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Para ser honesto, cuando llegué a la ciudad no tenía altas expectativas sobre lo que me encontraría ahí y tenía razón.

Aquel sitio no era más qué edificios altos, calles mojadas, basura por ciertos lugares y personas completamente metidas en su mundo como para ignorar que hay algo más allá de lo que conocen.

Mi padre solía decir que el ignorante se mantiene en la ignorancia porque lo desean y no porque no haya otra opción. En esta enorme ciudad, el recuerdo de mi padre y mi madre me ayudan a continuar buscando motivos para seguir viviendo una vida normal.

Aunque para ser honesto, a veces siento que mi oportunidad de vivir con normalidad se esfumó hace demasiado tiempo atrás por culpa de mis malas decisiones.

-Quien te ve con esa expresión pensaría que escribes un diario o alguna cosa parecida...-lo único remotamente bueno en esta ciudad es que pude encontrar a un viejo colega de la universidad con el que compartí más de una buena aventura.-quizás planeas convertirte en el autor de "El diario Noah. Volumen dos", pero en lugar de ser de Noah, es el de Dereck aburrido Emerson...-lo bueno de su visita es que trae una gran taza de café para mí.
-Quizás sí o quizás es mi testamento en el que, por obvias razones, no te voy a mencionar...-toma asiento en la silla frente a mí y me hace una señal con el dedo medio.
-Estoy seguro que me dejarás tu vieja consola de música y a la odiosa gata...-ya hace dos semanas que me mudé aquí y este sitio se ha vuelto uno de mis más frecuentes.-¿qué tal el trabajo?...-mi respuesta a alguna de sus preguntas con respecto a mi trabajo sigue siendo la misma: un resoplido y una negación con la cabeza.-no comprendo como dejaste que eso pasara, estoy seguro que ahora mismo estarías en Harvard o no sé, tal vez Stanford...-es un hecho que tiene razón, sin embargo no voy a darle la razón por el hecho de que no quiero que piense que soy lamentable.
-Esta es una oportunidad para aprender más antes de poder irme a una enorme universidad como esas...-me hace cara de muerte y resopla con furia ante mi respuesta desinteresada.-además, odio los edificios enormes como esos, así que haberme venido para acá fue la mejor opción...-acerca su rostro consternado hacia mí y niega con la cabeza varias veces.
-Como vuelvas a justificar la mierda que esa mujer hizo, juro que voy a meter tu cabeza en una olla de café caliente...-no sé que es más humillante, si el hecho de que él crea que estoy justificándola o que no tenga algo bueno que decir que me ayude a no verme patético.-en otras noticias: hoy tendremos cita doble...-continúo escribiendo, ignorando toda estupidez que haya salido de su boca y bebiendo mi café de forma elegante.-vamos Dereck...-ha intentado hacerme salir con otras mujeres desde que llegué aquí, pero no ha tenido éxito ni una sola vez.-si sigues así te volverás virgen de nuevo...-no voy a levantar mi cabeza para preguntar qué significa eso porque evidentemente debe ser alguna perversidad.
-Qué Dios nos libre de que te juntes con alguien que vuelve a ser virgen...-finalmente levanto la cabeza para mirarlo y lo que me encuentro es una cara de odio.-tengo mucho trabajo pendiente y a diferencia de ti, yo sí amo lo que hago...-pone los ojos en blanco y se levanta, refunfuñando como un niño pequeño, de la silla.
-Tengo la certeza que un día de estos, aunque sea obligado, voy a hacer que metas esa verga en algún lugar...-abro los ojos un poco más de lo normal y observo en todas direcciones para ver si alguien nos está mirando.
-¿Te quieres callar? Alguien puede oír tus estupideces y pensar tonterías...-acerca su rostro sonriente al mío para susurrar.
-Lo único que van a pensar es que estás falto de sexo amigo mío...-me da una suave cachetada y finalmente se va del lugar.

No estoy falto de sexo, ni de mujeres, ni de nada solamente quiero tener un poco de paz y quizá normalidad en mi vida. ¿Es mucho pedir?

Alzo la cabeza hacia el techo y cierro los ojos por un instante para tratar de recuperar la concentración que tenía antes de que llegaran a interrumpirme.

Bajo la mirada nuevamente, estiro mi espalda y me dispongo a continuar con lo que escribía cuando algo sobre la mesa llama mi atención.

Sobre la esquina de la mesa descansa un pequeño objeto blanco que en su interior normalmente esconde una carta y en su exterior debe traer el nombre del dueño de esa carta.

Acerco mi mano al sobre y lo tomo confundido, ya que no sé a quién pertenece ni porque lo han dejado en mi mesa, pero estoy seguro de que el idiota de mi amigo no lo trajo consigo.

-Disculpe...-llamo al joven que trabaja aquí y este se acerca con una sonrisa amable.-creo que alguien se le ha caído esto y lo han puesto por error en mi mesa...-el joven frunce el ceño confundido y nuevamente me sonríe con amabilidad.
-Señor, creo que el caballero que sale de la cafetería en este momento la ha dejado en su mesa...-giro mi rostro hacia la puerta de la cafetería y veo a un hombre de cabello canoso salir del lugar.
-¿Podría por favor cuidar mis cosas por un segundo?...-me levanto de la silla y avanzo hacia la puerta en la que el hombre canoso se encuentra encendiendo un cigarrillo.

Gracias al grupo de jóvenes que entró a la cafetería y me impidió avanzar por unos instantes, el hombre se alejó de la puerta del lugar y no pude alcanzarlo para hablar con él.

Cuando finalmente logré salir, él ya se encontraba lo suficientemente largo para no escuchar cuando lo llamara.

Frustrado por ello, abro el sobre lentamente, observando todavía en la dirección en la que el hombre avanza y saco la carta.

Bajo la mirada y leo la primera línea:

"Mi querido profesor.."

Levanto la mirada hacia la dirección en la que se ha ido el hombre y una expresión horrorizada se dibuja en mi rostro.

Cuando vuelvo a mis sentidos, vuelvo a mi mesa en la que el joven aguarda pacientemente a que vuelva y tomo asiento en mi lugar.

-¿Lo ha alcanzado, señor?...-me pregunta con amabilidad, pero al ver mi expresión su sonrisa se borra.-¿acaso no ha podido llegar a él?...-bajo la mirada a la carta en mis manos y sin pensarlo dos veces, la arrugo lo más que puedo para entregársela al joven.
-No lo alcancé, pero me alegra no haberlo hecho, tal parece que solo es un acosador...-el joven mira asombrado la bola de papel en sus manos y me mira con vergüenza antes de irse.-como si esta puta ciudad no pudiera ser más mierda de lo que me imaginaba, ahora tengo a una de las ratas de la farándula siguiéndome...-suelto el aire con frustración y trato nuevamente de recuperar la concentración para continuar escribiendo.

Tengo la esperanza de que en algún momento alguien vendrá a decirme que ya puedo volver a mi hogar porque ya la bruja se ha ido de ahí. ¡Maldita zorra despreciable!

Cuando recuerdo cómo empezó todo, me regaño internamente por ser un tremendo estúpido y no ver que había algo más allá que solamente un enamoramiento ingenuo, que esos ojos escondían demasiada oscuridad y que ella solamente era una víbora vestida de mujer.

Mi querido profesor. ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora