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora