Capítulo 10

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POV Strange:

América sigue inconsciente en su cuarto. Wanda, Wong y yo la acompañamos. Wong no para de repetir que ese libro no debería haberse abierto. Pues es peligroso. Pero no explica el por qué. Al parecer estaba muy bien custodiado. Sin embargo, una novata como América, ha logrado conseguirlo sin problemas. Si esa es la mayor seguridad de Kamar-Taj, da mucho en que pensar.

La que me preocupa es Wanda. Tiene la mirada perdida. Está centrada solo en la cama y no suelta nada. Me exigió que la dejase allí tirada y socorriese a América. Igual vio algo que nosotros no. Pero por lo visto, Wong y Wanda se han puesto de acuerdo para mantener la boca cerrada.

Dominga entra con rapidez a la habitación. Mi ceño se frunce de inmediato por qué, se que no entraría así en este momento si no fuera importante.

—El grupito de hechiceros que son más serios que los calzoncillos que usaba mi difunto esposo, están abajo. Y por lo visto, piensan quedarse. Traen maletas. —Sentencia con demasiada parsimonia.

Wanda y yo nos miramos entre sí. Así que ya ha llegado el día. Realmente, pienso que se han retrasado mucho. Creí que los tendríamos pegamos a la nuca todo el tiempo. Wanda alza las cejas y agacha la cabeza.

—Wanda cariño, no te preocupes. Yo me encargo de traer algo de tu ropa a la habitación del yernito. Debíais dormir juntos ¿No? —Alza sus cejas observándonos. Asiento.

—Vamos de una vez. Quiero hablar con América cuando despierte. —Dicho esto, sale de la habitación decidida.

Doy un último vistazo a la cama. Realmente, estoy preocupado. El que América no reaccione después de horas, me da muy mala espina.

—Strange tranquilo, yo la cuido. —Me asegura Wong con un asentimiento de cabeza.

Salgo tras Wanda. Se me ha adelantado unos pasos. Pero con tres zancadas, la alcanzó con rapidez.

—¿Qué tanto te preocupa? —Ahora que estamos solos, me decido a averiguar.

—Son solo sospechas.

—Si resultan ser ciertas, estaremos preparados. Y si no... Las palabras se las lleva el viento. —La aliento a que se sincere.

Sus grandes y expresivos ojos verdes me penetran. Está a punto de abrir la boca, cuando es interrumpida por Clea. Cómo no.

—Hola parejita. ¿Os molesta que nos quedemos aquí unos días? —Sonríe con bastante desagrado.

—Algunos más que otros, sí. —Asegura mi acompañante cruzando sus brazos.

—Bueno, espero no ser yo una de ellas. —Me repugna su descaro. —En fin... Vamos a elegir habitaciones. Ya sabéis... Tienen que percatarse de que vuestra relación sea de verdad.

—¿Vais a dormir con nosotros para saber si tenemos intimidad o qué? —Wanda está irritada y es una cerilla ardiendo. No pienso interferir.

—¡No estaría mal! —La preciosa pelirroja la ve atónita. —De hecho, yo me quedaré el cuarto que está al lado del de Stephen. —Pestañea confundida, y se acerca a susurrarme.

—¿Cómo sabe ella cuál es la habitación que está al lado de la tuya? Es decir, la mía. —Me reclama. El deje de enfado en su voz es muy identificable.

—¡Ah bueno!, entonces debo advertirte que desde esa habitación escucharás todo lo que hagamos. Así que sí, serás consciente de que nuestra relación no es falsa. —La sonrisa se le va borrando con cada palabra que suelto. — Y no es mi habitación, es nuestra. Que quede claro. —Agarro a Wanda de la mano e ignoro completamente a Clea dejándola atrás.

Entre Tu Mundo Y El MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora