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Sus ojos se levantan cada nada y bajan de nuevo para continuar analizando lo que tiene entre sus manos. Quizás fue un error haberlo llamado para que me diera su punto de vista sobre esto.

Camina de un lado a otro, leyendo y leyendo mientras que la incertidumbre y la ansiedad me comen los nervios.

Finalmente baja el cuaderno y se acerca a la silla que se encuentra frente a mí. No logro descifrar esa expresión, pero quizás no signifique algo malo. 

–Para ser honesto, esto que leo no se siente como una novela de amor...-vuelco los ojos con rabia cuando coloca mi cuaderno sobre la mesa nuevamente y me da su veredicto.
–Vamos...-digo con furia antes de arrancarle mi cuaderno de las manos para leer lo que he escrito.-te aseguro que esto es la cosa más romántica que vas a leer en toda tu vida...-en respuesta solo recibo una risa burlona y una negación de cabeza.
–¿Cómo puedes decir que eso es romance cuando ni siquiera siento lo que tú sientes cuando lo escribes?...-se acomoda mucho mejor en la silla y se acerca hacia mí un poco.-lo que describes ahí no es amor real, es solamente un dolor de cabeza para ambos personajes que no parecen ni tolerarse...-toma dos hojas de papel y las coloca una junto a la otra para hacer uno de sus famosos ejemplos.-el papel que tiene el personaje principal masculino debe ser el de un salvador de la protagonista o al menos ser su salvavidas, pero este no es más que un tremendo hijo de puta que juega con ella para poseerla hasta el fondo y hacerla su marioneta...-toca mi cuaderno con la punta de su dedo y lo arrastra ligeramente hacia él.-¿qué demonios pasó con las novelas románticas que escribías y en las que podía sentir que realmente amabas a esos personajes?...-eso me arranca una risa sin pizca de humor que de inmediato se vuelve una una mueca de fastidio.
–Voy a mejorar de aquí al concurso si es lo que deseas, sin embargo sigo considerando que esto es lo más romántico que leerás en toda tu miserable vida...-digo antes de levantarme de mi silla para ir hacia la nevera por un par de cervezas.

No comprendo cómo es que de mi cerebro solo salen estas ideas que pueden llegar a ser "mediocres" para cualquier persona y no sale algo remotamente bueno.

Llevo meses intentando escribir una maldita línea romántica, pero no consigo que nada sea impresionante, espléndido, magnífico, algo que deje al lector con ganas de saber más. Todo lo que sale de mi cerebro son historias llenas de traición y de culpa.

–Oye idiota...-dice él con voz curiosa.-creí que estabas sufriendo una de esas famosas crisis de desamor, pero esto que has escrito aquí está increíble...-vuelvo a mi asiento con las dos cervezas en las manos y le ofrezco una.-úsalo...-dice ofreciéndome la maldita carta que recibí hace tres días en la universidad.
–Esta porquería no lo escribí yo, la escribió algún descerebrado para hacerme una broma de mal gusto...-abre los ojos un poco más de lo normal y me arrebata la carta nuevamente de la mano.
–Pues lo que sea esto, es un hecho que es de alta calidad y lo puedes utilizar en una de esas novelas que intentas escribir...-le arrebato la carta de las manos y la arrugo antes de tirarla al suelo.
–No pienso utilizar nada que alguien haya hecho para jugarme una estúpida broma...-de repente el aire se siente
pesado y la pregunta que ronda por mi cabeza desde que él apareció en mi puerta amenaza con salir finalmente.-¿has sabido de ella?...-frunce el ceño profundamente y levanta la mirada hasta mis ojos antes de responder.
–Pues sigue apareciendo en las revistas con una enorme sonrisa en sus labios, así que supongo que está bien o al menos en la medida de lo posible...- mi respuesta es solamente un asentamiento de cabeza y un suspiro.-al día de hoy no comprendo que fue exactamente lo que pasó entre ustedes dos, pero sé que fue todo culpa de ella y la prueba máxima de que está podrida por dentro es el hecho de que estés aquí en este maldito lugar y no en tu hogar con tu madre...-choco mi botella de cerveza con la suya y le regalo una sonrisa aliviada porque, en efecto, sus palabras han traído alivio a mi sistema.
–¿Qué dices? Si este lugar es el paraíso, sólo escucha: tengo compañeros que sienten lástima por mí, mujeres que se comen mi cuerpo con sus ojos y una extraña acosadora que me manda cartas tremendamente empalagosas y fuera de lo común. ¡El paraíso de todo soltero!...-mi sarcasmo le arranca una risa y un asentamiento de cabeza.

La noche en la que me desperté por la pesadilla y leí esa carta que ahora está hecha un puño en el suelo, no le tomé la más mínima importancia. Pero a la mañana siguiente, cuando intenté botarla, no lo logré.

Por extraño que parezca, cuando me dispuse a desecharla, solo conseguí quedarme sentado leyéndola un par de veces más y tratando de entender qué demonios era eso o quién la había escrito.

Leerla no hacía que mi corazón palpitara ni nada parecido. Sin embargo, una carta me parecía un gesto bastante inusual para alguien de este siglo, era un acto tan cursi e ingenuo que casi empalagaba.

Más la última de mis preocupaciones es una maldita carta o su dueña, ahora mismo solo necesito recuperar aunque sea un poco de mi vida normal y no lo lograré pensando en una mujer que ha escrito una carta de amor a un simple hombre desdichado de su vida como yo.

Y pensándolo bien, es posible que esta mujer se haya leído todas las novelas de amor existentes en el mundo y por eso cree que yo podría llegar a ser el hombre que ella está buscando, pero se equivoca. No soy más que una débil sombra entre el montón de sombras del mundo.

Mi querido profesor. ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora