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Abro los ojos muy lentamente cuando el sol calienta mi pierna derecha y el poco aire que corre por la habitación hace que el calor se vuelva intolerable.

Tal vez sea producto del sueño que todavía tengo, pero parece que el techo se ha acercado demasiado hacia mí y está a punto de caerme encima. Como sea, quizás solamente sea mi imaginación.

Hago el débil intento por volver a dormirme cuando me doy cuenta que la ventana junto a la cama no es mi ventana y que en efecto, esta no es mi cama. ¿Qué mierda?

Mi cabeza comienza a dar demasiadas vueltas cuando me logro sentar en el colchón y me percato que nada en este sitio me pertenece ni me es remotamente conocido. ¿En dónde demonios estoy metido?

Estoy mirando en todas direcciones del apartamento cuando la puerta de entrada se abre y veo al motivo por el que Matt y yo vinimos a este sitio en primer lugar.

–Emma...-mi voz sale muy ronca y bastante pesada, como si viniera cargada de plomo.
–Profesor Emerson...-dice sin voltearse para mirarme.
–¿Me explicas qué es este lugar y cómo demonios llegué aquí?...-cuando se quita el abrigo, me doy cuenta que en su espalda tiene una cicatriz que parece bastante grande.
–Mi casa...-eso me toma completamente desprevenido y me termina de despertar.
–Entonces...-bajo la mirada al colchón en el que estoy sentado y de un brinco me levanto.-perdóname Emma, yo no...-ella gira lentamente para mirarme y su cara extrañada hace que la frase quede a la mitad.
–¿Acaso te estás disculpando por dormir ahí?...-mi expresión apenada parece responder a esa pregunta.-creo que entre más conozco a los británicos, más me doy cuenta que son extraños...-una risa burlona escapa de sus labios antes de que se retire hacia la otra habitación.

Desearía poder entender todo lo que está pasando y cómo demonios terminé en este lugar, justamente con la persona a la que estaba buscando en primer lugar.

–Emma...-digo cuando estoy en la entrada de la habitación en la que ella está.-¿cómo demonios terminé en tu casa y...-me tengo de golpe cuando me doy cuenta que algo falta o más bien, alguien.-Matt...-tengo la intención de ir a por mi teléfono cuando ella sostiene mi brazo con firmeza para que me quede en mi lugar.
–Está dormido en el sillón de la sala...-el alivio me invade rápidamente el sistema ante eso.
–Bien, ¿ahora puedes responder a mi pregunta o debo quedarme como un imbécil esperando a responder las preguntas solo?...-suelta mi brazo lentamente y deja escapar el aire.
–Las mujeres que fueron por ustedes dos a la entrada son mis conocidas y me informaron que uno de ustedes no paraba de decir mi nombre...-siento que me estoy ruborizando porque estoy seguro que el que dijo su nombre fui yo.
–Mi amigo y yo venimos específicamente a verte...-su cara se llena de extrañeza y ni una sola palabra sale de sus labios ante eso.-quiero saber qué es lo que pasa porque estoy cansado de escuchar rumores que sé que son mentira...-ella hace el intento de moverse, pero yo la tomo de los brazos y se lo impido.-Emma...-al principio pensé que me iba a mandar al demonio por estar insistiendo, pero algo en sus ojos se ablandó y me hizo ver que me iba a contar todo.

Jamás había pasado tanto tiempo frente a una persona que se mantenía en silencio y que miraba a la nada como si lo que estuviera a punto de decirme era el peor crimen de la historia.

–Cuando cumplí catorce años, me enamoré de alguien que estaba muy por encima de mi nivel...-su expresión muestra mucha tristeza.-venía de una familia muy rica y todos lo amaban por el carisma que tenía, pero él nunca se valía de su dinero ni de el puesto que tenía su padre...-creo que ese hombre del que habla es el del puesto elevado al que asesinaron y salió en todos los medios.-era una persona muy humana...-en este momento soy un espectador que no entiende absolutamente nada de esta historia.-le confesé mis sentimientos, ya que de alguna forma nos habíamos vuelto cercanos y aunque al principio él no los aceptó, después me confesó que él también había estado enamorado de mí por mucho tiempo, pero que yo le resultaba alguien imposible...-quiero decir un comentario sarcástico sobre esa frase estúpida que tenemos los hombres para mantener a la chica que nos gusta cerca de nosotros, pero creo que no es el momento.-ya te podrás imaginar que empezamos una relación...-asiento con la cabeza en respuesta y aguardo a que continúe con la historia.-su familia se puso a nuestra relación desde el primer instante en el que él les dijo, así que lo mantuvimos en secreto por muchos años, al menos hasta que terminamos la secundaria y las cosas se volvieron más complicadas para ambos...-la forma en la que su rostro se contrae por la tristeza que siente por eso de alguna forma me hace sentir mal de que me lo esté contando.
–Cuando dices que se volvió complicado, ¿exactamente a qué te refieres?...-ella me mira a los ojos por unos instantes y casi parece dudar de responder a eso, pero igual lo hace.
–Creo que ninguno de los dos estaba realmente preparado para lo que su familia estaba dispuesta a hacer para separarnos y al final, aunque nos doliera, ambos decidimos hacerlo...-creo que esa historia empieza a tornarse bastante oscura y a partir de este momento solo será oscuridad para ambos protagonistas.-cuando empecé a trabajar como profesora en una de las universidades más prestigiosas de la ciudad, recibí una visita inesperada...-por su expresión, ya  puedo deducir quién fue a visitarla ese día.-se había casado hacía dos años y su esposa estaba esperando un hijo...-sus ojos están vidriosos y el dolor ha pintado su rostro.-estaba feliz de que había formado una familia, pero también me sentía destrozada porque quería ser la chica con la que se había casado y que esperaba un hijo de él...-esta historia parece sacada de un maldito libro y creería que es mentira si no me hubieran dicho de antemano que la persona que murió fue alguien de alto rango.

Cuando una lágrima comienza a descender por su mejilla, ella se levanta de la silla y se va a la cocina por un instante. Siento que debería ir hacia allí y decir unas palabras de aliento, pero no se me ocurre nada.

La verdad es que he estado por mucho tiempo creyendo que era el único que sufría y que se sentía atrapado en un infierno, pero parece que no soy el único que sufre.

Ella vuelve a tomar asiento frente a mí y yo hago el intento por mantener la compostura, ubicar mi cabeza y controlar las palabras que salen de mi boca para no arrinconarla en una esquina con este tema tan delicado.

–Lo siento mucho, Emma...-es lo único que logra salir de mis labios y ella parece que no lo toma mal.
–Seguimos viéndonos después de eso y ambos nos confesamos que seguíamos enamorados, pero que ya era imposible que algo sucediera entre ambos...-ahora la rabia parece haber invadido su sistema porque su rostro se contrae y sus ojos ya no muestran esa amabilidad de siempre.-estoy segura que ya sabes cómo terminó eso y aunque no lo puedo asegurar, creo que su familia lo mandó a matar y quisieron que toda la culpa recayera sobre mí como mensaje de que tuve que haberlos escuchado cuando me lo advirtieron...-acuesta la espalda contra el respaldar de la silla y levanta las cejas y las manos en señal de cansancio.-y ahí está la verdadera historia...-no me puedo imaginar cuántas veces pudo haber dicho esa historia y nadie le creyó.

Me inclino un poco hacia adelante cuando el montón de recuerdos de las personas que preguntaban sobre si lo que había pasado con Cara había sido verdad y el montón de insultos que la gente me gritaba en las calles al creer que la historia de esa víbora era cierta.

–Te creo, Emma...-mis palabras al principio parecen no tener ningún efecto, pero después de unos instantes de reprimirse, me doy cuenta de las lágrimas que comienzan a descender por sus mejillas.

A veces solo se necesita de una persona, sin importar quien sea o de dónde venga, que crea en las palabras que decimos, que crean nuestra versión de los hechos y que esté ahí para nosotros.

Mi querido profesor. ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora