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— ¿Sucede algo? — preguntó una somnolienta Lina al ver a Javier fumando un cigarrillo. Este la miró con una sonrisa antes de regresar su vista hacia la ventana.
— Solo pensaba en cómo las cosas han cambiado... — explicó. Sintió aquella electricidad al sentir los brazos de la chica envolver su cuerpo.
— ¿Eso es algo bueno? — preguntó esta interponiéndose entre la ventana y Javier.
Javier sonrió.
— Tú eres algo bueno para mi — confesó antes de besar sus labios, esta aceptó gustosa, envolviendo sus manos alrededor de su cuello.
— Javi... — la chica gimió mientras cerraba los ojos ante su tacto gentil por su espalda - Te quiero... creo... estoy enamorada de ti - susurró. El pelinegro no pudo evitar contraer el rostro, sintiendo su pecho arder ante tal confesión. Este fingió una sonrisa antes de besarla nuevamente.
- Desearía poder presentarte a mis padres - comentó Javier, algo que evidentemente hizo tensar a la chica - ¿Qué hay de los tuyos? - preguntó este al verla con la guardia baja. Lina sacudió la cabeza antes de hablar.
— Ellos... — llevaba ya tiempo sin mencionar sus nombres, por lo que las emociones parecían jugarle una mala pasada - fallecieron hace mucho tiempo en un accidente automovilistico — Mintió — Tenía una hermana igual.
— Lo lamento tanto, Lina... — la abrazó, depositando un gentil beso en su cabeza.
— Yo también — comentó la chica mientras su mente se encargaba de atormentarla con sus muertes a manos de Pablo.
— ¿Cómo se llamaban? — preguntó Javier con interés.
— Mi padre Severiano, mi madre Sonia y mi hermana, Valeria... — Grave error. Este la abrazó con fuerza. Sintiéndose miserable por utilizar su inestabilidad para conseguir información.
— Sin duda estarían muy orgullosos de ti — aquello hizo que riera la chica.
¿De qué estarían orgullosos?, ¿De no poder salir de aquel infierno?, ¿De ser la amante de Pablo Escobar?. Pensó.
