Dejo de escribir en mi libreta por un instante para tomar un sorbo de café y estirar ligeramente mi espalda. No lo puedo asegurar del todo, pero a mi parecer, hoy las ideas fluyen como el agua.
Antes de continuar, analizo esa idea que vino a mi mente de repente y elaboro la situación en mi cabeza antes de escribirla sobre la hoja. Desde hace dos semanas no recibo ninguna carta de esa extraña mujer y gracias a ello, he tenido inspiración suficiente para escribir y concentrarme en la historia que deseo postular para el concurso.
Hace unos días mi hermano me llamó para darme la buena noticia de que la corte le ha dado una segunda oportunidad a mi caso y que debo estar preparado para el telegrama que me puede llegar en cualquier instante con la fecha de mi próxima auditoría.
Sin embargo, he evitado pensar en el hecho de que cuando vaya a la corte con mi caso nuevamente, tendré que verle la cara a esa zorra cínica que decidió arruinar todo lo nuestro por otra persona.
Me levanto de la silla y me acerco a la cafetera donde está el café caliente para servirme otra taza. Necesito mantenerme despierto tanto como se pueda para poder escribir lo suficiente esta noche.
Cuando me dispongo a volver a la silla, el sonido de la puerta abriéndose me hace detenerme en mi sitio y ponerme alerta. En cuanto veo el rostro de Matt, mi sistema se llena de fastidio y de rabia.
–¿Qué demo...-dejo la frase a la mitad en cuanto veo que trae sus maletas en las manos.-por Dios...-digo con voz cargada de cansancio.-nunca me escuchas cuando te hablo...-su mirada cansada me da a entender que lo que pasó no fue nada agradable.
–Pues tenías razón cuando me dijiste que no me apresurara...-tira las llaves sobre el desayunador y deja escapar el aire con mucha pesadez.
–¿Qué sucedió?...-se acerca al sillón y se deja caer sobre él como un niño sobre el colchón de sus padres.
–Estábamos teniendo una cita increíble y volvíamos a casa para...-levanto una mano en señal de que se detenga y que no me dé detalles asquerosos sobre lo que sea que iban a hacer.-cuando estábamos en el edificio en el que vivimos y nos acercábamos a nuestras habitaciones, había un hombre esperando afuera de la de ella...-por la forma en la que está agitado, ya me puedo imaginar que ese hombre no venía con nada bueno.-debí haber imaginado que ella no estaba sola porque estaba esperando a "alguien especial", es que eso es una ridiculez que solo a su mente enferma se le ocurriría decirme...-quisiera poder burlarme de él por haber confiado en las palabras desesperadas de alguien a quien acaba de conocer, pero su rostro cargado de rabia y dolor no me lo permite.-te aseguro que no estaba enamorado de ella ni nada que se le parezca, pero me sentía listo para avanzar hacia ese algo del que todos hablan...-quisiera poder encontrar las palabras adecuadas para decirle, pero no se me ocurre nada.-en fin...-dice colocando ambas manos sobre sus piernas y sentándose recto.-mañana mismo empezaré a buscar un apartamento para quedarme, así que no te preocupes...-niego con la cabeza en respuesta y me dispongo a decir algo, cuando él continúa hablando.-por cierto, encontré esto en la puerta...-levanta su mano en la que sostiene una revista y un sobre muy familiar.Por extraño que parezca mis pies, se apresuraron hacia él para tomar ambas cosas y observarlas con atención. Creí por un instante que la última carta que recibiría de ella era la de hace un par de semanas, pero parece que no.
–Puedes quedarte esta noche, pero trata de no hacer ruido...-digo sin levantar la mirada del sobre.
–¿Es esa una carta de tu enamorada secreta?...-levanto el dedo medio en su dirección mientras avanzo hacia la silla frente a mi escritorio.-yo creía que las mujeres eran difíciles de comprender, pero veo que tú no te quedas atrás...-hago como que no he escuchado nada y simplemente leo lo que tengo escrito en la hoja.-Dereck...-me esfuerzo cuanto puedo para ignorar tanto cómo pueda su voz, pero él se acerca a mi silla y la hace girar para quedar frente a frente.-¿acaso te gusta esta mujer?...-ladeo ligeramente la cabeza y le doy una mirada cargada de aburrimiento en señal de que lo que está diciendo está desconectando mi cerebro de la realidad.
