capítulo7: ¡Villamil está de vuelta!.

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-Que acabas de decir?.

-Lo que escuchaste; pero no fue su culpa; fue mía, solo mía.

-Explícame eso Susana.

-Estábamos hablando y yo le dije algo que lo hizo enojar y...

-No lo justifiques!. La regañó villamil. -Porque sea lo que sea que le hayas dicho, no tenía porqué golpearte.

-Déjame ver si entendí; los golpes que tenías anoche te los hizo él? Verificó Juan Pablo.

-Sí; p pero ya te dije yo lo provoqué.

-Basta ya Susana! Deja de defender a ese hijo de puta!. Volvió a decir villa. -Porque nada, absolutamente nada justifica el hecho de que él te agreda física o verbalmente!.

-Eso ya lo sé; y créeme que no volverá a pasar. De hecho, hoy intenté terminar con él.

Y lo hiciste? Preguntó el hermano.

No; les juro que lo intenté Pero no pude.

-Y por qué no?

-No sé; yo creo que todavía lo quiero y él también a mí y eso es lo que importa no?.

-Niña por Dios! Date cuenta que eso no es amor. Dijo Villa con los ojos cristalizados.

-Él no es así y ustedes lo saben. Respondió ella señalando a Martín y Juan Pablo.

-Lo que pasó ésta mañana demuestra lo contrario. Dijo el pequeño Vargas entre dientes pero de igual forma Isaza entendió.

-Hay algo más que no me han dicho?.

-Bueno... Empezó Martín.

-No, no. Cortó Susana.

-Papo...

-Yo no sé casy nada, porque cuando yo llegué, lo único que alcancé a ver, fue a ese tipo golpeando a Martín en el suelo; mas no tengo ni la más mínima idea de lo que pasó antes.

-Bueno Martín; ya que ella no va a hablar, entonces lo vas a hacer tú. Y no quiero mentiras! Está claro?.

El pequeño Vargas no sabía que hacer. Por un lado, estaba Susana quién lo miraba con cara de ni se te ocurra abrir la boca. Y por otro, Juan Pablo isaza, quién con la mirada le suplicaba que le contara todo con pelos y señales.

-Eem... Yo...

-Cálmese niño. Dijo el ojos verdes.

-No puedo; no sé qué hacer!. Respondió el menor, al borde de la desesperación. -Ayúdame villa! Suplicó.

-Haga lo que crea correcto. Y ustedes, ya dejen de mirarlo así por favor.

-Lo siento mucho Susy pero yo no pienso convertirme en un cómplice de Alejandro. Y tampoco voy a dejar que él te convierta en una víctima más de violencia de género.

-Tienen razón chicos; para ser honesta, no se porqué diablos lo defendí hace rato. No te preocupes marto; yo misma le cuento; así le aclaro por qué llegué con Villa tarde a la casa.

-Muy bien, te escucho.

Susana comenzó a relatar lo que había pasado desde la noche anterior, hasta lo sucedido esta mañana. Al terminar, la cara de isaza estaba más roja que un tomate.

-ahora sí que lo voy a matar!.

-no por favor! Suplicó Susana.

-Y qué quieres que haga? Ver cómo ese imbécil te usa de saco de boxeo cada vez que quiere?.

-obvio que no! Pero ya no quiero más violencia; ya tenemos suficiente con lo que vemos diariamente como para que ahora tú también hagas lo mismo.

-ella tiene razón; pero no te preocupes; vamos a encontrar la manera de hacer que ese idiota pague por cada uno de los golpes que nos dio a tu hermana, a Martín y a mí. Aseguró villamil, acariciando la espalda de Susana.- Y ahora vamos a comer por favor que tengo hambre.

-Y cuándo no? Tú siempre tienes hambre; ya veo que en eso no has cambiado.

-pues no; hay cosas que nunca cambian.

-Y ya aprendiste a cocinar? Porque la última vez que te vi, recuerdo que eras un completo desastre. Dijo isaza entre risas y unos segundos después, contagió a los otros tres.

-todavía no; así que mejor vamos a un restaurante.

-está bien. Concedieron todos y se encaminaron hacia la puerta y se subieron al auto de villamil para dirigirse al restaurante donde los Juan Pablo solían almorzar cuando eran unos colegiales.

-este lugar me trae muchos recuerdos. Dijo el Juan Pablo mayor con nostalgia cuando entraron al lugar. -te acuerdas villamil, cuando después de comer nos escabulliamos en la cocina para robar lo que quedaba de la comida de los trabajadores?. Villamil no estaba prestando atención a lo que su amigo decía, pues estaba perdido en la mirada de Susana.

-Villa, me estás escuchando? Preguntó el chico del sombrero al ver que su amigo no respondía.

-Villa? Volvió a preguntar pero el ojiverde seguía sin responder.

-villamil! Gritó y su grito resonó por todo el lugar atrayendo las miradas de todos los presentes.

-villamil? Esta vez fue una señora de mediana edad quien preguntó y sin esperar respuesta les gritó a todos los que estaban en ese lugar:

No puede ser! el joven villamil volvió!.

-siiii! Gritaron todos y se echaron a correr hacia dónde estaban los cuatro amigos sentados. Villamil le quitó el sombrero al mayor y salió corriendo del lugar seguido de sus acompañantes y de todas aquellas personas que estaban allí.

-perdón; creo que no debí haber gritado. Se disculpó el mayor en cuanto se detuvieron a esperar para poder cruzar la vía.

-Y después el sapo soy yo. Dijo el pequeño mientras se reía abiertamente de los Juan Pablos.

-Y ahora qué vamos a hacer? Preguntó Susi mientras sostenía la mano de su hermano mayor. Alguien iba a responder esa pregunta pero un grito de los perseguidores se escuchó a lo lejos.

-allá van! vamos chicos, todavía podemos alcanzarlos!.

-Correr; eso es lo que haremos. Y con esa afirmación del pequeño Vargas comenzó nuevamente aquella persecución. Corrieron más o menos una hora y cuando se detuvieron para recobrar fuerzas, un oficial de policía apareció y parado frente a Martín preguntó:

-alguien me puede explicar qué diablos pasa? Por qué están corriendo de ese modo? Por qué carajo están todos golpeados?.

Nota

Este capítulo se lo dedico a @Kathepinedaofc
Gracias amiga por tu apoyo.

la última canción  - Juan Pablo Villamil & Susana Cala.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora