capítulo 9

929 72 23
                                    

POV Wanda:

Ya llevo aquí casi tres meses. Han pasado poco más de dos y medio desde mi cumpleaños. Fue un completo caos. Por lo visto, le dije a Dominga toda la verdad. Que el matrimonio de Strange conmigo es pactado. Pero eso no es lo peor, si no, que ahora tiene excusa para molestarme todo el tiempo. Tiene razón en parte, la relación con Stephen se ha vuelto demasiado íntima. No dormimos juntos, ni nos hemos dado más allá de un pico cuando es necesario. Pero, casi siempre, estamos agarrados de la mano, o nuestras miradas se entrelazan. Se le ha hecho costumbre agarrarme de la cintura constantemente, hablarme al oído... Además de sus comentarios con segundas intenciones, que no me molestan en absoluto. La tensión entre nosotros es tan palpable, que incluso América se ha dado cuenta. No puedo hablar de Wong, pues se fue de viaje la mañana siguiente a mi cumpleaños y aún no ha regresado. Se supone que lo hará hoy. Necesito que ya llegue. Pues él es quien más sabe del creador del darkhold. Chthon. He intentado buscar información por mi cuenta. Pero, pareciese que los libros que contienen algo que me ayude, están sellados.

Dominga no para de decirme que esa tensión se eliminaría si me acostara con él. Me ha dicho textualmente cosas peores, pero no pienso repetirlas. Pasamos demasiado tiempo juntos, pues la partida repentina de Wong, ha ocasionado que yo le ayude a entrenar a los alumnos. También pasamos muchas horas en la biblioteca. Incluso, me acompaña cuando estoy cocinando. Y hoy... Llevo todo el día sin verle. Siento un vacío grande. Estoy demasiado acostumbrada a su compañía, y el no tenerle cerca, me causa una cierta soledad. No se qué está haciendo, he ido esta mañana a despertarle para desayunar, pero ya se había ido.

Respecto a Peter, se la pasa por aquí constantemente. América, él y Dominic, son íntimos. Están haciendo bromas al resto de alumnos. Los pobres, ya no se sienten a gusto en ningún momento.

—¡Wanda, buenos días! —Me saluda una efusiva América.

—De buenos días nada, son las seis de la tarde. —Le recuerdo.

—Bueno, no me regañes. He estado haciendo cosas importantes. —Suelta con orgullo y yo le alzo las cejas en respuesta.

—¿Ah sí? ¿Cómo cuáles? —Pongo mis brazos en jarra.

—¡Ya lo sabrás! —Termina la conversación y se va dando saltitos.

Nuestra relación ha mejorado, admito. Desde que se percató de que yo también iba a dar clases, quiso venir todo el tiempo conmigo. Según ella, Strange la cohibe de sacar todo su potencial. Tiene un límite de aprendizaje diario para no saturarse. Lo ve injusto. Pero es completamente coherente. Lleva toda su vida huyendo, debe comprender la importancia de la calma.

—Wanda, cariño. Te veo estresada. —Suspiro.

—No lo estoy.

—¡Que mentirosa! Eso es por qué llevas sin ver al yernito todo el día. —Ruedo los ojos.

—Dominga, estoy bien. Eres tú quien le echa de menos. —Estoy empezando a sentirme irritada.

—Pues si, pero yo lo admito. Tu no. —Sentencia de brazos cruzados.

Le doy una mirada molesta y me responde con una mueca.

—Ya te he dicho cómo solucionar tu problema.

—¡Si! Hasta métodos anticonceptivos me has dado. —Alzo los brazos.

—Me muero de ganas de tener un nieto, pero, hay que ser precavidos. No se ha presentado a ningún examen de salud últimamente niña, debo cuidarte. —Muerdo el interior de mi mejilla y salgo al patio.

Muevo mis pies sin parar, estoy nerviosa. ¿Y si le ha pasado algo? A pesar de que no he soñado, ni he sentido ninguna voz, desde la noche de mi cumpleaños, me siento angustiada. Hay una amenaza que se cierne sobre nosotros, y el doctorcito este, no se reporta. Dominga suelta una carcajada al verme.

Entre Tu Mundo Y El MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora