Capítulo 16. Cuando despiertes

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Su susurro provenía del armario "¡despierta , despierta!" Seguía gritando mientras se golpeaba ella misma con sus  palmas en la cabeza

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Su susurro provenía del armario "¡despierta , despierta!" Seguía gritando mientras se golpeaba ella misma con sus  palmas en la cabeza . Pero no sabía que ya estaba despierta y que está seria su penosa realidad.


El doctor Williams me esperaba pacientemente en una silla, con su mirada penetrante tras sus lentes y su piel tostada destacando en contraste con las paredes relucientes de la sala

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El doctor Williams me esperaba pacientemente en una silla, con su mirada penetrante tras sus lentes y su piel tostada destacando en contraste con las paredes relucientes de la sala. Mientras golpeaba suavemente las hojas de su cuaderno con un bolígrafo.

En la habitación se encontraban un violonchelo y un arpa junto a él, mientras que al otro extremo del salón, cerca de los grandes ventanales que daban al patio trasero de la casa, se hallaba un piano antiguo y robusto. A lo lejos, se podían ver las telarañas que lo cubrían ligeramente.

–Sí, me lo había dicho, pero no recordaba que fuese hoy –respondí a su pregunta anterior, tomando asiento frente a él.

–Entiendo... –murmuró el doctor, observándome atentamente desde su sillón, mientras tomaba notas en su libreta con meticulosidad.

Me distraía constantemente con el sonido de las bolas de equilibrio chocando entre sí y moviéndose de un lado a otro.

Ese día, me había despertado con una alegría y vitalidad inusual, incluso a pesar de haber descartado el vestido elegido por Mariah, sabiendo que no era de mi estilo.

–¿Victoria, me estás escuchando? –me preguntó, interrumpiendo mis pensamientos.

–Sí, perdona, me distraje. ¿Qué decías? –le respondí con una sonrisa.

Conocía al Dr. Williams y su capacidad para analizarlo todo, pero no podía contarle sobre mis sueños. Sabía que solo empeoraría las cosas para mí, aunque podía leer mis mentiras a kilómetros de distancia.

–Te veo más alegre, ¿te sientes cómoda? –inquirió.

Asentí con la cabeza.

–Me gusta estar aquí... quién lo diría... –de repente, un fragmento de recuerdo de unos labios posándose sobre los míos invadió mi mente.

CREATE. El Pantano de los SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora