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"Mi querido profesor:

Meditando profundamente en su última carta y en todo lo que usted decidió contarme, me he dado la tarea de tratar de encontrarle una solución a su dilema.
Estoy consciente de la enorme magnitud que podría tener una mala decisión que se tome, pero a la vez creo que un salto de fe es lo que se necesita para poder salvar la vida de alguien a quien se llega a estimar y creo que usted necesita dar ese salto de fe por primera vez en su vida.
Estoy consciente del impacto que puede tener una sola acción desinteresada en la vida de alguien que está interesado en vivir y también creo que su acto le puede ayudar a esa mujer que se encuentra en aprietos a recobrar un poco de amor por la vida.
Mi querido profesor....
Creo que todos hemos pasado por un momento bajo en nuestras vidas y el sentido que le dábamos a todo poco a poco se queda atrás, pero muchas veces los seres de luz que llegamos a tener en nuestras vidas nos ofrecen esa gota de esperanza que solemos perder en el camino.
Aunque no sé la magnitud de dolor que pueda estar sintiendo la mujer de la que me hablaste, estoy consciente de lo delicado que puede llegar a ser nuestro corazón y la fragilidad con la que se rompe el espíritu si no hay nadie ahí para pegar todas las piezas.
Y si lo pienso con especial atención, quién mejor para recoger todos los pedazos que alguien que se preocupa sinceramente por su persona.
Estoy plenamente convencida de que usted es lo suficientemente capaz de ofrecerle una gota de esperanza a alguien que puede haberla perdido por la carga que el mundo ha puesto en sus hombros y aunque sé que usted esperaba que de alguna forma yo la acompañara, quiero que sepa que así como usted está en mis pensamientos siempre, espero yo también estar en los suyos cuando crea que el miedo no lo dejara moverse.
Puedo ser tu fuerza si eso es lo que quieres o el lugar de descanso si es lo que necesitas, te aseguro que estaré gustosa de ser ese algo en lo que pones todas y cada una de las cargas que sé que llevas en la espalda.
Solo escucha a tu corazón, Dereck y sé que él te dirá la respuesta que necesitas oír para tomar la decisión que creas correcta.
Y no te preocupes, te aseguro que la imagen que tengo de ti no cambiará porque ayudes a alguien que necesita tu ayuda.

Se despide de usted su ferviente observadora.

PD: No soy alguien que se deja dominar por los celos y menos cuando estoy segura de que tú eres mi destino."

Leo esa última frase un par de veces más y por más que trato de evitarlo, una sonrisa estúpida se dibuja en mis labios. Debo calmarme porque en este momento no estoy sólo.

Guardo la carta nuevamente en el sobre y la escondo dentro del bolso que siempre llevo a la universidad antes de salir del auto para acercarme a Matt. Su mirada incrédula es bastante cómica.

–Pienso que no estás en todas tus facultades...-pongo los ojos en blanco antes de dar un paso hacia la entrada.-¿pero qué mierda haces, Dereck?...-dice él sujetando mi brazo con firmeza y haciéndome detenerme en mi sitio.
–Dije que vendría a este lugar a buscar a alguien y eso es lo que haré...-me quito su mano de mi brazo y observo la entrada de la tan dichosa "Ciudad roja" en la que vive Emma.
–Y yo te vengo diciendo desde que dijiste que querías venir aquí que esto era una mala idea porque aquí solo hay trabajadoras de la noche...-él gira su rostro hacia la entrada de la ciudad y luego enfoca su mirada en mí.-Dereck...-sé que tiene mucha razón y sé que en este lugar no hay personas con las que me juntaría, pero ahí hay alguien que me preocupa y necesito encontrarla lo más pronto que se pueda.
–Ella está en problemas y necesito ayudarla o van a matarla...-él abre los ojos un poco más de lo normal y se pone a caminar de un lado a otro antes de responder algo.
–¿Estás consciente de que viniste a la Ciudad roja solamente a buscar a una mujer que posiblemente se acuesta con otros hombres y que por ello alguien quiere matarla? ¿Es que acaso una noche con ella hizo que te enamoraras perdidamente y por eso no puedes pensar con claridad en este momento?...-aprieto la mandíbula con fuerza para tratar de calmar la rabia que ese pensamiento hacia ella me hace sentir.
–Para empezar, ella no es ninguna prostituta, es una profesora que trabaja en la universidad y que está escondida en este lugar porque alguien la esta tratando de matar por un crimen que estoy seguro que no cometió...-dejo escapar el aire antes de proseguir.-y yo no me he acostado con ella...-cuando giro mi rostro hacia la entrada de la ciudad, me doy cuenta que dos mujeres vienen caminando hacia nosotros.-mierda...-él también enfoca su mirada en la dirección en la que yo tengo puesta la mía y la misma palabra que ha salido de mis labios escapa de los de él.

Me doy cuenta rápidamente que todos los rumores que han surgido alrededor de este sitio tienen bastante razón porque esas dos mujeres que avanzan en nuestra dirección son tremendamente hermosas y podrían ser la perdición de cualquier hombre.

–Por todo lo que es bueno y santo...-dice Matt antes de tragar una enorme roca de saliva.-son hermosas...-quiero responderle que se mantenga enfocado en lo que estamos buscando, pero ni siquiera yo me creo capaz de mantenerme enfocado.
–Creo que el cielo nos ha bendecido hoy con la llegada de tan hermosos hombres...-cuando una de ellas puso su mano sobre mi pecho, sentí que mi corazón se había detenido por un instante y reanudó su marcha a una velocidad inhumana.
–Creo que encontré a mi príncipe...-sé que la que dijo eso fue la mujer que en este momento está con Matt porque estoy muy pendiente de los movimientos de la que mantiene sus manos sobre mí.
–Nosotros....La verdad es que no hemos venido para ser atendidos por ustedes, solo...Solo estamos a...aquí porque estamos buscando a alguien...-hay algo en los ojos de esta mujer que me impide pensar con claridad y hablar corrido.
–Puedo ser ese alguien a quien buscas...-cuando ella toma mis manos y las coloca en su cintura, un escalofrío recorre toda mi columna vertebral.

Sus carnosos y enormes labios se acercan lentamente a los míos, haciendo que pierda la línea del pensamiento racional y decente. En su lugar, un millón de preguntas comienzan a bailar por mi cabeza a la velocidad de la luz: "¿Y si me dejo llevar? ¿Qué puedo perder? ¿Puedo darme el lujo de tener una noche increíble con ella? ¿Puedo ser condenado mañana y solamente hundirme en el infierno hoy?"

Finalmente pude descubrir ese infierno que todos describían cuando se metían con una de ellas porque no se podían resistir a su belleza y cómo ese desliz provocaba una pelea matrimonial que terminaría en divorcio algún día. La línea del pensamiento racional se había cortado y el deseo era el que hablaba por mí.

Sin embargo......

Mi querido profesor. ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora