Algunos meses después, María Cristina se encontraba en su celda hablando con una persona que ella conocía muy bien.
Mira, solo necesito que te lleves a este mocoso y lo botes en cualquier pipote de basura que encuentres. Habló la pelinegra entregándole a aquella persona un bebé de aproximadamente una semana de nacido.
Y por favor, Juan Pablo, cuida de que nadie te vea, no quiero que alguien conocido sepa de este engendro del demonio. Fue lo último que dijo para hacerle una seña a quien la acompañaba para que se fuera y este así lo hizo aunque con lágrimas en los ojos, pues sentía que ese bebé no tenía la culpa de lo que fuera que hubiera pasado, pero también sabía que no podía decir ni hacer nada, Pues para eso le habían pagado.
Clemencia y Mauricio se encontraban caminando por el parque como solían hacerlo frecuentemente, cuando de pronto vieron a lo lejos algo moviéndose en un pipote de basura que estaba cerca de donde ellos se encontraban.
Con cautela, ambos caminaron hacia el lugar mencionado, aunque ya cerca de su objetivo, Mauricio se quedó de pie, como pensando si era buena idea acercarse o no, pues no sabían lo que había allí.
Clemencia por su parte no dudó ni un segundo y fue ella quien terminó de dar los últimos pasos que la separaban de su objetivo, y ya allí, con cuidado buscó lo que se movía y una vez que lo tuvo entre sus manos, su corazón latió con fuerza y sus ojos se abrieron como platos.
Es un bebé ¡Mau! ¡Un bebé!. Exclamó la mujer con lágrimas en los ojos, al mismo tiempo que su esposo la envolvía entre sus brazos con cuidado de no aplastar al delicado ser que ella cargaba con tanto cariño.
¡Santa María! ¿Quién carajo tiene el corazón tan duro como para abandonar a una criatura indefensa?.
No lo sé, Mau, Pero lo único de lo que puedo estar segura, Es que no puedo dejarlo aquí.
Sabes que te apoyo, amor, pero ahora que la veo mejor, esa niña como que me resulta familiar. Comentó Mauricio, mirándola fijamente.
Por Dios, Mauricio, apenas tiene como mínimo una semana, no es posible que ya se parezca a alguien. Refutó clemencia, incrédula.
Por otra parte, en algún lado del globo terráqueo, se encontraba un Martín Vargas muy emocionado saltando de un lado a otro y gritando como loco.
Lo logré ¡chicos! ¡Ya me gradué de diseñador! ¡Lo logré! ¡Por fin puedo montar mi propia empresa de modas!.
Felicidades, Marto, sabíamos que lo lograrías. Dijeron los tres al mismo tiempo abrazándose a él como unos koalas.
De pronto la expresión del joven decayó, lo cual fue notado de inmediato pero fue Juan Pablo quien se atrevió a preguntar.
¿Qué fue lo que pasó?.
Bueno es que como ustedes saben, yo seguí estudiando en la universidad de los Andes y bueno la graduación Es en Bogotá. Informó con una pizca de tristeza en su voz.
De verdad no entiendo cuál es el problema con eso. Dijo su hermano y ambos Juan Pablo voltearon a ver a Martín, totalmente de acuerdo con lo que Simón había dicho.
Es que me gustaría que ustedes estuvieran allí. Dijo el pequeño Ya a punto de soltarse a llorar.
Mira, Martín, sé en lo que probablemente puedes estar pensando y déjame decirte de una vez que estás muy equivocado; ya ha pasado algún tiempo y creo que me siento bien para volver a Bogotá, O al menos solo para tu graduación porque sé que es algo muy importante para ti y es lo mínimo que puedo hacer después de que prácticamente dejaras tu vida en Bogotá por mí.
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la última canción - Juan Pablo Villamil & Susana Cala.
FanfictionJuan Pablo villamil Cortés, es un joven que sueña con conquistar la industria musical y entre sus planes nunca estuvo enamorarse pero luego de reencontrarse con su amigo de la infancia Juan Pablo isaza y conocer a su hermana Susana, su vida dará un...