Capítulo 35

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Pov Olivia

Eran casi las nueve de la mañana cuando mis ojos se abrieron dispuestos a no cerrarse aunque estaba realmente cansada. A noche cuando llegué a mi apartamento, después de despedir a Gala me fui directamente a dormir, pero esta noche iba a ser diferente pues cogí a mi pequeño y lo eché a dormir conmigo; desde que nació nunca lo había acostado conmigo, siempre en su cuna, pero anoche fue diferente pues en el día de hoy le diría la verdad a Charles y la único manera de calmarme era tenerlo cerca. 

Me giré hacia el otro lado de la cama encontrándome con él, dormía tranquilamente, ajeno todo. Acariciaba su suave cara, percatándome de lo mucho que se parecia a su padre, hasta algunas pecas tenía y un pequeño lunar cerca del ojo derecho como él. 

Me levanté de la cama, después de asegurarme que este no se caería, y me dí una ducha. Anoche llegué tan cansada que aún tenía el maquillaje y algunas horquillas en mi pelo. 

Habían pasado unos quince minutos desde entonces, cuando empecé a preparar el desayuno mientras me empezaban a llegar varias fotos de anoche. Las pasaba de una en una, recordando cada momento de anoche, y reprimiendo las ganas de llorar que tenía intentando guardar todos los miedos y nervios que tenía. 

El sonido de la cafetera me hizo volver a la realidad y limpiarme algunas de las lágrimas que habían caido.  Me serví el café y dos tostadas con mantequilla, como cada mañana, y me las comí tranquilamente mientras seguía viendo las fotos, ahora de la fiesta. 

... 

Realmente no sé cuanto pasó desde que terminé de desayunar, pero en estos momentos me encontraba en la habitación de mi pequeño, mientras le daba su biberón para que estuviese tranquilo para poder recoger el apartamento. 

Salí de la habitación, dejando la puerta entre cerrada cuando escuché mi teléfono por lo que corrí hasta él. Miré la pantalla, la cual me indicaba que era Lando quien me estaba llamando. 

LLamada

- Buenos días Oli, ¿cómo estas? - me preguntó el inglés al descolgar la llamada. 

- Buenos días Lando, bien y ustedes, ¿siguen borrachos? - los chicos se desfasaron anoche, y yo creo que no les cabía más alcohol en sus venas. 

- No me lo recuerdes, aún me duele la cabeza - reimos los dos - ¿te llamó Charles? - me preguntó este, algo que me extrañó, pues ni un mensaja habíamos intercambiado. 

- No, ¿por qué?

- Nos pidió tú dirección, pensábamos que habíais quedado, y pues no está aquí - fue como si la respiración se entrecortara, Charles estaba viniendo hasta aquí, el momento estaba cada vez más cerca - ¿Olivia? - preguntó este después de varios segundos sin responder. 

- Viene para aca ¿verdad? - estaba llena de nervios - Lando, va a saber la verdad, va a conocer a su hijo. 

- Tranquila, ¿sí? - claro Lando, que fácil - No os va a separar, Charles no haría eso, lo sabes, te ama y amará a ese pequeño mofletudo en el momento en el que lo vea. 

- No lo sé Lando, no encuentro las palabras para decirle - la conversación que estaba por ocurrir la había pensado miles de veces, pero ninguna había encontrado la manera de decirle. 

- Sólo deja que la conversación fluya, e intenta estar lo más tranquila posible ¿sí? - durante todo este tiempo el inglés no se había separado de nosotros, cada vez que podía venía a visitarnos, al igual que los demás, pero él fue el más especial al ser el primero, junto a Carlos, de enterarse de la noticia. 

- Te quiero mucho Lando. 

- Yo te quiero mucho más, aunque a tu hijo muchísmo más, ese bollo me tiene el corazón ganado - ambos se amaban - Nos vemos luego, ¿sí?, Charles estará apunto de llegar  - se despidió este antes de colgar. 

Fin de la llamada. 

Después de finalizar la llamada, me asomé a la habitación de mi pequeño, el cual estaba sentado en su cuna mientras jugaba con sus pequeñas manos y la luz que entraba en la habitación. Este al darse cuenta de mi presencia se giró hasta mi, con esos enormes ojos verdes mientras se reía dejando ver los primeros dientes que le habían salido hacía dos meses. Me acerqué hasta él, mientras este daba pequeñas palmas. Lo tomé en mis brazos y lo llené de besos, tenía miedo a lo que estaba por ocurrir, estaban cada vez más cerca de conocerse. 

De repente, el timbre de la puerta sonó, solo podría ser una persona, Charles. 

Lo solté en su cuna con algunos de sus juguetes preferidos, y salí de la habitación dejando la puerta entre abierta. Me dirigí hasta la puerta de la entrada, no sabía como le iba a contar, pero el momento acababa de llegar. 

Tomé aire y abrí la puerta, encontrándome a Charles, quien me miraba algo nervioso. 

- Buenos días Liv - tenía la voz temblorosa, pero aún así no dejaba de sonreír. 

- Buenos días Charles - le saludé mientras me apartaba hacia un lado para dejar paso al monegasco hasta el interior. 

Cerré la puerta y este me agarró de la mano hasta atraerme hacia él para rodearme con sus brazos - te he echado tanto de menos - me susurró al oido y una sonrisa estúpida me apareció, haciendo que me calmase. 

Después de unos segundos, Charles tomó asiento en la barra de la cocina mientras le empezaba a preparar un café, mocca blanco por supuesto. 

- Charles, yo necesito hablar contigo - dije mientras le acercaba su café. 

- ¿Hay alguien más? - la cara del monegasco estaba pálida y su expresión había cambiado por completo, prácticamente me podía imaginar los pensamientos que estaban pasando por su cabeza en estos momentos. 

- No - la expresión de este se relajó - bueno sí - de neuvo se había tensado - pero no de la forma en la que te estas imaginando - al escuchar esto, algo en él hizo relajarse. 

Me miraba pensativo, sin saber que responderme, intentando encontrar una respuesta. 

Sentía como mi corazón latía cada vez más rápido , sabía que no había una manera fácil de decirlo, pero era hora de revelarle la verdad. 

- Charles, hay algo que necesitas saber... algo que he estado guardando durante este año y medio. 

Charles me miraba expectante mientras que sentía un nudo en el estómago. 

- Puedes decirme lo que necesites Olivia, estoy aquí para escucharte - dijo este mientras tomaba mis manos con las suyas. 

- Durante todo este tiempo, me dí cuenta de algo - respiré profundamente intentando no dejar escapar las lágrimas que me pedían salir - Charles, yo ... me enteré de que estaba embarazada después separarnos. 

Charles se quedó petrificado, sus ojos se abrieron de par en apr mientras procesaba lo que le acababa de confesar. Ahora era yo la que le acariciaba las manos intentando tranquilizarle. 

- ¿Es mio? - me preguntó a lo que yo asentí - pero..., ¿por qué no me dijistes nada? - era obvio que esta pregunta iba a aparecer. 

- No quería que me vieras como una aprovechada, no quería que pensaras que volvería a ti por tener un hijo, no me lo podía permitir - algunas lágrimas caían por el rostro de ambos - sé que me equivoqué, pero tenía miedo de como reaccionarías - miré al suelo triste pero sentí como Charles me alzaba la cabeza poco a poco con una de sus manos - espero que algún día puedas perdonarme.

- El pasado no se puede cambiar Olivia, tenemos que vivir el presente y yo lo quiero vivir contigo, y con ese pequeño o pequeña que formamos juntos. No me importa el tiempo que haya pasado, solo quiero recuperarlo y disfrutaros - las palabras de Charles me sorprendían y me tranquilizaban, ni en mis mejores sueños había soñado que reaccionaría así - Olivia, ahora que sé la verdad, te vuelvo a preguntar lo mismo de anoche - dijo volviendome a coger las manos - Olivia, ¿aceptas empezar de nuevo juntos? - ninguno apartábamos la vista del otro. 

- Estoy dispuesta a todo Charles, a todo lo que me haga estar contigo el resto de mi vida - dije antes de que este uniera sus labios con los mios, eso que tanta falta nos hacía y que tanto anhelábamos. Volver a sentir a Charles así, me hacía la persona más feliz del mundo, y nada iba a cambiar. 

Inefable - Charles LeclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora