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Quito las gafas de mis ojos antes de levantarme de la silla y avanzar hacia la parte delantera del escritorio para quedar frente a ellos. Ya sea parte del orgullo o de la sensación de poder que da la atención de los demás, se siente emocionante que todos me estén viendo en este momento.

En completo silencio y sin mostrar mis intenciones, avanzo hacia la primera fila y me acerco al estudiante sentado en la esquina. Siento la mirada llena de curiosidad de todos los demás, pero más la del joven que tengo frente a mí.

–La respuesta es el silencio...-digo de repente y provocando sorpresa en el joven frente a mí.-muchos escritores creen o creían que el silencio, a la hora de escribir, era la clave para poder realizar una obra maestra...-me acerco a mi escritorio nuevamente y comienzo a golpearlo con el puño cerrado.-otros creían que el sonido traería más inspiración y procuraban estar en los lugares más ruidosos posibles...-detengo los golpes y me recuesto en el escritorio para nuevamente mirarlos.-una de las claves para conocer el ambiente en el que se encontraba el autor es tratar de averiguar el tipo de ambiente en el que se encontraba mientras escribía su obra y para ello, se debe leer la obra en sí...-entrelazo los brazos sobre mi pecho mientras espero por la reacción de confusión de su parte por eso último que dije.
–Profesor...-dice alguien de repente.-¿cómo podríamos identificar el ambiente en el que se encontraba el autor por medio de su obra? ¿Es que no es acaso ficción lo que ellos escriben?...-esa es la pregunta que deseaba responder.

Camino hacia el pizarrón y ahí comienzo a dibujar una línea en la mitad de este para poderles explicar a lo que me refiero. Hacer esta clase de cosas trae recuerdos de mis clases de universidad.

–En toda obra existirá una línea temporal...-giro en mi sitio para dejar que todos vean la línea.-puede que sea una línea temporal en una época medieval y el autor describa muertes violentas, desastres terribles, pobreza extrema o alguna guerra desatada en esa época, pero detrás de cada uno de esos detalles que se ven ficticios, hay una verdad...-me agrada ver como todos toman notas acerca de lo que les estoy diciendo.
–¿Es nuestro trabajo descubrir la línea temporal del autor?...-dice alguien en el fondo del salón cuando le doy la señal para que hable.
–Al tratar de conocer una obra, tenemos el trabajo de descubrir si el ambiente en el que el autor estaba mientras la escribió fue la fuente de inspiración o si fue algo más...-finalmente puedo ver cómo sus caras se alegran por haber comprendido a lo que me estaba refiriendo desde el principio.-para finalizar, me gustaría que todos me entregaran el análisis del escrito de Dickens y para la próxima clase traerán el libro "Cumbres Borrascosas" para leerlo todos juntos...-la señal de que la clase ha terminado suena por toda la universidad y ellos se levantan de sus asientos y comienzan a salir del salón.

Cuando finalmente quedo completamente sólo, estiro mi espalda lo más que puedo y tomo asiento para ponerme a revisar los análisis.

Sin embargo, cuando intento enfocarme en ello, ese "algo" me distrae y me hace soltar el lapicero qué tengo en la mano. Y todo esto es culpa mía por haber traído ese objeto guardado en mi bolso.

Suelto el pesado aire y acuesto la espalda en el respaldar de la silla antes de desviar la mirada hacia el bolsillo del bolso en el que la guardé hoy en la mañana cuando salí del apartamento. O soy idiota o soy un maldito curioso.

Niego varias veces con la cabeza, mientras pienso un millón de cosas sobre mi persona y finalmente estiro la mano hacia el bolso para sacar el objeto. Esto es una completa mierda.

Observo el sobre por unos instantes antes de abrirlo y sacar la carta escondida en su interior. Es posible que lo que venga escrito ahí sea la respuesta a la última carta que le envié y eso me frustra porque le abrí la puerta a ella para que hiciera esa estupidez que tanto desea.

En el instante en el que comencé a abrir la carta, alguien entró al salón y me hizo cerrarla de prisa. Con este gesto cualquiera creería que estoy guardando una carta de alguien a quien quiero, pero en realidad no quiero que vean cualquier palabra cursi que esta mujer haya escrito para mí.

–Profesor Emerson...-el sonido de sus tacones retumba por todo el salón conforme avanza hacia mi escritorio.-¿no desea unirse a nosotros para tomar un poco de café?...-desde que llegué aquí, he evitado toparme con alguno de ellos durante el almuerzo y el café para no tener una conversación incomoda con ninguno.
–Claro...-digo tratando de fingir tranquilidad. Me levanto de la silla y guardo la carta en el bolso nuevamente, todo bajo su mirada atenta y curiosa.-después de usted...-le digo indicándole con una mano que camine delante de mí cuando ya me he alejado del bolso y me he acercado a ella.
–Muy amable...-dice antes de que nuevamente el sonido de sus tacones inunde todo el salón y perturbe la poca paz que tengo en la cabeza.

Cuando hemos salido del salón, me doy cuenta que hay varias personas afuera esperando por ambos y al verme, me regalan sonrisas amables o quizás emocionadas. Siento que algo muy raro deben tener ellos con eso de regalar sonrisas a la gente, especialmente a los desconocidos.

Avanzamos todos juntos por el pasillo como una manada de perros, hasta que me doy cuenta que a dos cabezas adelante mío va la mujer con la que choqué el día que el director llamó a todos para saludarme. No la habría notado de no ser por la mujer de la biblioteca que la hizo girar su rostro cuando le dijo algo que al parecer fue serio o eso parece por su expresión.

El resto del grupo avanza y ella con la bibliotecaria se quedan atrás, como esperando algo o a alguien. Antes de entrar a la sala de profesores, la observo una última vez para comprobar si la expresión que tiene sigue siendo la misma y así es.

Los profesores que ya se encontraban en la sala me miran y me regalan una sonrisa amable. Trato de devolvérselas, pero creo que se me da fatal regalar algo que no tengo.

–Dereck...-giro deprisa cuando escucho la voz del director detrás mío.
–Director...-él se acerca y coloca un brazo sobre mis hombros.
–¿Qué tal te has sentido aquí?...-quizás sea mi imaginación, pero este hombre siempre parece estar pasado de copas.
–Me siento cómodo, señor director...-tomo la taza de café y le regalo una sonrisa antes de beber un sorbo que me quema la lengua.-señor, ¿a la profesora que se encuentra afuera le ha pasado algo?...-frunce el ceño con latente confusión y mira por toda la sala de profesores para ver a quién me refiero.
–Se refiere a Emma...-dice alguien de repente y para responder a la duda del director.
–¡Ah! No te preocupes por ella, es solo la visita diaria...-no sé de qué forma explicarle que no tiene nada que ver con la preocupación sino más bien con la curiosidad.

Hago mi mayor esfuerzo por tomarme el café lo más rápido que puedo y volver al salón para llevarme todas mis cosas. Verlos a todos ellos charlar entre ellos y reírse me hace darme cuenta que realmente este sitio no es agradable para mí.

Cuando ya voy casi terminando mi taza, las dos mujeres que faltaban entran al salón y ahora ambas traen esa expresión sombría. Me doy cuenta deprisa que la mujer que entró a mi salón para traerme hasta aquí tiene una sonrisa de superioridad dibujada en sus labios que va dirigida hacia la profesora que ha entrado.

Termino el poco café que me queda y dejo la taza donde corresponde antes de escabullirme entre la gente para salir finalmente del salón. Al parecer en las universidades de la ciudad también ocurren dramas entre las mujeres.

Avanzo lentamente por el pasillo hacia mi salón cuando algo me hace detenerme de golpe. A poca distancia de donde estoy, puedo ver a dos policías caminando hacia la salida y uno de ellos lleva en su mano un enorme sobre amarillo.

No creo que vengan por mí, ya que por la forma en la que caminan y la dirección en la que van, ya han hablado con la persona que necesitaban y ahora se retiran.

Giro en mi sitio y dirijo la mirada hacia el salón de profesores donde puedo ver a alguien de pie en la pura entrada observando en mi dirección. Tal parece que no soy el único en este lugar a quien la policía observa.

Mi querido profesor. ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora