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Mi madre una vez me dijo que cuando el envejecimiento va marcado su paso en la persona, la tolerancia hacia las cosas va disminuyendo a gran velocidad y que también viene el fastidio, la pereza y la inseguridad hacia lo que se desconoce. Evidentemente en ese entonces no le creí, pero ahora se a lo que se refería.

Hago mi mayor esfuerzo por mantener mi expresión neutral y pasiva para que él se atreva a contarme todo, pero me desespera ver que no hace el más mínimo esfuerzo por apurarse. Esta es una de esas actitudes que me recuerda que él es el menor de nosotros.

-No me convence del todo...-dice después de leer algo que escribí.-todavía le hace falta la magia del romance...-después de dar su veredicto, acuesta su espalda en el respaldar de la silla y me mira a los ojos.
-¿Es todo?...-la confusión pinta su rostro rápidamente.-¿no planeas decirme nada sobre lo de Anna?...-alza las cejas con sorpresa y lleva una mano a su cabello para rascarlo por un largo rato.
-Pues...Yo...La verdad no tengo mucho que decir sobre ese tema...-dice tartamudeando y balbuceando puras estupideces.
-¿No tienes mucho que decir? Aparte del hecho de que tienes un anillo en el dedo que demuestra que realmente estás casado con ella y que tuve que enterarme por medio de tu esposa...-levanto una mano y estiro un dedo en su dirección.-porque al parecer mi imbécil hermano menor decidió ocultármelo por ningún motivo en especial...-deja escapar el aire con indignación y se inclina hacia adelante antes de responderme.
-No quise decirte nada porque en ese momento estabas pasando por todo el asunto de Cara y el divorcio, y todo eso que ya de por sí mantenía a toda la familia fastidiada, entonces no-no quise...-se detiene de repente y nuevamente deja escapar el aire.-creí que te ibas a decepcionar de mí por casarme con ella o peor, creí que te ibas a enojar por planear casarme en un momento tan duro para la familia...-ahora el que suelta al aire con fastidio soy yo.
-Para empezar, no fue duro para toda la familia, solo fue duro para mí...-sé que todos pasaron un mal rato con mi divorcio, pero solo porque sufrieron por mí, por verme mal y porque básicamente fui la carga de ellos en ese instante.-fui yo quien lo vivió, fui yo quien tuvo que pasar por toda la mierda de las cámaras y la vida de la farándula en la que esa zorra me involucró, así que no te atrevas a poner a la familia como una de las razones por las cuales no me dijiste de tu boda...-golpeo la mesa un par de veces con la punta del dedo para que me mire.-tú has vivido conmigo toda tu vida, me conoces desde siempre y sabes cómo soy, y aún así creíste que me iba a decepcionar porque encontraste a alguien que te va a cuidar...-una risa sin pizca de humor escapa de mis labios ante esa absurda idea.-siempre pedías que te tratáramos como a un adulto, pero con esto demostraste que efectivamente eres el menor de todos y que tu mente aún no ha madurado...-me toma por sorpresa que un suspiro aliviado escape de sus labios y no una maldición.-¿y ahora qué te pasa?...-cuando sus ojos se encuentran con los míos, una risa bastante aliviada escapa de sus labios.
-Eres la primera persona en decir que alguien me cuidará y no que tengo el deber de cuidar a alguien...-intento reprimir el efecto que sus palabras ha tenido en mí desviando la mirada y frunciendo el ceño.
-Si bueno, esto sería algo que hubiera dicho si hubiera asistido a la boda, pero como no asistí, entonces vas a tener que hacer como que nunca las dije...-una ligera risa escapa de sus labios y me hace posar la mirada sobre él.

Por un breve y curioso momento, solo observé su rostro y me di cuenta que este ya no era el rostro de aquel niño que solía perseguirnos a Apolo y a mí por todo el jardín para que lo dejáramos participar en nuestros juegos de espiar a los vecinos, ni tampoco era el del niño que se quejaba de que no lo dejábamos jugar a los videojuegos violentos que mamá odiaba. Y ya no sería ese niño nunca más.

Reprimo el impulso que tengo de sonreír con nostalgia al entender que mi pequeño hermano ya ha dejado de ser pequeño y ya no me necesita para que lo cuide.

-Tú me recuerdas mucho a él, ¿sabías?...-dice después de unos instantes en silencio.-cada vez que estoy contigo, siento que tengo a papá enfrente y me siento cómodo...-me levanto lentamente de la silla y me acerco a la que está a su lado para tomar asiento.
-¿Esa es tu forma de decir que soy más apuesto que tú?...-eso le arranca otra sonrisa.-oye...-paso un brazo alrededor de sus hombros y lo acerco un poco hacia mí.-estoy muy orgulloso de ti y de todo lo que has hecho, tú realmente estás cumpliendo lo que papá siempre nos decía, ¿lo recuerdas?...-asiente con la cabeza en respuesta y se yergue en la silla para meterse por completo en el papel de papá.
-Decía así "sin importar lo que les diga la gente del exterior, sé que ustedes llegarán a la grandeza por sus propios méritos" o algo parecido....-ahora el que ríe soy yo.-gracias hermano...-dice antes de extender su puño en mi dirección para que los choquemos.-por cierto, ¿qué demonios hacías tan temprano en esa cafetería? Anna es una de las primeras personas que entra ahí a recoger su café antes de ir a trabajar y siempre dice que es la mejor hora para ir porque no hay nadie...-pongo los ojos en blanco antes de alejarme un poco de él para responder a esa pregunta con todo el dramatismo del que soy capaz.
-Una palabra: Whisky...-frunce el ceño con latente confusión y se aleja un poco para mirarme mejor.
-Tú no bebes...-paso una mano por mi cabello con fastidio y asiento con la cabeza en respuesta.
-Por la tarde del día anterior, Apolo vino con el documento de la corte donde me notificaban que falló otra vez en mi favor y dijo que aunque él pudiera nuevamente solicitar que reanudaran el caso, no sería fácil porque Cara tiene muchas cosas a su favor...-alza las manos para que me detenga y me mira con una expresión llena de incredulidad.
-Lo único que esa perra loca tiene son puras mentiras...-alzo las manos al cielo y asiento frenéticamente con la cabeza.
-Eso fue exactamente lo que yo dije, así que después de que se fue y me dejó con la puta notificación, yo entré en rabia y comencé a beber Whisky...-la justificación por mi momento de ebriedad sonaba mucho mejor en mi cabeza.
-Y de alguna forma terminaste en la cafetería...-asiento con la cabeza en respuesta y hago mi mayor esfuerzo porque no note mi vergüenza.-la verdad, no puedo creer que hayas pasado la noche ahí y que te hayan dejado quedarte así sin más...-carraspeo mientras rasco mi cabeza ligeramente antes de contarle el dato más absurdo de toda esta historia.
-Lo peor del asunto es que no estuve sólo...-sus ojos muestran sorpresa y curiosidad por lo que le acabo de decir.-alguien estuvo a mi lado todo el rato hasta que la cerraron...-levanta las cejas y me hace una señal con la mano para que prosiga.-no lo puedo asegurar, pero creo que es la mujer que me envía las cartas...-abre los ojos un poco más de lo normal y se acerca a mí.
-Espera, ¿la viste? ¿Ya sabes cómo es? ¿Tiene cara de acosadora o es hermosa? Vamos, dime todo...-alejo su rostro empujandolo desde la frente con dos dedos y me levanto de la silla.
-Podría responder a cada una de esas preguntas si por lo menos recordara algo...-suelta el aire con fastidio y pone los ojos en blanco antes de cubrirlos con una mano.-tiene ojos azules...-quita la mano de sus ojos rápidamente y me mira a los ojos.-eso dijo el joven que trabaja en la cafetería...-analizándolo mejor, me doy cuenta que no es un dato que me vaya a ayudar mucho para saber quién es la extraña mujer.

Por más que le doy vueltas al asunto y a las mil posibilidades de que quizás esa mujer me conozca, mi cabeza pega contra una enorme pared o llega a un laberinto sin salida porque nadie en este sitio me conoce bien.

-Te gusta...-levanto la mirada hacia él y solamente niego con la cabeza en respuesta.-lo creí porque te ves muy interesado en ella...-me acerco al escritorio donde tengo la última carta y la tomo en mis manos para arrugarla completamente hasta volverla una bola.
-Jamás me va a gustar alguien de quien no conozco ni el color de su cabello...-cuando giro, él ladea la cabeza ligeramente y me mira con esa expresión de no creer en lo que estoy diciendo.-enviar cartas de amor solo por no poder decir las cosas a la cara creo que es el símbolo de cobardía más grande...-una extraña inquietud me recorre la espalda rápidamente ante eso.-jamás me voy a enamorar de ella, te lo aseguro...-no voy a permitir que algo como esto cause algún tipo de confusión en mí.

Creo que soy lo suficientemente inteligente para entender que alguien que no tiene la valentía de decir las cosas a la cara ni de ver a los ojos a quien dice amar, es simplemente alguien que no sabe lo que quiere, que no sabe lo que está buscando y que solamente tiene en su cabeza la idea errónea sobre lo que es amar a alguien. Aunque para ser honesto, ni siquiera creo que yo sepa lo que es amar.

Mi querido profesor. ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora