Capítulo 4:

888 106 54
                                    


POV Wanda:

Observo asombrada no sólo lo bien que han reconstruido todo, si no como lo han mejorado. Está todo tan increíblemente bien congeniado que mejora incluso más a cómo era antes. Es cierto que cuando vine no me fijé demasiado en la decoración, era lo que menos me importó, pero la mezcla que tiene ahora de cómo era antes con un pequeño toque más moderno es asombroso.

Strange me conduce escaleras arriba para mostrarme mi cuarto. Se supone que tienen una serie de habitaciones preparadas por si ocurre alguna emergencia. Bueno, esto parece ser una.

No nos hemos encontrado con nadie, y América no me ha dirigido la palabra. Me preocupa saber que piensa por qué realmente, no quiero hacerle ningún mal. Perseguirla por todo el multiverso estando completamente indefensa es algo que nunca me voy a poder perdonar. Cuando su poder se excedía más allá de lo que ella podía controlar y abría portales, yo que notaba el gran miedo que se apoderaba de ella, algo dentro de mi me pedía perseguirla más, conseguir que tuviera cada vez más y más pavor de mí.

Jamás olvidaré como me repugna ahora lo que en ese entonces, me hacía sonreír.

—Wanda, ¿sigues conmigo? —Me pregunta Strange cuando lleva un rato hablándome y se percata que no he escuchado ni una sola palabra.

Suspiró por qué no quiero decirle todo lo que mi cabeza está pensando en estos momentos. Creo que ni yo lo sé. Todo dentro de mi es tan complejo que no sé cómo enganchar los pedazos de mi que se han roto para recontruirme paso a paso.

—Stephen, no quiero estar aquí.

—Eso ya lo sé. Pero ya lo hemos hablado Wanda. Descansa está noche, mañana verás todo diferente. Por cierto.—Anuncia cuando está apunto de salir. —Avisame si necesitas cualquier cosa, mi habitación está a tu derecha. Nuestras paredes se juntan... No dudes en llamarme. Da igual la hora. —Dicho esto sale, y me deja sola.

Rebusco en las maletas que Stephen me ha subido. No me ha dejado agarrar ninguna. Ni siquiera con mis poderes. Dice que no quiere que los use aquí de momento.

América y Wong han llevado a Dominga a su habitación. Ha insistido en que nos quería dejar, según ella, "solitos".

Ahora que estoy en silencio, es cuando todo se me viene encima. Ha sido un día tan raro, eso ya es complicado decirlo en mi vida, pero sí, lo ha sido. Esas dos voces son en realidad el interior de mi cabeza. La voz de ese hombre... Solo con recordarla se me ponen los pelos de punta. Es evidente que no tiene buenas intenciones. Y también lo es, que quiere o necesita algo de mí. Por eso en gran parte decidí venir a Kamar-Taj. Si estoy sola y consigue lo que quiere, no se qué podría hacerle al mundo. El poder que tengo es lo suficientemente grande y poderoso como para acabar con cualquiera si lo utilizas de cierta manera. Trago saliva por qué estos pensamientos me están dando aún más insomnio del que ya tengo. Me remuevo en la cama de un lado a otro, horas y horas... Hasta que irritada, abro los ojos de golpe. Me duele la cabeza de tanto pensar y de no descansar. Con un bufido decido levantarme de una vez por todas de la cama.

Bajo las escaleras en busca de la cocina. Strange me quería enseñar todo el lugar pero ha sido un día tan agotador que solo quería meterme en la cama. "Para lo que te ha servido" Pienso mientras por fin encuentro la cocina.

Hay un pequeño reloj en una de las mesitas. Me fijo en la hora. "05:25 AM" ¡Perfecto! Voy hacer el desayuno.

No se a que hora se levanta esta gente, pero tienen pinta de que lo hacen muy temprano. No pienso volver a la cama y seguir dando vueltas y vueltas.

El primero en venir a la cocina es Wong.

—¿Has echo el desayuno? —Pregunta sin acercarse demasiado.

—No he dormido mucho así que... Cocinar me desestresa. Si no os molesta que lo haga... Claro. —Susurro.

—Si la comida es medianamente decente y mi estómago no se queja, no seré yo quien lo haga. —Sonrío para mis adentros y le extiendo el plato. —Tortitas ¿Eh? Veamos, esto no sabe hacerlo cualquiera.

Strange entra ahora, y suelta un "buenos días" mientras toma asiento.

—Strange, Wanda cocina mucho mejor que tú. —Escondo una sonrisa mientras les termino de servir los cubiertos.

—Wong, no creo que seas el más indicado para hablar.

—Eso es golpe bajo. —Le suelta ofendido y empieza a comer de nuevo.

—¿Qué pasó? —Indago mientras le pongo el plato a Strange.

Nuestras miradas se conectan mientras agarra el cubierto, y sigo sin saber descifrar su mirada. Niego y vuelvo a las tortitas.

—Echó aceite en una sartén y quemó media cocina.

—¡América! Eso no es verdad.

Sigo sonriendo mientras Wong y América, que acaba de llegar, no paran de discutir sobre qué pasó ese día exactamente.

Mientras estoy hechando las tortitas a América, Strange se posa a mi lado. Le doy una mirada rápida mientras sigo a lo mío.

—¿Qué tal dormiste anoche? —Doy un pequeño salto cuando me percato que me lo acaba de decir al oído.

—Bien. —Falso.

—Sabes que mientes muy mal ¿Verdad? No has dormido nada.

—¿Cómo sabes eso? —Dejo el trapo encima de la encimera y muevo todo mi cuerpo y mi cara hacia él.

—Te dije que nuestras paredes están pegadas. Estuve escuchando toda la noche el sonido de la cama, eso es por qué te removías sin parar. Además, tus ojeras también son un signo bastante claro. —Echo mis hombros para atrás, incómoda.

—Yo no te escuche a ti nada.

—Yo no hago ruido para nada, Wanda. —Vale, será mejor que empiece a acostumbrarme a lo sarcástico que es. —Eso es bueno, de cierta manera. —Comenta, mientras me ayuda a preparar todos los platos. Pues yo aún tampoco he desayunado. — Si alguien intenta secuestrarte podré ir rápido.

—No creo que necesite mucha ayuda que digamos. — Decido seguirle el juego. Esto puede ser hasta divertido.

—Imaginate que te aten las manos.

—Puede meterme en su mente sin necesidad de mover nada, Strange. —Repito su nombre como el ha dicho el mío. De un modo juguetón.

Le regaló una sonrisa mientras le arrebató el plato de las manos. Me acerco a América y le doy las tortitas en silencio. El ambiente entre nosotras es tan tenso que no se ni que decir.

—Gracias. —Murmura. Solo le regaló un asentimiento. Cuando prueba un trozo dice—Esta rico. Por fin alguien sabe cocinar.

Deacuerdo... Eso se ha sentido como una victoria.

—Perfecto, tenemos que pensar bien como actuaremos a partir de ahora frente a los demás... —Strange calla de inmediato por qué Dominga acaba de levantarse.

—¡Niña, buenos días! —Se acerca para darme un sonoro beso. —Buenos días calvito.

—Señora, ya le dije ayer que no estoy calvo. Solo tengo... Poco pelo. —Dice Wong ofendido mientras frunce el ceño.

—Si, si, calvito, lo que tú digas. —El susodicho bufa por lo bajo. —Buenos días yerno.

—Buenos días señora. —Le responde con gentileza.

—No me llame señora, soy Dominga, tengo un nombre facilito. —Ruedo los ojos.

—Dominga vamos a desayunar. —Ella me asiente sonriente.

Pero cuando voy a agarrar el plato, una fuerte punzada en la nuca y una voz que no puedo distinguir que me dice, hace que mis piernas dejen de funcionar y lo vea todo obscuro. Lo único que escucho antes de perder el conocimiento es a Stephen gritar mi nombre.

Nota de la autora *Olis a todos, aquí teneis un nuevo capítulo, y quería decir algo importante, Strange no tiene los mismos pensamientos hacia Wanda, que Wanda hacia Strange... Todo se entenderá cuando empiece a escribir más POVS de él también, pero ahora me quiero centrar más en Wanda. Quiero daros las gracias por qué la historia es número 1 en el hashtag scarletwich y casi lloro (igual lo hice, pero poquito) muchísimas gracias por el apoyo, de nuevo, ¡¡y nos vemos muy pronto!! Besitos🫶❤️

Entre Tu Mundo Y El MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora