la última canción - Juan Pablo Villamil & Susana Cala.

capítulo 25: abuso.

A la mañana siguiente, Simón se despertó abrazado a su hermano; con cuidado se separó del abrazo y con mucha pereza miró la hora en el reloj para ver si podía dormir un poco más ya que tenía mucho sueño, mas al darse cuenta de que era un poco tarde, se levantó, se arregló más rápido que un rayo y despertó a Martín ya que tenía que ir a la estación de policía y él se había ofrecido a acompañarlo pues no tenía clases ese día, además quería ser parte de la investigación.

  Al llegar, el oficial ordenó un rico desayuno para él y su hermano y después de comer, reunió a varios policías para decirles lo que debían hacer en el día.

  Después de eso le dijo a máximo espíndola, 1 de sus mejores oficiales que saldría un momento, Así que él debía quedarse a cargo e informarle todo lo que pasara en su ausencia.

  Espíndola por supuesto aceptó sin hacer preguntas ya que como era obvio, Simón era su jefe y no podía desacatar ninguna orden que proviniera de él; los Vargas por su parte salieron rápidamente de allí y se dirigieron rumbo al cementerio a buscar las tumbas de los chicos ya que Simón había conseguido una orden para profanarlas, y lo debían hacer lo más pronto posible pues necesitaban respuestas, mas lo que nunca se imaginaron fue lo que encontrarían allí.

  Por otra parte,  Juan Pablo isaza se encontraba en su celda sentado en su cama reflexionando sobre todo lo que había pasado cuando de pronto sintió a alguien que entró de golpe perturbando la paz del chico.

¡Hey! ¡Tú! Ya deja la pereza y ve a limpiar mi celda ahora mismo!. Demandó Sebastián Villalobos, el criminal más poderoso de esa cárcel.

  ¿Y Qué pasa si no quiero?. Lo retó y como respuesta obtuvo un golpe en la cara seguido de otros más.

  Golpéame todo lo que quieras pero no pienso seguir tus órdenes porque a mí nadie me manda. Sentenció e intentó sentarse nuevamente en la cama pero Sebastián fue más rápido y antes de que pudiera hacerlo, lo tomó por el cabello y lo empujó fuera de la celda.

  ¡Suéltame!. Gritó Isaza al mismo tiempo que intentaba zafarse de su agarre pero Villalobos era mucho más fuerte y no se lo permitió.

  ¡Cállate!. Ordenó bruscamente y estampó su puño contra la cara contraria haciendo sangrar su nariz al instante.

  ¿Por qué no te defiendes? ¿Acaso es que eres un hombre nada más cuando tienes un arma en la mano?. Investigó Sebastián con un tono burlesco, al mismo tiempo que seguía propinando más golpes en la cara del contrario.

  Isaza no pudo responder ya que Villalobos le dio un golpe en la mandíbula y como si fuera poco, detrás de él aparecieron sus cómplices y entre todos lo golpeaban con diferentes objetos.

  ¡Ya basta por favor! ¡Déjenme en paz!. Suplicaba en el suelo pero al parecer ninguno de los chicos estaba dispuesto a detenerse y siguieron golpeándolo hasta que lo dejaron inconsciente.

  Luego de que había perdido el conocimiento, como si lo que le hicieron No había sido suficiente, decidieron seguir torturándolo y esta vez hicieron entrar a una chica a escondidas para que abusara de él.

  Mmm Juan Pablo, no sabes cuánto voy a disfrutar esto. Fueron las últimas palabras de la chica antes de quitarle la ropa por completo y violarlo bajo la mirada atenta de todos los presos.

  Un rato después, Juan Pablo se despertó en su celda con el cuerpo totalmente adolorido y mucha sangre en sus manos y en su ropa.

  Intentó moverse para buscar ayuda pero el horrible dolor en todo su cuerpo no se lo permitió; además que estaba amarrado a las patas de la cama con unas esposas y Sebastián estaba sentado en la cama a su lado.

  Ay Juan Pablo, qué mal que no estabas despierto para disfrutar a la mamacita que tenías. Se burló mientras isaza intentaba desamarrarse sin éxito alguno.

  Pero no te preocupes porque ella sigue aquí y puede volver a repetir lo de hace un rato sin ningún problema; claro, esta vez contigo consciente. Siguió hablando con una sonrisa macabra en el rostro.

  Al principio el chico no entendía A qué se refería Sebastián, pero al sentir un dolor agudo en su parte baja lo entendió y sus lágrimas comenzaron a caer de sus ojos como si de un río se tratara.

  ¡Hijo de puta! ¡Hiciste que me violaran! ¡Eres un maldito! ¡Te odio con todas mis fuerzas! ¡Me las vas a pagar!. Gritaba a todo lo que sus pulmones daban, mientras el otro sólo se reía y disfrutaba del sufrimiento de Juan Pablo.

  Ay ya deja el drama no es para tanto; además yo solo estaba cumpliendo órdenes. Soltó tranquilamente, mientras Isaza por su parte, solo seguía llorando sin parar y pensando quién sería capaz de ordenar que hicieran algo así.

  ¿A sí? Y se puede saber ¿quién carajo te mandó a hacerme esto?. Interrogó y La sonrisa burlesca de Sebastián se ensanchó mucho más.

  Uy Juan Pablito, lo siento mucho pero no puedo darte esa información; si quieres saber, No sé, tal vez deberías pensar en quién te odia tanto como para hacerte algo así. Respondió y sin más salió del cuarto dejando a un Isaza confundido, humillado, destruido y amarrado.

  Dios mío ¿por qué esto me pasó a mí? Yo sé que hice mucho daño pero tampoco para que me pagaran con esto; yo de verdad no sé quién pudo planearlo Pero de lo único que estoy total y completamente seguro es que voy a hacer lo que sea para encontrarlo y cuando lo haga, le haré pagar por este sufrimiento. Declaró entre lágrimas y unos minutos después, Sebastián llegó para desamarrarlo y volvió a salir como si nada hubiera sucedido. El ensombrerado por su parte intentó cerrar los ojos pero cada vez que lo intentaba, esas palabras de Sebastián se repetían en su mente una y otra vez haciendo imposible que conciliara el sueño.

  Un rato después el chico logró dormirse por fin pero lo que no sabía, era que eso solo había sido un poco de lo que le pasaría más adelante.

  desde ese día, Juan Pablo no volvió a ser el mismo y mucho menos al descubrir quién estuvo detrás de todo eso.