–No termino de comprender porque todos ustedes están tan obsesionados con que yo me vaya a enamorar de esta mujer...-intento darme la vuelta, pero él me sostiene con más firmeza para que me mantenga ahí.
–Porque ya es hora de que tengas un poco de acción en esa vida tan aburrida que llevas y que te olvides de una buena vez de esa zorra...-dejo escapar el aire con frustración y pongo los ojos en blanco en señal de que me fastidia hablar de toda esta porquería.
–Lo que tú digas...-digo cuando finalmente logro que suelte la silla. Empiezo a creer que los que están obsesionados con este tema son ellos y no yo.Hago el débil intento de pensar en otra idea, pero el maldito sobre blanco hace que mi atención se centre completamente en él. Había pasado dos semanas enteras sin pensar en nada y ahora de repente tengo la necesidad de abrirlo para saber qué dice la carta.
Despejo mi cabeza de esta extraña necesidad por abrir la carta y comienzo a escribir una idea que vino de repente mi cabeza. Parece que hoy la inspiración está por las nubes.
–Hermano, no es sano que pienses en una mujer que se va a casar pron...-dejo de escribir y levanto la mirada lentamente de la hoja. Mis manos han empezado a temblar ligeramente y mi cabeza ha empezado a dar vueltas.
Hago el intento de seguir escribiendo y de ignorar como él se maldice a sí mismo por darme esa noticia de esa forma tan desinteresada. El sonido de mi corazón latiendo al mil por segundo es terriblemente ensordecedor y tan fastidioso que no puedo continuar con esto.
No sé que me sorprende tanto si al final algo así podría pasar y yo me terminaría dando cuenta. No es nada nuevo que su vida sea algo que esté en boca de todos y mantenga la luz siempre sobre su cabeza.
Sin embargo, no entiendo por qué y a pesar de saber todo y de prepararme para odiarla por tanto tiempo, siento que algo quema como el infierno en mi pecho y un maldito cuchillo se introduce lentamente en mi corazón.
Me levanto rápidamente de la silla y me acerco a la chaqueta que tengo en el perchero para colocármela antes de salir del apartamento dando un portazo. Bajo los escalones de dos en dos y cuando el frío de la noche me pega directamente en el rostro, siento que la respiración se queda atascada en mi garganta.
Doy unos cuantos pasos por la acera hasta que mi mirada se nubla de repente, impidiéndome avanzar. El dolor en mi pecho aumenta en cuanto siento el calor de las lágrimas recorriendo mis mejillas.
Giro en mi sitio y avanzo unos pasos hacia el callejón a mi izquierda en el que la oscuridad lo inunda casi por completo. Es el único sitio en este momento en el que me puedo sentir seguro.
Pego mi espalda en la pared y levanto la mirada lentamente hacia el cielo que es lo único que se puede distinguir entre tanta oscuridad. Después de unos instantes, cierro los ojos con fuerza y me dejo caer hasta el suelo sin importarme qué tan sucio esté.
–Me lo prometiste...-digo entre gemidos ahogados cuando el recuerdo de nuestra boda viene a mi mente.-lo prometiste, Cara...-digo con rabia antes de cubrir mi rostro con una mano y solamente dejar que el dolor escape de mi sistema por medio de las lágrimas.
Esperaba tanto un felices para siempre a su lado, ese cuento de hadas que prometían y ese matrimonio sólido que deseaba, igual al de mis padres. Pero ella me regaló solamente una pesadilla de la que no puedo despertar.
ESTÁS LEYENDO
Mi querido profesor. ♡
Roman d'amour"Todas las grandes historias comienzan en el final de un desastre y esta no era la excepción a la regla." El profesor Dereck Emerson era ese hombre callado y solitario al que todas las mujeres buscaban, más del que toda persona con cerebro y un cel...