Toda está historia se sitúa en "El Bronx" un barrio de la ciudad de Nueva York, una zona muy pobre y sin demasiado atractivo turístico, es una zona de pandillas donde abunda el tráfico de drogas y un sinfín de crimenes más.
Aquí mismo viven nuestros...
-¡Maldita sea! ¿¡Cómo carajos estos inútiles no detuvieron a estos imbéciles de entrar al maldito barrio!?.-Digo enojado ingresando a casa golpeando la puerta.
-Tom, carajo, calmate.-Dice mi padre intentando calmarme y calmarse a sí mismo.
-¿¡Cómo carajos quieres que me calme!? ¡Estamos en una maldita guerra de pandillas y nuestro mayor enemigo en estos momentos sabe que voy a ser papá dejando en peligro no solo a Gigi sino que también a mi bebé!.- Digo aún más enojado apuntandolo con el dedo explicando mi enojo.
-De todas putas mierdas en algún momento se iba a saber, lo que importa es que nos cuidemos y estemos más atentos que nunca.-Dice mi padre calmado nuevamente.
-Tom basta de gritar, asustas aún más a Gigi.-Dice mi hermana Olivia abrazando a mi chica la cual se veía asustada, esto había sido mucho para ella, justo lo que no quería para ella.
Luego de ese episodio en la tarde Gigi y yo subimos a mi cuarto en la planta de arriba, tenía un cuarto básico para un adolescente de 18 años, sabía que sí quería tener a mi familia aquí tendría que hacer varios cambios. Era tradición y más teniendo el modo de vida que tengo que vivir aquí con mi familia para seguir el negocio, quería algo mejor para mi, para ella, para mi bebé, pero para mi parecía algo imposible. No podía parar de verla dormir mientras acariciaba su cara y debes en cuando mis dedos rozaba en su pancita abultada, aún no caía que había una vida allí, yo fui participe de está creación que ahora amo más que cualquier cosa.
Al mirar por la ventana noto que el sol ya se ha ocultado, decido bajar un rato a ver si mis padres me necesitan, observo a mi Gigi una vez más, deposito un beso en sus suaves labios y salgo de la habitación cerrando con cuidado la puerta.
-¿Así que ahora no solo sales con la virgen santa de tú vecina sino que la dejas embarazada?.-Dice alguien a mi esplada, alguien que reconozco muy bien; Mia.
-¿Qué carajos haces aquí? Sabes que este sector de la casa está prohibido.-Digo molesto pero a su vez hablo bajo, de verdad no quería despertar a Gigi, quería que descansara.
-Conozco muy bien este lugar.-Dice con aires de grandeza y continúa.- No puedo creer que me dejaras por todo esto, eres un maldito hijo de puta.
-Tú y yo no teníamos nada, solo follabamos al igual que con muchas de aquí, la diferencia es que al igual que tú me usabas a mi para estar protegida yo te usaba para una follada que no me moleste los cojones.-Digo lo más directo posible.
-Olvidate de que yo cuide a esa perra y tú puto bebé.-Dice con su mayor odio.
En ese momento la acorralo en la pared bastante enojado.
-Recuerda que aún eres integrante de está pandilla, fui bueno al seguir dejandote aquí, así que más te vale cumplas tus obligaciones, si se te da una orden se acata.-Digo enojado, puedo apostar a que mi vena del cuello se está marcando, ella había cruzado un límite, mi mujer y mi hijo.
Luego de mi declaración la suelto y dejo que se vaya por el pasillo con la respiración cortada, maldita sea.
Gigi Barons: Despierto de mi siesta he intento buscar a Tom en la habitación media dormida, al darme cuenta que no está decido ir al baño a lavar mis dientes, arreglarme y bajar, cuando bajo por las escaleras puedo ya en la mitad de la misma ver todo el ambiente de siempre, múscial, alcohol, descontrol, etc. Aún no podía entender como Tom vivía así, al final del día su crianza fue allí.
Al terminar de bajar puedo observar al padre de mi bebé viendome fijamente sonriendo acercandose a mí.
-Hola a la mami más linda.-Dice tiernamente dandome un tierno beso.-¿Pudiste descansar?.-Dice apoyando su frente con la mía.
-Sí, bien, en realidad...en realidad tengo un problema.- Digo mientras el toma mi cara con sus manos aún sonriendo.
-¿Qué pasa están bien?.-Dice algo asustado, mirandome de arriba hacia abajo, era tierno como se refería a mi y al bebé desde que sabe que está aquí con nosotros.
-Papá, creo que mami tiene antojos.-Le digo mientras él toma nuevamente mi cara y me besa sonriendo.
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Hola, espero que les guste gustando mi novela, me gustaría saber si opinión
