Capítulo 21

475 39 17
                                    

Pov Wanda:

Me aferro a su espalda como él se aferra a mi. No se qué está pasando, pero escucharle sollozar en mi oído y notar su cuerpo tembloroso y su evidente desesperación, me están matando por dentro.

—¿Stephen? —Digo con suavidad. —¿Estás bien?

—Eso debería preguntar yo... —Contesta en un hilo de voz.

Con el pasar del tiempo, su cuerpo va relajándose y sus sollozos empiezan a desaparecer. Se aleja de mi unos centímetros y me observa directamente a los ojos. Trago saliva. Acuna mi cara entre sus manos y acaricia mis mejillas.

—Todo está bien. —Digo por qué creo que es lo que necesita oír. Asiente.

Vuelve a abrazarme pero esta vez es un abrazo normal. No siento su desesperación tan vivaz. Todos han salido del cuarto, ahora que me fijo. Me da un pequeño pico en los labios después de romper el abrazo. Y otro en la nariz. Eso me hace sonreír.

—Extrañaba esas arrugitas alrededor de tus ojos y la forma en la que se te enchinan cuando sonríes.

—¿Extrañabas? Llevo una noche dormida Stephen. —Frunzo el ceño cuando él niega.

—Llevas semanas cariño. Estabas en coma. —Mis cejas se juntan aún más y le regaló una mirada incrédula.

—Pe-pero si...

—¿Qué ha pasado? —Agarra mis manos y las cuela entre las suyas.

Me recompongo de la sorpresa y le explico con detalles todo lo que ha pasado, desde quién es la mujer, la incursión que hemos causado, hasta mis sospechas de ser una mutante.

—¿De verdad crees serlo? —Encojo mis hombros.

—No lo sé... Pero sería una respuesta fundamentada de por qué siempre he tenido poderes. —Parece meditarlo un momento.

—Esta bien, investigaremos lo que quieras. —Dice para después dar un beso en el dorso de mi mano.

La puerta se abre con agresividad lo que me obliga a dar un pequeño brinco por qué ha roto toda la burbuja de golpe. Dominga entra con una bandeja de comida.

—Lo siento yernito, te la he dejado mucho tiempo. Pero yo también necesito disfrutar un poco de su compañía antes de que el señor se la lleve.

—¿¡Dominga!? —Suelto, incrédula.

—Bromita. —Sonríe mostrando todos sus dientes y yo ruedo los ojos. Stephen asiente sonriente.

—Voy a hablar con Wong y América. Debemos prepararnos para irnos cuanto antes. —Asiento y dándome un beso en la frente, sale del cuarto.

—¡Ay niña! —La frase le sale en un suspiro. —¿Se puede saber que te ha pasado? ¡Habías muerto!

—Ya te predije que mi vida es complicada. —Niega haciendo un sonidito de Cástor.

—Esta bien, pero cuéntame mientras comes.

Acepto y le resumo mi sueño... Aunque algo que sigue rondándome el cerebro, es que Illyana me dijera con tanta seguridad que yo también puedo viajar por el multiverso. ¿Puedo hacerlo?

Cuando intento levantarme para tomarme una ducha, noto que las fuerzas abandonan mi cuerpo y caigo de golpe en la cama, de nuevo.

—¿Pero qué? —Maldigo cuando al levantarme me tiemblan las piernas.

Puede que yo no notará estar débil tantos días mentalmente, pero físicamente todo se me está despertando de golpe. Stephen entra y al notar mi debilidad, se ofrece a ayudarme.

Entre Tu Mundo Y El MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora